Page 54 - lista_historica_magistrados

tra de Campo Luna y Vie.toria y designar ellos el COIregidor de' Subiiava como pri– vilegio concedido a la ciudad. Exigían además, ÍIi.demnización de daños y per– juicíos sufridos por los relegados y presos como que tuvo a varias personas el Go– bernador Duque de Estrada

Como se ve, ya la nobleza de la exi– gencía de un derecho, se había cambiado en un bajo rencor personal y la voz de la razón se frocaba en el rugido de la fie– ra, al exíremo de amenazar de muerie al que momentos anies, habían reconocido como un acrisolado pacificador y habían acatado sus disposiciones de desarme co– mo aC±o de justicia Sin eInbargo, el Juez Lacayo de Briones pern,anece inal– terable; agrega al proceso los nuevos re– clamos para que los resuelva el Capi1án General del Reino; hace cam.bios en el ejército, y reconcentra a Gua±eInala al Gobernador Duque de Estrada, quién con– sideró depresiva para su persona, esía Ine– dida. Considerando que ya había .l:erIni– nado su misión se volvió a Guatemala.

Nuevo nombramiento de don Antonio Poveda y Rivadeneira como Gobernador de Nicaragua.

. Reconociendo la Capitanía general del Reino, la probidad de Don Antonio Po– veda y Rivadeneira, lo nOInbra por se– gunda vez Gobernador de Nicaragua, co– mo el Inás apropiado para resfaurar la anarquía en que se hallaba. Acuerdo de 26 de Febrero de 1727.

Ya fodo parecía que los disturbios po– lHicos habían terminado en Nicaragua y que reinaba. la paz y la tranquilidad, pe– ro el Capitán General del Reino impulsa– do siempre por el ex-Gobernador Duque

de Estrada; ordena al nuevo Gobernador Poveda y Rivl:l.deneira "que Inediante in– dagatorias pusiera en claro quiénes ha– bían sído los caudillos de la revuelta y cuáles habían sido los móviles de su con– ducía" para que aplicara a ellos los co– rrespondientes castigos con la severidad de la ley. Esta órden trasluce al público, que nuevamente se inquieta.

Los agitadores políticos.

Son estos precisos momentos muy es– pecialmente escogidos por los eternos agi–

tadores de la masa popular.

El pueblo de León capital de la Pro– vincia era en dónde más se hacia sentir naiuralmente el común denominador de nuestras razas, española e india, en el ape– go de ser dirigidas por una mano direc– tora, transmutada en la protectora inter-

vención del Estado y personificada casi siempre en el caudillo; y fué así, cómo en ese momenio histórico, como en casi :l:odos los momentos de nuestras agitacio– nes políticas, que surge el flagelo del cau– dillo casi siempre lleno de ambiciones egoístas, profundamente in<;Iividuales y que, con una gIan vanidad personal se convierte en conductor de las masas para llevarlas a las luchas fraticidas.

Existía en la época que tratamos cier– ta parte del Clero, que "cuando considera– ban lastimados sus propios intereses mun– danos, a nadie respetaban y a iodos ha– cían blanco de sus enconados ataques"; luáxime que, por residir en Masaya el Vi– cario General de la Diócesis, Sede Vacan– :l:e, Don Clemente Rey Alvarez, tenían so– brado campo "para desplegar con holgu– ra sus trabajos sediciosos". Principal jefe y caudillo de esos nuevos disturbios era el Beneficiado don José Vidaurre, a quién le seguían Clérigos, seglares y algunos re– ligiosos de la Orden de San Francisco, a quienes "no habían podido contener las exhortaciones de los superiores". En el Colegio, "Seminario San Ramón" se lleva– ban a efecfo públicamente reuniones de seglares en las que apasionadamente se discutían los medios más seguros de le– vantar a las masas populares en contra de las autoridades; reuniones éstas que se amenizaban con distintos juegos prohibi– dos, y que eran dirigidas y mantenidas por el propio Recíor don Esléban Briceño

Actitud del Gobernador Don Antonio Poveda y Rivadeneira.

De todas éstas agitaciones políficas tuvo conocintiento el Gobernador don An– tonio Poveda y Rivadeneira que también residía en Masaya a causa del agradable cliIna que en ella se disfruta. Constan– temente recibía amenazas de mueríe, si llegaba a León a cumplir las órdenes que había recibido, y ante ese peligro de su vída, propUso a la Capitanía general del Reino medidas previsoras de seguridad para BU persona, COInO la creación de tro– pa organizada con oficiales y soldados de su absoluta confianza; d.irigió oficio de ruego y. encargo al Cabildo Eclesiás:lico o su Provisor y al Ministro Provisional de los franciscanos pidiéndoles el retiro a una larga distancia de los Clérigos y Frayles culpables de la nueva sedición; ordenó quitar las armas de León y ±rasladarlas al Realejo, y otras que llegaron las pasó a Sébaco. Así mísmo llevó gran cantidad de armas a Granada incluso unas que habían llegado para el servicio del Castillo de San Juan.

-95-