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qUe franspodarlan el botin. Cogieron los fondos de la Guardia y todo el dinero efec– tivo, ropa Y joyas de los oficiales, y toda propiedad de la Guardia, incluso ametra– lladoras, armas automáticas, granadas, municiones, etc. Se sirvieron de varios hombres civiles para cargar las besiias y para cruzar, en botes, el río Coco. Cerca de mediodía dos aviones del Cuerpo de Marinos volaron sobre Telpa– neca y uno de ellos echó los costales de correspondencia ofici¡:l1 y personal. Las señales para los aviones estaban puestas en su sitio y uno de los amotinados vis– tiendo el uniforme del Teniente Birnes re– cogió la correspondencia, así es que los aviadores no notaron nada irregular. Durante todo el día los dos oficiales permanecieron confinados sin alimentos, esperando que en cualquier momento pu– dieran ser ultimados. Un récord de los acontecimientos y algunos de sus pensa– mientos escritos por ellos, fueron más tar– de encontrados en una de las paredes de la celda.

Cerca de las cinco de la tarde, los dos oficialesfuerori sacados de su confi– namiento y con las manos até].das a la espalda y. con una cuerda al cuello fue– ron llevados al ríc;>. Iban acompañados de todos los miembros del grupo de amo– tinados; el que· incluía tanto la guarni– ción local corno la patrulla de Rimes con los animales y la carga. Allí, ellos les pidieron a los amotinados que los fusi– laran inmediatamente por temor a que fueran torturados. El cruce del río se completó corno a las 7 :00 p.m. y' muchos artículos voluminosos fueron abandona– dos en esté punto, tanto por la ¡:>remura

y falta de dirección en las operaciones como por la insuficiencia de los medios de transporte. Sin embargo todas las ametralladoras, armas automáticas y mu– niciones fueron llevadas;

La columna confinuó su marcha du– rante toda la noche y al rayar el alba llegaron a la hacienda "Polanco" cerca del Valle de Santo Domingo. Un buen número de los hombres que no quisieron acompañar a los amotinados lograron es– caparse durante la noche. Al siguiente día ofros se d~sertaron en la primera oportunidad que tuvieron. Lag Tenientes Levc;mski y' Rimes fueron informados por

S~linas que ibah a ser fusifados. Salinas.

!'1m embargo, fue siempre 'cortés con ellos, se ponía en' ','atención" cuando les dirigía

l~ palabra, y compartió con ellos su be– b1da y, alimentó.

" Uno. c;:le 19S h9rnbres se comprometió en, ayudar a_los oficial~s a escapar, pero perdió el ánimo i¡ desapareci6- d,e la co– lUmna, solo. Más tarde cer~a de las 8:00

p.m., Levonsid y Rimes éheonIraron un momento favorable cuando un acciden:l:e a la carga ocasionó un paro y la separa– ción de la fuerza en dos grupos. Logra– ron escaparse y se lanzaron precipitada– mente sobre un sendero al lado del ca– mino y en

la YUontaña, habiéndose sepa– rado casi inmedia:l:amente. Levonski su– frió la lujación de un tobillo, mas ambos oficiales encontraron algunos de los hom– bres leales y con elloa regresaron a Tel– paneca, Rimes habiendo llegado el· pri– mero.

Prácficamen±e todo el personal de la patrulla de Rimes y unos pocos de la guar– nición original de Telparieca regresaron, ya a Telpaneca¡ ya a Palacaguina. El resto continuó y se dirigió a Honduras, donde les fue confiscado todo el arma– men:l:o y las municiones y los hombres fueron temporalmente encarcelados. Ya no regresaron más a Nicaragua.

PASO REAL, JINOTEGA

El Capitán G.N. Edward Selby, fue rnuerto en Paso Real, Depar:l:amento de Jino±ega, cerca de las nueve de la noche del 9 dA marzo de 1930, por :l:iros de rifle disparados por un cen:l:inela de la Guar– dia.

Por este Hempo, el Capitán Selby es– taba al mando de una patrulla de la Guar– dia que oPElraba fuera de la ciudad de

Jino:l:ega y había acampado por la noche cerca de Paso Real. Poco antes de su muerte•. Selbv había salido en compañía de un Teniente a inspeccionar la seguri– dad de la puerta del corral donde se ha– bían encerrado a los animales. Aparen– temente .cometió el qrave error de no no– tificar a los miembros de la guarda de esa noche y especialmente a los centine– las en sus puestos que ambos oficiales te– nían la intención de ir más allá de los límites del campamento y aun más allá de la líne¡:¡. de centinelas. Esto es parficu– larmenie ciedo en vista de su propio oído defectuoso y del hecho de qué la patru– lla, por en:l:onces, es:l:aba en una región infestada de rebeldes. -

Las instrucciones dadas por el Capi– tán Selby a los miembros de su patrulla que es:l:uviesen haciendo :l:urno de centi– nelas, eré]. de que an:l:es de disparar a un objeto o ,ruido sospechoso, deberían re– querirlo primero y luego disparar tres ±i–

ros al aire. Estas instrucciones fueron ig– noradas por el centinela al momento en que los oficiales hacían la inspección de la puerta del corral y cuando regresaban al campamento, él les disparó desde una distanc,;ia de cincuenta y i;!9s yardas, sin hacerles el previo requerimiento ni dis'

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