Page 37 - lista_historica_magistrados

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· ¡6venes educandos que desde di~tinto.s.cam~os y por ~i.

versos rumbos, alcannron promlnencul nacional, con ¡n.

tervención propia en la Historia de Nicaragua, religiosa, cultural, política y militar, del calibre de Monseñor José Antonio Lezcano y Ortega, ,primer Arzobispo de Nicara– gua; Emiliano Chamarra, Adolfo Altamirano, Carl?s Cu~.

dra Pasos, Bartolomé Martínez, Adolfo Díaz, Jase Maria Mancada, Diego Manuel Chamarra y tantos más. Allí se desarrolló la personalidad de Don Pablo Hurtado, "cuyo valor como cifra histórica reside en su labor en la ense– ñanza pública". para usar las atinadas frases del Dr. Caro los Cuadra Pasos, que desde su elevada y meri.foria posición, conquistada con su ilustración y sus talentos, se enorgullece de haber sido alumno de,1 agregio Maestro y producto de la revolución ideológica originada por el Ca· legio de Granada.

Disponía, pues, la Spltana del Gran Lago, de un ex· celente centrO de enseñánza, magníficamente dotado no sólo en cuanto a su personal docente, sino también en materia de laboratorios, cartografía, bibliotecas de con· sulta y demás elementos requeridos por la moderna pe· dagogía; de modo especial los laboratorios de física y química señalaban una adquisición sin precedentes y, lo que no resulta muy halagador, sin sucedientes, ya que en

~pini6n de quienes los conoderon todavía no hemos vuel· to a tener en Nicaragua nada superior.

Con cuánto regocijo vería Pablo Hurtado abrirse las puertas del camino que lo habría de llevar al logro de su ambición: el bachillerato, para emprender luego su carrera profesional.

No hemos hallado una referencia segura acercll de cual fuera la carrera que él tenia en mira, mas por su in· c1inación y especiales aptitudes para las matemáticas y por sus actividades y empresas de años posteriores, --cuando circunstancias adversas le cerraron el campo es· colar de su preferencia-, podemos presumir que Pablo Hurtado aspiraba 11 ser ingeniero.

Pero he aquí que el estudiante inteligente y esforza· do, 11 la hora de sufrir exámenes y determinar a que año de la secundaria debería ingresar, se encontró que si bien "sabía mucha gramática, tenía excelentes nociones de ma· temáticas y muy buenas en latín y filosofía", sus conoci· mientas de historia natural, geografía, historia y otras materias corrientemente impartidas en la escuela primaria y en la Intermediaria, !lran deficientes. El mozo, que ci·

fraba ya en los 22 años, que contaba con una viva voca·

clón de saber respaldada por ejemplar firmeza, no se amilanó¡ antes bien, se dispuso con entusiasmo a cursar todas [as asignaturas rezagadas, más las que debían capa– citarlo finalmente para optar el grado de bachiller Sil cien–

cias y letras; para ello, con la ayuda del Padre Sáenz liaría, que desde su temprana asociaci6n con el diligente examinando había mostrado mucho interés en su caso, se trazó un programa de estudios de dos años, contra los cinco ordinariamente requeridos de estudios secundarios, des,pués de la aprobaci6n de la primari<l¡ el culto profesor europeo seguramente consider6 lo que ocurría con Hur· tado como caso típico de un alumno a todas luces inteli. gente y laborioso, pero care~te del auxilio de un centro

escolar organizado, y quien mientras por una parte do. minaba materias importantes, por otra habia carecido de dirección y planes pedagógicos cabal8iS para encauzar sus estudios con armonía e integridad.

Nuestro joven amigo embistió sus tareas escolares con denuedo; no había 'para él tiempo de diversiones ni devaneos; su vida eran sus libros y ejercicios, su pasión el estudio. Desde luego, los resultados fueron manifies– tamente excelentes; sus maestrOs del Colegio de Granada lo consideraban una legítima promesa y le prestaron ayuda con la mejor voluntad; era evidente que Pablo Hurtado sería bachiller dentro del plazo estimado; des– pués, la carrera profesional de los sueños que empezó a acariciar en los campamentos de las minas de oro ~e la Libertad.

Pero la adversidad no había perdido de vista al huérfano de San Pedro L6vago; o ¿sería el designio pro· videncial que lo tenía señalado para maestro? El hecho es que pocos meses antes de la fecha señalada para su examen de grado, su tío Felipe, víctima de malos nego. cios, se vio fortado a declararse en quiebra, entreg6 a los acreedores todos sus bienes y quedó reducido a una ha· norable pobreza. Mas la pobreza no es ,por honoraqle menos dura. El bachiller infieri supo las nuevlÍs con amargura; él conservaba su patrimonio íntegro, íntegros conservaba también los recuerdos de su vida en el hogar de su tío, que a despecho de la poca voluntad de la Sra. Julia, su mujer, lo a'cogió en horas de trüteza y orfandad y le brindó calor de familia y paternal amor. Su gratitud

y la devoci6n de hijo que guardaba por don Felipe le hablaron a su coraz6n. Por una parte estaban sus 6!i'tu– dios, el bachillerato casi inmediato, la carrera soñada, su misma vida de estudiélnte sin problemas económicos; por otra parte estaba lo que él noblemente consideró su de– ber filial. Tratándose de un sujeto que conocía perfeda. mente el valor de I~s alternativas, de un estudiante am'bicioso que se sabía en el camino del buen éxito, res· pelado por sus compañeros, admirado de sus maestros y bien visto por cuantos lo conocían, la resolución por él adoptada adquiere' méritos e¡ccepcionales. Pudo más la noblezll de sus sentinJientos que cuantas otras considera– ciolTes hubieron de mediar tocante a sus e$tudios y su porvenir: Pablo Hurtado echó mano de sus economias, realizó sus haberes y juntando una suma que sus contem. poráneos estimaron en algo más de tres mil pesos fuer. tes, cantidad de mucha cuantía en los años de entonces, se fue con ella a casa de su tío, en La libertad, y la puso en sus manos para que hiciera con ella el uso que mejor le conviniera. El podría ganarse la vida dando clases a domicilio y si bien el ritmo de sus adelantos necesaria. mente bajaría mucho, también despacio algún dra se llega. Y la satisfacci6n de una acción generosa y oportu– na, de un sacrificio magno, deben haber sido premio y galard6n muy valiosos para un corazón joven, noble, que elige la mejor de las monedas .para pagar una deuda de amor.

Desde luego, el gesto de Pablo Hurtado fue harto sabido en Granada y los comentarios eran variadísimos; quien lo censuraba, aún reconociendo su altísima signifl. cación; q\lienes lo aplaudían como un singular ejemplo

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