Page 107 - lista_historica_magistrados

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be hacér éS~ cosa. es dundequéra, mete al

rancho, te arrastra al monte, te saca el resue–

llo, te coge del morro y de allí te lleva jalada hasta el Musún, esforzándose en el camino porque llegués viva.

--y cuando pensará hacer eso'?

--Yo no se cuando; pero andáte entendi-

da que lo mas seguro será tres días o tres se– manas después de que pase por iu embija– guado canta~do el Pájaro Brujo.

-Bueno, ña Sanfiiós lo voy clarito par~

la. posada.

-y andalo ya, y sino te bruñe CosIne próntito, no te arriznés donde los Paces. -Dónde Fuelis?

-.-Ni mas ni menos, con el vaya comen-

zar Y si te veyo allí con vos arraso.

-Pues, ña Sanii±ós, ni me preoQupo por

esO, porque no iré.

-Bueno; callá el jocico y ya sabés que el Pájaro Brujo es la reseña. -Entendido, ña Sanfi:tos.

La caribuna desapareció de golpe y la Luz cabizbaja agarró la picada en derechito al Zapote; pasó el río por el vado de los cam– pistas, entró al Rosario y cuando principió a pepenar la montaña de San Fernando sin–

ti6 tal cacalota que se paró a descansar y a esperar que le pasala un poquito la inquietud que la a.tragantaba.

Por fin alcanzó su posada, enl:ró al ran– cho, subió al tabanco de donde no salió hasta que la urgencia por hacer una necesaria la obligó a salir a todo trote a buscar él rincón más apartado del vasfísizno solar.

xv

. Ya había cantado el primer gallo cuando la Luz oyó que pasaba cantando el Pájaro Brujo en la noc;he del quinto día de su en– cuentro con la tigracaribe; sintió répelos, se embrujó completamente y comenzó a casta– ñefiar a pesar de la tigra que la cobijaba ca– riñosamente.

Después que amaneció llamó a la Roma– na, luego a BU Juanchi±o que era el hijo me– nor de 19S Hernández, en seguidifa mandó a citar a la esposa de Juan Rocha y cuando ha– bis. juntado a todos los hijos les habló así, -Una de estas noches puede ser que no amanezca, pues anda por ay un tigrecaribe que me quiere garnachar para el Musún ¡ y para aclarar el cuento les narró la pasada del bdsque de Santa Jus:l:ina. .

-¡Jesús, mi mama! dijo Juanchito, por qué no coge para Buaco y se mete a la Igle– sia hasta que se aburra el animal'?

.. -Si pudiera lo haríya, pero del ñigreca– n.tle naide se capeya; yo creyo que no se han ,olvidado de la pasada de Pascualo, el hijo de

P~Scual Pérez, que se metió con la rnujer de Lencho Méndez que era zajurín más fortachu–

do que se ha visto en estos monies.

-No mama, respondieron todos a coro, ,la tenernos siempre presente y con segurifo

nos santiguamos cuando alguno: técuen±a.,~l

caso, agregó la Romana. ;Ji : : '.

-Piensen, pues, que si Pascualo tia pudo naidiia, qué voy a pqder yo, que soy inecato~

na aquí donde naide sape lo que yo sabo, pero ya afuerita mi cencia ni junco sabe,

-Así pues que· se va a dejar jaspiar¡ di~

jo la mujer da Rocha.

-y que lo voy hacer, si todo lo, tengo en contra. . , :::

-.-Yo le ofrecíya una chichada al patrono Santiago, dijo la Ron:l.i:ma. , ;

Ma±eo apareció por el lado del llano y juntándose al gr\lPO, les dijo arriznandifo:.

-.-Qué pasa por, ay que fiene~ las jachss largas?

-Nacia tata, solo que a mi mama ·se la quiere llevar un tigrecaribe, mosticó la de Rocha.

-Cómo así, niñá. •

-Pues, Mateyi±ó, c;reyo que no te has ol~

viciado que Cosme cuando cogió a rodar for– tuna se fue bravo con yo y odeyándome de muerte. .

-Así lo es la verdá, según me lo embo~

casl:e entonces, pero eso qué :tiene que ver con, el caribe que quiere comerte?

-Pues mucho tiene que ver, ya que el ti–

gre e~ el mesmo Cosme..

-Cosme? Cosme el tigrecaribe? Esos son cuentos que te han zampado y te has pasado a crer de ellos, corno dice él Ad1'riinistrador de Chayotepe. .

-No, Mateyito, no son guayolas, es la

mesmísima verdá.

-Será, niñá.

y la Luz no aguantándoSe mas contó al pobre hombre el aviso de la Métidez teve'" lándole que ya era :l:igracaribe, y cómo des'" dé hacía días andaba presa de Un paniquín bien espantoso; se arrodill6 de' pronto' y 10– mando las manoS de Mateo;' se cubrió la cara con ellas y le dijo bien lento ~ .. ,¡ .

-Perdonáme, Ma±eyito, las miles de co– sas que te hice, y cuidá de 19s pijines ,como siempre lo has hecho. ' '"

-y qué ±e voy a perdonar yo si siempre nos hemos llevado bien. . .

-Es que te has pasado de gueno y yo de :mala Mateyito; luego a la noche vamos ha-blar a solas. : ,

Todos se desparramaron' tomandd cada uno el camino deaus obligaciones y la LU:~ a pesar de su temor fue a dejat a la hija a casa de su marido, cuando llegaron le dijo:

-Ve, Goyá, yo queríya que'por 10 menos todos estos dlyas que falían del mes lleguen ustedes a dormir Con nosotros. ';,

-Bueno, mamaz allí lo estareIl}ós. .' . La Hernández después de 19 hsplado se regresó, pasó por el ojo de agua remojándql¡le y sintiéndose sereíla f3e fue al rz;mcho, ª.

p'at~

la bebida de las diez, refrigerio .. de a jicar9n que consiste eI:l baiir en agua freáQa ,Uné¡l, ;va¡;ia masa de pozal con sal, c\lya ,mecHda; nambi-

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