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« Previous Page Table of Contents Next Page »Más, la gloria y el prestigio de Larrei– 11.aga perdura y víve en sus roíamos he– chos, que como S011 oros instrumentos des– pierian el interés de todos los que le ad– míran: él, con la voz elocuente de su ví.da nos díce hasta dónde se puede llegar con la sóla voluntad de querer escalar las do– radas alturas del genio; y, fué además, ejemplo vívo y con él fados aquellos -pró– ceres de 1821, que, destruyeron la ridí– cula creencia de que las Universidades del nuevo mundo no estaban al tanio de los progresos de las letras y las ciencia~, pues– ±o que, dueños de una amplia cl,lHura y
conocedores de las doctrinas filosóficas y
políticas de Francia, pudieron soñar con una patria independiente y soberana, que pudiera cantar al rurnor de los Inares que la bañan, el himno de su propia libedad.
Y, como un fi16sofo convencido de la nada de la vída, tiempo antes de rnorir en Gua– temala, a las siete y m.edia de la noche del 20 de Abril de 1847, dició al mundo el testamento de su fé, de esa fé que arrai– gada en su corazón en la mañana de 5U
vída, se robusteció como una consecuen– cia de su poderosa ilustración, hast~ r?– ventar en la perfumada flor del epItafIo que, él mísm.o escribió y colocado fué so– bre su loza:
mala en aquel memorable día del 15 de Septiembre de 1821, tal'daban en declarar la independencia, Larreinaga con una voz Gonminatoria, síntesis del clamor que ha– cía estremecer los ánimos; con la siniestra visión de su familiar el Capitán don Anto– nio Padilla Mayorga destrozado por el go– bernador de Nicaragua don José Antonio Lacayo de Briones, pero, sin rencor y sin odio para la Monarquía a quien había servido con leaHad, redada con decisión y finneza el acta que nos di6 la vída de hombres libres. .
Fué así Larreinaga el patriota, que a la hora de las decisiones y las pruebas se renuncia así rnísrno, se olvida de sus pro– pias conveniencias y se dá como Apósiol de una causa, para enfregarse con supre– rna integridad, a la independencia de la gran patria centro-arnericana. Larreina– ga, en la capilla solitaria de su espíritu se inmola en aras de la Patria, y, en ella, oficia sin campanas ni voces de trompe– tas, y escribe sus acciones en el "pen±a– grama del silencio".
Larreinaga fué además, un sabio y un altruista ¡ acucioso investigador acopia– ba todo conocimiento y se hacía de iodos los mejores libros de su época y su biblio– feca era la más grande y más seleda; y cuando a lejanas tierras se ausentaba a desempeñar algún cargo a sus méritos en– cornendado, o a difundir sus profundos conocimientos, iba su biblioteca como ofrenda de cariño a enriquecer las Univer– sidades de su afec:to ¡ y ésta de Le6n, ma– dre de Universidades, fué agraciada por Larreinaga con un donativo de rnás de tres mil volúmenes, que, para vergüenza nuestra, desaparecieron de sus viejos ana– queles. Aquí en ésfe su León, no quedó nada de él, que pudiera decir de su obra prolífera y fecunda, y, según el arqueólo– go e ilustrado hombre de leiras don Luís Cuadra Cea, sólo existe en el archivo InU– nicipal dos hojas con fechas 19 de Sep– tiembre y 2 de Octubre de 1800, conte– niendo una gestión de Larreinaga como apoderado de doña Tomasa de Valdivieso en juicio pronlovido a ésta Señora; y un expediente completo en el archivo epis– copal con fechas 20 y 24 de Julio de
1800, en el que Larreigana como apode– rado general de doña María de la Cruz Cabezas, de Granada, pide a su señoría el Sr. Procurador y Gobernador del Obis– pado Sr Deán y Dr. don Juan Francisco Ví.lchez y Cabrera, absuelva a su represen– iada del vínculo del juramento que im– prumentemente había dado.
"Lo que es tierra, que vuelva a la tierra, y en ella se revuelva; la vída no fué dada
al hombre en propiedad, sino prestada¡ suya no és, sino ajena,
que la necesidad así lo ordena".
es la sentencia de la Iglesia para domar nuestro orgullo; és la voz de la muerte que sobre las vanidades del mundo le– vanta su macabra figura para recordar lo que somos por la desobediencia de nues– tros prínleros padres en el paraíso ±e~re
nal; la sentencia eterna del mismo DlOS, de que nos habla el Génesis: "Con el su– dor de su rostro com.erás el pan, hasta que vuelvas a la tierra de la que fuiste tomado porque polvo eres, y en polvo te convertirás". "Mem.énto, hamo, quía pul– vis eris, ei in púlvis revertéris··.
Así Larreinaga, jurisconsulto y poeta: paíriota y cieniifico: filósofo l,T de fé, sur– gido de la sencillez y la humildad" y, aS– cendido por su propla obra ~ la mas aHa cima de los hombres supenores en,c una sincera y verdad de acci6n, ,:egó sobre su patria las estrellas de su g~ona! con los r,e–
gios resplandores de su CIenCla y su VIr– tud.
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