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el cerco del enemigo, pero como no podía hacerlo por el mortífero fuego del riflero, ¡¡e llenó de angustia, y ordenó la retirada. Ante esta humillante órden, los soldados miraron con recelo al Oficial, protestando con toda energía y decisión; y al m01nen– to se le cuadra un indita de oficio vena– dero, que le ofrece matar al tirador ene– ¡nigo, pero había para ello la gran difi– cultad de poder localizarlo. Y aquí, surge

la acci6n heroica, en aras del más acen~

drado patriotismo, que sólo anida en el pecho de los humildes hijos del pueblo. .JUAN MILLON, uno de los soldados, her– mano del venadero, con el rostro radiante de coraje encendido por la 1181na del va– lor, le dice: "Hermano, listo a los palos del patio de donde salen los liras, que yo me pondré de blanco para que tú dispares al riflero, al momento que asome para ha– cerme fuego", y, dando un salto sobre la hinchera, el saHo de la mueríe, se puso de pies y desafiante en ella. El momento

fue indescdpiibJemente aterra~or; el ri– flero nlleslro escudriña con la r(\lrada, mo– 1nento en que de un árbol sal,:, una cabeza y un rifle que apunta, y, al Instante, dos

detonaciones se oyen, y dos cuel"pos caen,

para no levantar jamás. . .

La acción imponderable de M1l10n le– vantó el entusiasmo, calaron baY0!,eta, y con ciego furor afacmon al ~nemlgo ha– ciéndolo desalojm la casa vecma que ocu-paban. .

Millón fue enterrado en la mIsma zanja de la hinchera, poniéndole sobre. el pecho el Oficial Balladares, sus propIas insignias de Oficial.

Así me contó el leguito, en cuya men– te ele noventa y cuatro años desfilaba el amargo recuel-do de aquel horrible tiem– po, que dejó en su corazón de jovo;n. el eierno acibar del odio y del lencor, unlCO BRIda que al pueblo queda, de las luchas frah icidas.

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cIJ,~~~iKat" áei efJ1et ~epeda

¿QUiÓI1 es 01 CoronQI don José lepeda?

Leonés de cepa, nació en el barrio de Zaragoza, en casa situada a la vera de la anfigua "Calle Real", zona y dominio du– rante la colonia de los auténticos y bra–

"OS "criollos", y lugar de agitadas luchas. De joven don José Zepeda, se dedicó al estudio de las letras y obtuvo el título de Bachiller en Derecho; mas, nacido para las armas, hizo si así puede decirse su pa– santía en ellas, con su tío el Coronel don Román Balladares, también leonés y figu. ra de relieve en el partido liberal.

Hombre ya de armas, surgió de lleno el Coronel Zapeda a la vida militar en la azarosa época nacida con la independen–

cia; época de revoluciones, de xnasacres y

de crímenes.

En Ja espeluznante y espantosa gue– 'Ta de 1824, de que ya he hablado; cuan– do la ciudad de León estaba asediada y casi tornada por las huestes de Salas y Sa– casa, y gemía y se acababa entre la san– gre y el incendio a que sus agresores la

1enían someiidal existía iodavía una casa,

apenas ya un reducio, en la que se ha– llaban sosteniendo la embestida enemiga, las milicias lean esas. El Oficial que las dirige y manda es don José Zepeda, quien, al ver que asomaba el pánico en el pálido

rostro de sus soldados, cual otro Cortés, quemando las naves para dejar a s,:,s honl– bres entre la lucha o la muerte, CIerra la única puerta de salida, le echa llave y la arroja lejos, y obliga así ±!,mbién a sus soldados, a pelear corno vahentes o a mo–

l ir en el encierro.

Continúa el tiempo, el estado de anar– quía ha pasado, pero las r~v~luciones y las guerras siguen su apocahphca carrera. Zepeda se siente acica!eado por la sed d~

figuración que le habían dado ya sus prI– meros triunfos, y corre y se 'l-presta }le!,o d" esperanzas bélicas, en aquel. eJerClto que venía con el General FranclSco Mo– razán en una lucha de héroes, hac;iendo la unión de Centro-América, Y a su lildo combate con valor y arrojo en "La Trini– ciad", y en !odas partes en que se hacta flamear en la victoria la bandera de la Unión, el honor militar nicaragüense se ponla en alto con Zepeda.

Establecido el Gobierno Federal, re– gresó Zapeda a su patria lleno de presti– gio y con fama de valiente Y preparado militar, sobre todo, de caballero que osten– taba el suprelno galardón de la honradez ciudadana. Ya en su ciudad natal, sede del Gobierno de Nicaragua, entró a tomar parte en la campaña electoral de autori– dades suprenlas, como candida!o del pue-

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