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Según ~l mismo Larreinaga como lo

expresa en su libro "Memorias sobre el fuego de los volcanes", página primera, nació en León; y, según datos que sumi– nistran personas que por tradiciones de familias antiguas mantienen con satisfac– ción de jus:l:o orgullo del barrio, se puede afirmar a falta de padida de bau±ismo, que, el 29 de Septiembre de 1772, nació en ese barrio humilde de San Sebastián, el prócer MIGUEL LARREINAGA.

San Sebas±ián llan,ado antiguamente la "Españolita" tiene a la orilla izquierda de la Avenida que llega al río "Chiquito" y que pasa al lado Oeste de la plaza de su Iglesia, una pendiente en forma cerra– da, que hace derivar su nombre: "La bolsa"; lugar éste, en el que, no hace mu– cho ±iempo se veían los cimientos de la casa ,que recibió según decían, la vida dE;l sabio nicaragüense. Es un lugar que, qUI– zás por ser la vega del río, está lleno de piedras más o menos grandes, y bien pue– de decirse con imaginación poé±ica, que MIGUEL LARREINAGA, corno un alma cau– iiva de la piedra dejó su vida s~creta y dormida, y al arrullo de las hondas can– tarinas de la fuente, abrió sus ojos entre la bella esmeralda del campo y el gris y plomizo de la extensión de la ciudad Fué por éso, que, como una erupción de roca, rompió el claustro de su engendro y produjo al nacer la muerte de su madre doña Josefa Silva y López, cuando su pa– dre don Joaquín Larreinaga, sencillo jo– yero, dormía ya, el sueño eterno de la tumba.

La mano de la madre, "cáliz reves±i– do de albos cendales", agarrotada por el hielo de la muede no llevó las ánforas de vida a los labios del niño; y, desampa– rado y sólo, fué su abuelo materno don Baliazar Silva, quien lo recogió y le dió su protección; y así se desarrolló su pu– bedad al calor de la familia de su ma– dre, la honorable familia Silva, de Telica, pueblo esencialmente agrícola a qui~ce

kilómetros de León Como un cerva±111o del bosque corrió la primavera de su vida sobre la cresta humeante del "Telica" y sorbió alientos de volcán; y en las fron– das espesas de sus montes, purificó su es– píritu y se fijó una aC±i±ud de cúspide ante su vida.: y fué viril y fué sincero, y, se hizo sabio y fué un patriota.

De ésta circunstancia, es decir, de ha– berse criado en el precioso pueblo de Te– lica, es que, algunos escritores biógrafos de Larreinaga, lo suponen que nació en él, pero si efeC±ívamente no fué Telica su

propi~ cuna, fué a no dudarlo, la que le dió coraje de hombre mirando al mundo desde la cÍlna de un volcán

, Sus primeros conocimientos los reCl-

bió de los Reverendos Padres de la Mer–

ced, de es!a ciudad de León, sobresaliElU– do en los estudios de Gramática y de fi– losofía, ya los 18 años recibió el fítulo de Bachiller. A continuación se dirigió a Guatemala, en dónde y en la Universidad de San Carlos de Borromeo colmó sus an– sias de superación, obteniendo el título de Licenciado en Derecho canónico y Derecho civil, en el año de 1798. Junto con él, recibió ese mismo título don Nicolás Bui– trago Sánchez, que por no haber renun– ciado jamás su nacionalidad española, no obstante ser nacido en esta ciudad de León, no se le tiene como a Larreinaga, como primer abogado nicaragüense.

Larreinaga ocupó en Guatemala el cargo de Profesor de Matemáticas.

En 1800 regresó Larreinaga a Nicara– gua estableciéndose en esta su ciudad na– tal, desempeñando por designación del Obispo Huer±a Casso, las cátedras de Re– tórica y Filosofía, hasta el año de 1801 en que regresó de nuevo a Guatemala. En ésta Nación fué dis±inguido por el Rey de España con altos e impodantes cargos, co– rno los de Conjuez en la Audiencia y de Asesor del Presidente del reyno Gonzales Saravia. Después y a solicitud de la Au– diencia territorial, del Ayuntamiento de Guatemala y del Obispo de Nicaragua y de oirás au:l:oridades se le confirió por el Rey, en 1814, una plaza togada en Guate– mala, que no pudo ejercer, por el infor– me que, en su contra dió el Presidente de la Audiencia Sr. Bustamante, en el que decía: "El señor Larreinaga es el alma de las tertulias patrióticas que mantienen la idea de la independencia de éstos paí– ses". Desempeñó también varios cargos judiciales en Guatemala, hasta que fué electo Diputado a las Caries de España por la Intendencia de Nicaragua, en 1818, en dónde permaneció hasta el 28 de Marzo de 1821

Larreinaga como otro Ouijote, rompió lanzas contra malandrines y follones en busca de la Dulcinea de su ideal, y ocupó asiento en todos los Congresos, y tuvo cá tedras en todos los centros de enseñanza I

impartió jus±icia en todos los tribunales, y su nombre fué bandera y luz, esculpi– do en diversas capiiales.

Más, la figura egregia del patricio se levanta con mirada diáfana y profunda en los inmensos confines de la gran pa– tria cuando siente vibrar en sus oídos el clamor heroico de los pueblos pidiendo independencia y libertad: palabra ésta que fué el símbolo y oriflama de su vida y fluyó siempre de sus labios vedida de su propio corazón. Cuando los miembros de la magna asamblea reunida en el pa– lacio de la Capitanía General de Guate-

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