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mcj, qUe le había dado, se' fue Juan C0Il: ,ella al cl"ique que corfa en elSe punfo el cal1~Jon a recoger un poco de agua Y se la llevo a la madre para que bebiéndola se ayudan!. en su anGiustiada sifuación; ésfa apuró hasfa con– cluÍ!' el líquido al rafa se sentió reconforta– da y a medida' que mejoraba empezó a fun" cionar en su merite el cinen1a del recnerdo movido por la sutil eleC±;ricidad de! panora, rna, pties para su desgraCla el pa±a±us le aga– rró frente -a frente de la casa que fue de Ca– lero y en la cual la Rodan±a había hecho vida marital con éL

Haciendo un esfuerzo supremo con la in– ±ención d~ avanzar un poco más para dejar airás la querencia que le dio techo y placer en el pasado se incorporó vacilante y agarrán– dose de los hijos y llevada por ellos logró co– ronar el ±opón formado de ocre y guijas ro– jas, anduvo lenfamen±e los cincuenfa o sesen– ±a pasos que hay de tal lugar a la vera del riaohuelo, difícilmente logró pasar el ango::¡±o cauce, una vez al otro lado le repitió el culi– paieo y no hallando los muchachos un siti.o en que sentarla para que descansara cómo– damen±e, la suspendieron y en vi.lo la lleva– ron a sen~ar en una hermosa peña plana que está situada en la vera del amplio vado que ocupaba para proveerse de agua y 'bañarse

el difunto querido y hoy temible félido caribe cuando aquel fue dueño del lugar que con s610 pasa!' a su flanco ha llenado de angustia y malestar el corazón de la sobreviviente arnasia.

Mien±ras tanto el día declinaba a todo Ghipote, la farde venia a iodo escape anu!!" ciando la proximidad de la noche y la enfer– ma no daba señales de rnejora ninguna, la Romana y Juan no hallaban que hacer ni

qU~ resolver en el apuro y en tal angustia es– ta}:)Eln cuando se les apareció la 11".ujer de Gayo García quien es ahora el dueño del inmueble que perteneció al serena±ero que desde el Otro Barrio ha regresado para maJfregar a la anfi" gua adorada.

La García, después de que fUe informada pQr los muchachos de] mal que inesperada– mente le había agarrado a la Luz; puso patas a ±odo fuI para su casa a informar a su hom– bre de lo que les sucedía a los Hernández en el aguadero, éste tan luego supo el caso se cómpa.deció. del esfado de la mujer de Ma±eo y siJ;l iifubear agarró para el vado y después de ojear y más ojear a la Rodan±a le dijo a los hijos que la llevaran él su posada.

EnIre los García y los lTlozalbe±es condu– jeron a la juidora a la morada que ésta había habitado años atrás, la colocaron 6n un chin– dltorro de panchH y una vez depositada la .carga comenzaron a gualiar contando los po– san,±es· sus· desgracias y los dueños del alber– gue repreguntando e inqu~riendo a la vez so– bre la grayedad de la V1BJera

. D~ pronto la f3nferma recuperó violen±a–

~~nte,y como si no hubiera tenido nada, se

paró fácilmente y semejando regresar de mo– do súbito de un sueño profundo, masticó:

-Ydiay, qué ha pasado muchachós? Tomando la palabra la Romana le con. testó:

-Pues que usted se maluquió de verdá y

no pudo seguir andando, y cuando más apu– rados eEdábamos ñor Gayo hizo que la me. iiéran10s en su casa. -

--1 Qué vaina más larga! y lo piar del (Jaso es que ya está oscuriandHo.

Viendo la preocupación que mostraba la que había sido hija de casa del difunto Diego Pérez quien desde hace varios años enrumbó para el Musún, Garda infervino en el diálogo diciendo pausadaro.en±e:

-Pero niñá, por qué fe preocupá.s; aquí podés pasar la noche y a la albH'a seguís 'el viaje que con tan Inala cara has prinaipiaclo, además si querés en un valido y cuatro BO~

callones vaya decirlo a Ma±eyo lo que ±e ha

pasado y el mofivo por el cual no has segui– do adelante.

-No, Goyó, no hay para que avisarlo porque eso sería afligir mas al pobre hombre, vaya dormir aquí porque ya es casi de noche

y c1aroniandito voy a coger el camino. .

-Eso es, claroniandito, agarrás para Aba–

;0, que por lo que veyo hacia allí vas puesta en viaje.

--Tan±o como eso no, pero francamente voy lejos de aquí y cerca de allá.

Dejaron de buchoniar los parladores y

despuesi±o la mujer de Garda ofreció un tibio a la afligida enferma y un plato de barro hondo hasfa los tapones de caldo de frijoles a cada uno de los pizofes Hernández,

Después de la cOlTlindurria le dieron lien– da suelta a las singüesos los posantes y los an– fi±riones y cuando el cantido de un alcaraván anunció las ocho de la noche cada quien se acarn.odó para dormir.

XXII

La Luz logró roncar de un tirón hasra que la cacariadera de los gallos de las diez le puso en estampida el sueño del cual disfrutaba; se dio vuelta en el chinchorro en que dorro,ía, Cerró los ojos, los volvió abrir, se volteó al afro lado, se estiró, garraspeó, le dio salida a un cuezco estruendoso, tornó a pegar las charo– las, las destapó al ratito, se sen±6 para inver– tÍ! el cuerpo y recostar la cabeza- en el airo brazo de la rúsfica hamaca, hizo todo lo que a su alcance estuvo para volver a. dormüse y no logrando conseg1.tir tal bendici6n se de– dicó a rezal" un Padre Nues±ro el cual comen"

:¡;ó cien veces y jamás lo pudo ±enTlinar por rnÉls esfuerzos que su agitado espíritu puso en lnovimien±o para lograr conseguido. -

Empeñada estaba todavía la pecadora en un esforzamien±o de a pipián para poder rezar la sublime oración que dejó Jesús a la huma– nidad para que cada uno de sus miembros pida afCielo el pan cotidiano y la Divina Gra– cia para conseguü' consuelo en las necesida-

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