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Nichit(l y Qcia,vian(l. O~É! gusto me <:l;l;US~ su presen– cial desde el 17 de sepilembre no habla VIsto una sola persona de las que yo trato habitualmente en Grana– da todo lo que cuenta Nichito acerca de los emigra–
do~ de CostaRioa y El Salvador reaniman mis casi ¡nuerta:s esperanzas. Para ~l es inc;uestionable que de un moIne~io a oiro se, verificará. la anunci~d~, inva– sión. Escnboa la ,Bela cuatro renglones pldlendole unas cueras. Oc1aviano y Nichito almuerzan conmigo
y con Rocha en la casa de la hacienda, a las 3 p.m. ¡ne despido de ellos para, volver al rancho, supe des-ués qUe a las 3y media regresaron a la Agua Agria. Bopla con fuerza el viento por la noche y hace :mucho frío.
DICIEMBRE 17
Tres meses se cumplen hoy de la gran calaverada que aqui nos iieAe. Me contaron ayer Nichito y Octa– viano César que Agusiín Avilés y Manuel A. Coronel son ya declarados liberales, dicen que hasta se habla de nombrar al prUner,o Ministro de la Guer;ra. Recibo, enviada d,e la Agua Agria carta de la Bela, se limi– ta a decirme que me vaya cuanto antes a Cosia Rica, pues se ha' hécho público dónde me hallo escondido, ni una palabra acerca de tal anunciada invasión, y sin embaI'go, Nichito Chamorró manda a decirme con Juan José que las cosas van muy bien. Cqntesto a la Bela que el lunes, a las 6 p.m. saldr,é de aquí en com– pañía de Hildebrando Rocha, y que voy desesperan– zado porque advierto que todas las alegres noiicias de doña Carmela Chamorro resultan güeras, Esia car–
ta se la recomiendo, a Goyito Cuadra a quien escribo también invitándole para.' que nos vayamos juntQs a Costa Rica. Hoy almorzamos y comemos en la casa de la hacienda, aunque con cierta inquietud: tememos que en la boca del horno se nos quema el pan.
DIClEMIIRE 18
Sopló toda la noche furioso viento, y a eso de las 2 de la madrugada nos despertó el fragor de una gran rama que se rompía. Nos Hene con algún ciudado el temor de que el viento eche sobre, nuesiro rancho algunos de ~os altos árboles qu'e le rodl;lan t moriría– mos aplasiados. Amanece el :tiempo m.uy fJ;"lO y hasta ahora que son las 11 de la m.añana no cesa 'el viento. E. Gutiérrez se va ¡1 la Agua Agria, con una carta mía para Nichito, a ver'Si consigue una bestia para largar– se con nósoiros el lunes. Juan José va ~ la hacienda de G. Cuadra a dejarle las cartas que ayer escribí y El
la Granadilla para iraer una mula en la que debo hacer mi viaje a Cosia Rica. Rocha no cree ni media palabra de las buenas noticias' que de los emigrados vienen, y yo m.e estoy poniendo casi lo mismo que él. A la 1 p.m. vuelve Gutiérrez de la Agua Agria, muy enojado porque no le dieron la bestia. Cuenta que en aquella hacienda está una escolta oculta en el camino que conduce a Nandaime, pero agrega no cree él que venga ,por acá. Enseguida se v~ para la casa porque dice qUe no ha almorzado. Pasa algo' m.ás de una ho– ra, Rocha leía acostado en las tablas ~ue nos sirven de asiento la "Historia contemporánea' • de Caniú, y
yo acostado en la 'hamaca "Le réve" de Zola. De proniOoímos \ina fuerte detonación alIado de la casa: "Don Enrique, la escolta", me gritó Rocha, y en el ';leto nos levantarnos, yo tom.o mi frazada y mis alfor–
¡as, el coznpañero hizo airo tanio con las suyas, y a buen paso nos pusim.os en cam.ino y cruzamos el río de oro. Admirados de no ver llegar a Gutiérrez ni a nadie dispuso Rocha irse a aSom.ar al ranCho yo me quedé oculto tras una gran ceiba. Como media ho;ra qespuÉls me gritó Rocha desde la orilla derecha del no qUe volviese, que no había cuidado. El disparo qUe habíamps oído lo hizo Gutiérrez con únEl pistola qUe le vendió Catarino. No hay como ponderar de :I
ue manera nos cubrimos de garrapatas y cuán gran-e fUe la cólera que nos .causó tan pesado chasco. t
uan José regresa de la Cránadilla con mi m.ula, es– UVo ep. la hacienda de Goyifo y me irae cartas de éste y de la Bela. ,El prim.ero me dice que mañana vendrá a verme con Teófilo, la segunda me cuenta
