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« Previous Page Table of Contents Next Page »,,",~l eOJndert1at¡~mo su PROCESO CRIT~CO
El Conservatismo es un cuerpo comprensivo de ideas
y principios sobre '05 que se ordena la vida en sociedad. Porque es comprensivo tiene un aspecto político, y porque tiene un aspecto político, el conservatismo se encuentra en dificultades. Uno no necesita vivir muchos años para darse cuenta que nunca se ha dicho mayor verdad que cuando se dice que la política es una de las tres áreas -las otras dos son el amor y la guerra- en las que toda cobardia tiene su asiento
los opositol'cs ideólogos del conservatismo siempl e
le han temido, y nunCa tanto como ahora que está siendo revivido de una postración de 1 i{lor mortis, y no pierden oc;asión de hacerlo repulsivo.
Los llamados liberales -aunflue hay otras palabras más adecuadas piu'a describh los -son, sin duda algunll, culpables de la más desleol competencia y, párticulilr– mente, son culpllbles de falsll y engañosa plopllgimda.
y lo peor es que no se plll'sn en p~lillos paJ'a pintar su I)ropio lirio en lindos co\ell'es falsos, pintando friHldu– lentamente al conservatisll1o con los miÍs feos. Delibe–
radamente 111m alejado a las n,ultitudes del conSEll'vatismo identifíc:ánclolo falsamente con la nostalgia por el pasado,
Celll un ciego quietismo y con unll automática y amorga reacción.
No os del CIlSO debatir si algunas voces on nuestra Ilisto/ ia, aquellos qua se consideran represetlt.lltivos del conservatismo puedan ser acusados tle parcialidad hacia aquellas actitudes. Los hombres y mujel'es que son ahora los representativos del resUl'gente nlovimiento conse¡'vac1ol no pueden, dertamente, carga, con ese sambenito. Pero el hecho de que los liberales puedan hacer que tales cargos prevalezcan, puede persuadir a muchos de nues– tros vecinos que nosotros, los conservadores, somos gen– tes sin sentimientos, reacdonados sin intelecto, lo que demanda nuestra P' opia revisión de esos Cillnpos del COIl– sel'vatismo que proveen a los Iibel ales el grano de ill ena solll e el cual han erigido la terl'ible fachada de patHll que ellos llaman cOIISllrvatislllo.
Los conservadores utilizan In sabiclul ía destilada e1el pasado como parle de los datos que deleilninan las plác– tieas y la polftica sociales elel pi eSGnto y del futuro; y sostenemos que es desastroso el no hacerlo. Ha sido por siempre UI1a cuestión debatible hasta donde 01 hombre puede, en cUlllquiel' pOl'íodo de tiempo, detelnlil1l1l' la verdad y fucdecir 01 futuro con exactitud. l.os métodos pal'a hacerlo, al probar la polftica y los procedimientos sociales, tllnto en su vlllidez como en su efectividad, son
objeto de mucha disención como los oblalivos sociales mismos. Los consel vadores creemos que estas pruebas deben incluir una apleciación crítica de la experiencia y
sabiduría acumulada del hombre en vez de atenerse so. lamente a los raciocinios de una generación, basada sola– mel,te o en gran parte sobre corrientes pruebas corro– borativllS desarrolladas en fenómenos cuantitativos COn– mensurables.
El hecho es que liberales radicales y totalitarios con fl ecuancia rehuyen lils lecciones de la histoJia en favor de
grandiosos esquemas novedosos de significado reformista y belleficeneia ,utópica -esquemas concebidos 'i basados sobre hipótesis llamadas científicas y sociológicas, y ló.
gicamente planeadas fiara la coercitiva y continuada direc. ción dol bienestal de la hUl11ilnidilcl di! igicla por uná éljle utilitarista. Pero mienh'as más grllnde y miÍs abrupto es el abismo que separa los valol'es existenciales y los jui. cios del hombre y aquellos que están implícitamente in.
c1uidos en esos esquemas planificados, lo Inenos apeo
tecihles son pala 105 amantes ele la Iibeltlld. la com– binacióI1 de estos hechos hace, on ocasiones, que los Ii·
bel ales hagan Una pilusa que no siem¡Jre es saludable,
y lo más significativo, quizá, es que su mayor ponzoña está dirigida a aquellos conservadores que insisten en
pesar tales planes en una balanza que ha de acomodar en
un platillo la totalidad de la experiencia y sabiduría de la humanidad y ver s; cada elemel1to puede comprobarse
pOI' las fórmulas cíel1tíficils aceptadas y demostradas por
la tecnología moclerllil.
Los conservadO! es no siempre aceptan las panaceas de los liberales radicales en todo el valor que les dan sus creadores. Nosotros creemos que hay conocimiento, $a'
biduria y verdad que no son -todavía no, al menos– demostrables únicalnente pOi medidas cuantitativas o en
globadas en frios planes lógicos que se derivan de ellal, sin tomar en cuenta IQS caprichQS de la naluraleza humana, Porque ante fodo CI cemos qlle la naturaleza humana es
una realidad precisa que tiene tanto sus llspectos malos
como buenos, pela que aún no es completamente collO' cida ni absolutilmente controlable Sostenemos aue la
niltul'aloza humana, -si es que algún día lIegará:'-' nO hi'l llegado oún al estado de desall'ollo de sus c¡¡pacidad es que amerite el desprecio de los principios, tradiciones Y lecciones del pasado de la humanidad. De ahí que, aun' que no rehuyamos la novedad (.) el planeamiento del bie· nestar de los hombres, insistamos en examinar 1115 pro' puestas eoncel'l1ientes a las actitudes sociales y polftic as V procedimientos gubernamental·ss con UI1 ojo, por lo me– nos, míentras con el otro comparamos las esencias eJe f"
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