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EBO confesar que en esta vez me sentl abrumada y afligido creyendo que habla puesto punto fInal a mi carrera política Sentla el peso de mis responsabilidades en cuanto habla comprometido en la empresa ftacasada de unIficar al PartIda, a gente muy Importante de todos los departamentos, conservadores leales, hombres intelIgentes que estaban ahora hostili– zados sin piedad, vejados e insultados

Mi tendencia es por el contrario, al optImismo, la fantmla que es la nota del orador me

lleva a aneglar las cosas según mi pensamiento Pero en esta vez un cúmulo de circunstancias

me abrumaron, y todo lo vi oscuro

T uve que colgar cortinas negras en el edificio de mi peSImIsmo pOI Jo muerte de dos

personas que habían InfluIdo en la formación de mí inteligencia y en la disciplina de mis acti– vídades espirItuales

Para mayor complicación mi esposa se enfermó gravemente con una pulmonía y los

médícos diagnosticOlon el peligro de que degenerara en tubercu/osís Cama una cifra de esas aflIcciones y negruras debo contar que el jueves de la Semana Santa de ese año de /9/7, estan– do con mi esposa grave, como a la una de la madrugada pasó boja los balcones de la casa donde vivla la llamada procesIón del sílencio, y los taques largos y monótonos de los clarines que anun– ciaban que Pílata mandaba a azotar al Inocente COIdelO, parecieron llevarse de la tenue claridad de la luna, a las oscurIdades aflictivas de mi pesimIsmo

Voy a detenerme especialmente en la muerte de dos personas insignes¡ consejeros y guías

en mis mocedades y en mis activIdades de hombre El maestro José Trinidad Cajina y mI her-mano Ramón Cuadra

CUANDO firmé con el Gral Chamorro el comenio en el mes de septiembre, visíté al

Nloestro Cajina, que sabía estaba enfermo de bastante cuidado, Le informé de la operación, me dio SI1 opinión favorable al paso y aún celebró la broma de su hijo Simeón Cajino,

que le recordó cuando decía que el Partido de que yo fuera cabeza serlo un partido acéfalo Poco tIempo después, marIa el maestro Cajina en los prImeros dIos de octubre de 1916

Su muerte produjo conmocIón en toda la República El gobIerno de don Adolfo Díaz, po/ medio de su MinIstro de Instrucción PúblIca don Diego Manuel Chamarra declaró el duelo

nocional En Granada fa juventud estudiosa, sus eompoñetos en ciencia, don Pablo Hurtado, don

Alberto Gámez, don Miguel Ramírez Goyena animaJon el movimiento juvenil de reverencia al maestro muerto

Fue llevado su cadóver al templo de San Francisco preparado para que le SIrViera de ca-

pilla ardiente Se abrie,on las puertas de comunicación entre el Instituto y San Ftanciseo, resfa-

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