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« Previous Page Table of Contents Next Page »un••ctitud hacia el cambio social y la reforma polltlca, y. fijando su posici6n en el usado, pero todavla servible,
espectro que corre de izquierda a derecha. Volveremos
más tarde a la cuestión de lo que distingue al conservatis– mo como sistema de pensamiento político, tanto del libe· ralismo o radicalismo como de cualquier otro ¡smo. Supongamos una comunidad en la que el gobierno es constitucional, en la que la sociedad y la economía están bien estructuradas, en la que la ciencia y la técnica son activas, y los hombres están ansiosos de proponer y opO·
nerse a reformas designadas a enfrentarse con los proble–
mas de un modo de vida evolutivo. Yo sugiero que
dentro de esa comunidad, de la cual hay muchos ejemplos
en el mundo Occidental, podemos encontrar Ipor lo menos
siete actitudes, especialmente hacia el cambio que ha de efectuarse o sellarse con una positiva reforma.
Algunas palabras de admonición deberlan preceder la lista de tales lsmos: Mientras ellos podrlan fácilmente
reducirse a cinco, a tres o aun a dos categorías como tam– bién fácilmente ampliarse a una docena, hay una cierta
lógica en el espectro polítíco que propongo. Este proce–
de de izquierda 8 derecha, no en una línea recta sino aire·
dedor del borde de un círculo, de modo que fa primera
y la séptima categoría, vistas desde la tercera y la cuarta, san 105 vecinos más cercanas. La línea divisoria entre cualquiera de ellas no es en realidad una línea sino una
imperceptible graduaci6n, y dentr" de cada categorfa hay
un número cualquiera de ¡posibles desviaciones. Dentro
de cada una hay también mu..hos grados de conocimiento y de sentido; un hombre ,puede haber llegado a uno de
estos puntos de vista a través de concienzudo pensamien" to, o bien por ignorancia y testarudez.
Estas, pues, son las actitudes con las que 105 hombres miran las reformas y 105 cambios en un modo de vida es..
tablecido, ya sea en sus leyes, costumbres, constitucl6n, ideales, cultura, situaciones económicas, V credos, o en
todas las complejas relaciones entre ho";-bre y hombre:
El "Radicalismo revolucionario" insiste en que las here. dadas instituciones eslán enfermas y son opresivas, que los valores tradicionales son falsos y deshonestosi y por lo tanto, propone suplantarlos con un infinitamente más ¡usto y benigno modo de vida. Tan vasto es su compro– miso con el futuro, tan impaciente para soportar dilacio.. nes, que está preparado para forzar su entrada en el fu .. turo con la subversión y la violencia. Su actitud hacia el
proceso social es simple y salvaje: pretende la destruc–
ción de este proceso tan rápida y completamente como sea
posible, con desprecio de ,todas fas regfas del juego, que
son, en todo caso, monstruosos engaños.
El "Radicalismo" tambi~n no está satisfecho con el
orden existente, está comprometido en un plan de cambio total y, por lo tanto, deseoso de iniciar profundas refor.. mas, mas su paciencia y pacifismo lo distinguen claramen– te de la especie revolucionaria. Parece que tiene mucho menos prisa, posiblemente porque ha llegado a una menos desesperada conclusi6n acerca del estado de cosas e insis..
te en que llegará a Utopfa por los caminos de la paz. De
cualquier manera, traza una- Ifnea de acción permisible
que no llega a la subversi6n y a la violencia.
Cualquier hombre, aun el conservador convencido,
puede tener una conducta que sea radical en .pariencias y resultados. Puede ser impulsado a matar, robar, o
cualquier otro acto violento con desprecio del convencio_ nalismo y el orden; puede tomar una postura radical hacia una determinada institución, tal como la Iglesia, o un ideal ' determinado, !'al como la libertad de expresión; puede per4 seguir sus fines conservadores implacablemente por medios radicales. El primer curso no es radicalismo revo_ lucionario sino Un acto de desesperación que ciertamente no tiene que ser considerado en términos de teoría políti– ca. El segundo es simplemente un aleiamiento, tempo_
ralo permanente, de la regfa general de que los hombres
que son conservadores acerca de la mayorra de las cosas tienden a ser conservadores acerca de todas las cosas. El
tercero es uno de 105 dilemas del Conservatismo America_ no. Todas son expresiones de un limitado radicalismo que son a menudo empleadas por conservadores inconscientes de la lógica del conservatismo.
"EI "Liberalismo", la palabra más dificil del dicciona_
rio político, es la actitud de aquellos que están razonabl..
menle satisfechos cón su modo de vida, pero que sin embargo creen que pueden mejorarlo substancialmente sin traicionar sus ideales o destruir sus instituciones. El
liberal trata de adoptar un punto de vista equilibrado del
proceso social, mas cuando se enfrenta con una decJsj6n
sobre algún plan bien pensado para mejorar la suerte de los hombres, escogerá el cambio en vez de la estabilidad,
el experimento en vez de la continuidad, el futuro en vez del pasado. En resumen, es optimista (tn vez de pesimis–
ta acrca de las posibilidades de reforma.
El "Conservatismo" está comprometido a una de4 fensa discriminadora del orden social contra el cambio y
la reforma. El conservador cree que el cambio es la regla
de vida de los hombres y sociedades, pero Ins;ste que sea
seguro y respetuoso del pasado. Es pesimi5~, -aunque no siempre tan negramente pesimista- acerca de las po– sibilidades de reforma, y sus ¡nel¡naciones naturales son par la estabilidad en vez del cambio, por la continuidad en
vez del e~perimento, por el pasado en vez del futuro. La
diferencia esencial entre conservatismo y liberalismo, co– mo actitudes hacia el cambio y la reforma, es una de esta–
tado de ánimo y prejuicio. Ninguna linea visible separa
un campo del otro, pero en algún lugar entre ellos está un hombre que es a la vez el más liberal de
105 conserva–
dores y el más conservador de los liberales. En liberales genuinos hay Un rasgo débil de conservatismo y en ge·
nuinos conservadores hay un marcado rasgo de liberalis– mo, y todos 105 hombres, aun 105 radicales extremistas, pueden actuar conservadoramente cuando sus propios in– tereses están en peligro.
El "Quietismo", un término difícil pero útil, describe
la actitud de aquellos que, a pesar de toda la evídencia en
contrario, parecen pensar que la sociedad puede hacerse extática. Tales personas no ven con ecuanimidad ningu– na reforma, ya sea ésta para mejorar el futuro o preservar el pasado. El conservador conserva disc'iminadamente, el quietista indiscriminadamente, pues teme el movimien– to én cualquier dirección. Puede argüirse que ésta no es
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