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« Previous Page Table of Contents Next Page »ntÓiUpie cooperaciÓn en todos los sectores de l. conviven· cia humena.
la importancia de las Naciones Unidas se manifiesta
claramente en la Declaración Universal de los Derechos
del Hombre, que la Asamblea General ratificó ellO de di· ciel)1bre de 1948. En el preámbulo de esta Declaración
se proclama como ideal que todos los pueblos y naciones
han de pro(urar el efectivo reconocimiento y respeto de
estos derechos y de las respectivas I.bertades.
No se Nos oculta que algunos capitulas de esta
DeclaraCión parecieron a algunos menos dignos de apro
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bación: y no sin razón. Sin embargo, creemos que esta Declaración se ha de considerar como un prhner paso e
introducción hacia la organización juridico.polllica de la Comunidad mundial, ya que en ella solemnemente se re· conoce la dignidad de la p.rsona humana de todos los hombres y se afirman los derechos que todos tienen a
buscar librelnente la verdad, a observar las normas mo~
rales, a eiercer los deberes de la iusticia, a exigir una vid..
digna del hombre, y aIras derechos que están vinculados a éslos.
Oseamos, pues, vivamente que la Orgatli:tación de
fas Naciones Unidas pueda ir acomodando cada vez meior
su estructura y sus medios a la amplitud y nobleza de
sus obietivos. O¡alá venga cuanto antes el tiempo en
que e~ta Organizaci6n pueda garantizar eficazmente los
derechos del hombre: derechos que por brotar inmedia·
tamente de la dignidad de la persona humana, son uni– versales, inviolables e inalienables. Tanto más, cuanto que hoy los hombres participan cada vez más activamente en los asuntos públicos de sus respectivas Naciones, si– guen con creciente interés la vida de las otras, y se hacen más conscientes de que pertenecen COInO miembros vivos
a una comunidad mundial.
RECOMENDACIONES PASTORAIJES
H DEBER DE TOMAR PARTE EN LA VIDA PUBLICA
Al lIepar aquí exhortamos de nuevo a Nuestros hiios
a que .participen activamente en la adminisfraci6n pública
y cooperen al fomento de l•.prosperidad de tod,? el géne. ro humano y de su propia Nación. Iluminados por la luz
del cristianismo y guiados por la caridad es menester que con no menor esfuerzo procuren que las instituciones de carácter econ6mico, social, cultural o político, lejos de
crear a los hombres impedimentos, les presten ayuda pa·
ru hacerse mejores, tanto en el orden natural como en el
sobrenatural.
COMPETENCIA CIENTlFICA, CAPACIDAD TECNICA, EXPERIENCIA PROFESIONAL
Para inspirar la vida civil con redas normas y cristiil– nos principios, no basta que estos hijos Nuestros gocen do
la luz celestial de la fe y que se muevan a impulsos del
deseo de ·promover el bien; se requiere además que en
r
tren en las instituciones de la vida civil y que puedan desenvolver dentro de ellas su acci6n eficaz.
Pero como la actual civilización se distingue sobre todo por la ciencia y los inventos técnicos, ciertamente nadie ,puede entrar y actuar eficazmente en las institucio-
nes públicas si no pésee el saber clentlfico, l. Idoneidad para l. técnica y la pericia profesional.
LA ACCION COMO SINTESIS DE ELEMENTOS CIENTIFICO.TECNICO·PROFESfONAlES
y DE VALOR ESPIRITUAL
Téngase presente que todas estas cualidades de nin·
guna manera bastan para que las relaciones de la vida cotidiana se conformen con una práctica más humana, la
cual ciertamente es menester que se apoye en la verdad, se rija por la ¡usticia, se consolide con la caridad mutua y
esté afianzada habltuelmente en la libertad.
Para que los hombres re~lmente lleguen a la práctica
de estos conseios, han de trabaiar con gran diligencia, primero en cumplir, en la producción de las cOSas tEure– nas, las leyes propias de cada cosa y observar las normas que convienen a cada USO; luego en conformar sus pro– pias acciones con los preceptos morales, procediendo co– mo quien ejercita su derecho o cumple su deber. Mas
aún, la raz6n pide que las hombres, obedeciendo a los
providenciales designios de Dios relativos a l1uestr\t sal–
vación y sin descuidar la propia conciencia, adúen en la vida armonizando plenamente su ciencia, su técnica y su profesión con los bienes superiores del espíritu
RESTABLECIMIENTO DE LA UNIDAD EN LOS CREYENTES ENTRE SU FE RELIGIOSA Y SU CONDUCTA MORAL
Es también cosa manifiesta que en las Naciones de
antigua tradición cristiana, las instituciones civiles flore– cen actualmente con el progreso científico y técnico y abund::tn en medio aptos para la realización de cualquier proyecto, pero que con frecuencia en ellos se ha., enra.. recido la motivaci6n e inspiraci6n cristianas.
Con raz6n surge la pregunta de cómo ha podido su– ceder este fenónteno, siendo así que en la institución de aquellas leyes contribuyeron no poco y siguen contribu–
yendo personas que profesan el cristianismo y que, al
menos en parte, conforman realmente su vida con las nor– mas evangélicas. Lit causa de esto creemos hallarla en la
falta de coherencia entre la conducta y la fe. Es, pues,
apelecible que de tal modo .e restablezca en ello. la unjo dad de la mente y del espiritu, que en sus aclos dominen simultáneamente la luz de la fe y la fuerza del amor.
DESARROLLO INTEGRAL OE LOS SERES HUMANOS
El que en los cristianos con h.arta frecuencia la fe religiosa esté en desacuerdo con la conducta, creemos que nace también de que esos cristianos no se hin ejerci– tado suficientemente en la práctica de las costumbres cristianas y en la instrucción de la doctrina cristiana. Por– que sucede en muchos casos y en muchos lugares que los cristianos no cultivan por igual el conocimiento de la reli– gión y del saber profano y, mientras en el conocimiento cienHfico llegan a la cumbre, en la formación religiosa no pasan ordinariamente de lo elemental. De aquJ la nece– sidad apremiante de que la formación de los adolescentes sea plena, sea continua y se dé de modo que la cultura religiosa y la formación espiritual vayan a la par con el conocimiento cienttlfico y con los incesantes progresos
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