que lleg6 a Corintq Jorge tMaye y hlftl da !l éhteftdét
que se esperan noticias buenas. Lo mismo, de siem– pre. Vuelve a aconsejarme que me vaya con pocas personas. ,Nachito me escribió esta mañana. Sigue lleno de ilusiones. Cuánto le envidio I
DICIEMBRE 19
No pudimos ocupar anoche las frazadas, ian lle– nas de garrapata esiaban y desde que nos levantam.os no hicimos más que quitarnos del cuerpo los millares de bichitos que se nos habían pegado. A las 10 y me– dia a.m. viene Goyito Cuadra y Teófilo. Por ellos sé varios porriienore¡; de la Peniienciaría y de lo que pa– só en Granada, después del funesto 17 de septiembre. Confirman ambos lo que Nachito y Octaviano me con– taron respecto de Agustín Avilés. No l;>articipa Goyito de las ilusioneS de los Chamorros, y cree que todo lo que se habla 'y cree en Granada no pa~a de fantasía de mujeres exaHaqas, al frente de las cuajes está doña Carmela. A las 2 p.m. regresan Goyito y l'eófilo para la hacienda del primero. Las mujeres de aquí lla Vi– cant.. y las hijas de Juan José) vienen a pasear a nuestro rancho, cerca de una hora se estuvieron aquí. Com.o se habla tanto de unas escoltas montadas que recorren estos montes, no nos atrevemos a ir a comer a la casa de la hacienda. Esperamos en vano todo el día a Perfecto Casco, quien ofreció venir hoy con una m.ula para Rocha. Juan José se fue a la Agua Agria y Nandaim.e, hasta las 10 p.m. hora en que vienen al rancho Gutiérrez y Pedro Juan, no ha regresado.
DICIEMBRE 20
Viento frío. Juan José regresó en la madrugada y a eso de las nueve a.m, viene al rancho. Me irae una carta de Nichito en la cual éste se limita a decirme que me desea feliz viaje'y que si bien no sabe "cuan– do se cubrirá mi pagaré no debo dudar que será cancelado", lo que quiere decir que "algún día ven– drán los emigrados". Aunque con bastanie miedo vamos a bañarnos al bajadero del camino y almorza– m.os en la casa de la hacienda. A las 4 y media p.m. viene Lucas mandador de G. Cuadra, me trae unas cueras, un paquete de velas y una carta de la Bela. Me dice ésta que nO sabe que aconsejarme respeCto de m.i viaje, 'pues las hotiCias que hay son muy bUe– nas y el Dr, Urlecho está seguro de que la guerra em.– pezará antes del mes. Le contesto que aun no ha ve– nido el guía, que si llega hoy me marcho enseguída y que así lo haría aunque creyera Iy no lo creol que vienen pronto los emigrados, porque se ha hecho pú– blico que estoy aquí. Hem.os esperado a P. Casco iodo el día¡ hasta que enfra la noche neis convencemos de que no vendrá, Pedro Juan Ruiz, uno de los m.ejores muchachos que por acá han venido, se resiente por un regaño que le dió Juan José y dispone irse para Costa Rica: a las 7 p,m.. viene al rancho a despedirse de nosoiros. Hace frío.
DIEMBR~ ~I
Nada de Casco. Vamos a bañarnos al bajadero de la ceiba y almo;rzam.os en la casa de la hacienda. Es– cribo a Adolfo Vivas acusándole recibo de su carta del 10 y dándole las gracias por lo que ha hecho en favot de F",rnando: le digo que éste paga supuestos pecados de su padre, pues yo soy quintilla en mi partido y solo supe lo del 17 de sel;>fiembre cuando ya lo co– mentaban las chichil1uas y cocineras de Granada. Re– comiendo esía carta a Nichito, a quien le ,escribo diCiéndole que aun estoy aquí por que todavía no ha venido el vaquiano. Gran gusto tuvimos a las 3 1 /2
p.m. al ver a Casco. Por fin I No trajo la mula para Rocha, pero dice, que está a tres leguas de aqUl,en casa de un fal Comelio. Juan, José conviene en pres– tar a, Rocha una mula de esta hacienda para. que se frasliide al lugar donde se halla la bestia que le lle– vará a Costa Rica. En compañía de Casco y animados por la perspectiva del viaje, comemos en la casa de la hacienda. Después de larga discusión quedamos en que saldrerno,s de aquí m~ñana después q~e haya– mos iom.ado caÍe. Com.pro fiada una poirancá de un
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