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haya seiíaiado enireglmd.010s a la execra– ción de la posteridad'? 'Horror, el sólo

pens~rlo'. Este críInen corno un hecho h\.t– Inano, eS necesario examinarlo conforIne al InoInento de su ejecuCión, ya que de por sí nos dice, que, se desarrolló dentro de cierías categorías trascendentes, que in– teresan honda observación.

Del análisis de los hechos claraInenfe fluye que, no entrañó un fín político en la mente de quienes lo idearon.

Este Inovintiento subversivo tuvo dos etapas con causas cOInple±aITIen±e distin– fas. La printera, efeciuada contra el nom– bramien±o de Maes±re de Campo de don Vicente Luna y Vicioria, fué Inovida por la noble causa de una justa rebeldía: la del ejército por dignidad castrense, y la del pueblo por honor social Su triunfo fuá completo porque hubo un Juez que supo y quizo justicia Ya lo dejaInos co– mentado La segunda, tuvo por causa también una rebeldía, pero, la puramente personal y arroqante contra una sujeción que no tení¡:l más térITIino para ellos, que la muerte, COInO fin y conclusión de iodo lo que alcanza.

Esta segunda rebeldía nació del ca– rácier individu.alis±a de los españoles de hacer "lo que les venía en gana", corno basados en la fé de "su destino de gober– nar el Inundo"; que, concretada a los tres dirigentes españoles Vidaurre, Briceño y Blásquez Dávila, hizo brotar en ellos el odio personal, la repulsión al pensaInien– io hUInano, la envidia hacia todo valor ajeno, ya fuese político, religioso, social o inteleciual; consecuencia natural de las pasiones personalis±as

Fué pues, el complot contra un indi– viduo: el Gobernador

Movimiento eInocional y antisocial, egoísta e inhumano, egolátrico y yoís±a, de sentir a lo· vÍvo la dolorosa herida de verse obligados a cum.plir y obedecer la órden que iba en contra de sus intere– ses y am.bieiones personales.

Fundo ésla observación en la propia narración histórica de donde la he Saca– do. Ella nos dice, que después del cri– men, es decir, exterITIinado el blanco de las pasiones béls±ardas, se produjo la quie– ±ud y el silencio, y corno que, si en el am– bien±e de la ciudad escena de la tragedia soplase un hálito de arrepehtintiento, con– fiesan la culpa de sus errores los com.pli– cados, y píden el regreso de las autorida– des destituidas.

Las pasiones individualizadas, sólo. engendran en los espíritus cavernarios. Tamb:ién (en forIna distinta a lo 3nterior– mente expuesto) , puede naturalm.er..ie pensarse, que la causa o motivo de este crimen haya sído la intprudente y testa-

ruda lnslstencia dei Capl±~n Generai dei Reino bajo el im.pulso del odio persona– lista del ex"Gobernadór Duque de Estrada, de querer imponer castigos a los que ha– bían sído los jefes o dirigentes de los dis– turbios ocurridos y para los que, con ver– dadera cordura y prudencia, el Comisario don José Antonio Lacayo de Briones los había dejado líbres de toda culpa y cas– tigo

Este Juez, jefe provisional de la si– tuación de León en el desempeño de su cargo, supo enfrentarse y conocer con vi– sión de perfecto jefe, las. dE)bilidades hu– manas especiales y propias de cada uno de los caudillos de la insurrección; y triun– fó sobre ellos pórque no acudió a la vio– lencia ni al rigor, pórque no impuso nin~

guna pena que anulara la personalidad humana. Conoció el caráC±erístico indivi– dualism.o español que llevaban en su pro– pia sangre los caudillos revolucionarios; las debilidades que tenían' de aInbiCiones egoístas y vanidosa.s; sus vicior; sín escrú– pulos Inanifestados, y poniendo sobre to– dos éstos defedos de la naturaleza mísma de ellos, impuso los resortes Ínfimos de su voluntad y ser1fiITIientos,movil;zándose en beneficio de'la noble acci6n cómún o co– lec±iva de hacer la paz, restaplecer el ór– den y llevar a 'la soCiedad leonej3Ét la tran– quilidad necesaria que urgentemente ne– cesitaba ; Fué así corno intparfió jus±icia "con la eficiencia política del funciona– rio": respetó la dignidad que pudo encon– trar en los rebeldes que eran en ese mo– mento sus subordinados; los consideró au– tónomos para pensar y obrar; y sin dar– les la razón en los hechos ejecü±ados, los dejó én el ejerciCio pleno de su libertad de hombres.

En cambio, el Capitán General del Rei– no, dejándose conducir por Inalos conse– jos de venganza personalista, sín conside– ración a lo deterITIinadó por el ecuániIne Comisarío; con aC±itud dominante y con disposición de aInO; sin preveer las con– secuencil3.s de su irreflexión, ordena al nuevo Gobernador el castigo de los que ya se creían líbres de toda responsabili-· dad.

E$to pudo haber encendido de nuevo los ánintos, levantar otra vez la rebelión, volver a dar nacimiento a los rencores per– sonales,que se proyeciárbn direciamente confra el qUé recibía la· órden de aplica– ción de los castigos: Póveda y Rivade– neira; nuevo blanco de los odios, víctim.a de la impoiífica óiden del Capitán Gene– ral del Reino y de las bajas pasiones de los aírto±inados. Es*os ejemplos ~úl:p.grlen­

tos de 1l3. historia, debieran hacer com– prender ti. los j~fes dé ESifado, qú'e la' pru.~

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