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~¡'z,quierda~ y 9)erecha~

EN lAT~NOAMERI(A

y El MOVIMIENTO SOCIAlCRISTIANO

Los términos "Izquierdas y DerecllllG" son conceptos importados de Europa y aplicados artificialmente a nues– tra realidad hispanoamericana. Además de su a,plicación forzada a realidades sociológicas diferentes, 5011 términos sumamente relativos, abstractos y aún ambiguos. Por es– tas raxones es preferible usa r conceptos más exactos de la terminología politica y económica-social, tales como comunista, marxista, sodalcrisliill1o, fascista, liberal, neo· liberal, etc. Por lo general toda persona con una media– na cultul'a poUtica conoce más o menos el significado de esas palabras; mientras que respeclo a los oh'os términos de izquierdistas y dsrechistas existe confusión y contra· diciones. Algo parecido pasa con la palabra socialista. Muchas personas se creen socialistas sin tener la menor idea del verdadero significado del Socialismo; es más, con frecuencia sus ideas son más bien anti·socialistas, y por snobismo o por demagogia o ,por juventud, se llaman asimismo socialistas.

Lll relatividad do los conceptos que estamos anali· zando [a podemos observar a[ definir nuestra ,propia po· sición frente a ellos, usando sus diferentes significados. Por ejemplo, si por izquierda entendemos la, lucha por la justicia social, la gran batalla por la red~ncíón socio– económica del pueblo, la incorporación de 10$ obreros y de los campesinos a la cultura y a la civilización, induda· blemente somos izquierdistas. Pero si por i~quierda se entiende el materialismo histórico, el totalitarismo comu– nista y la supresión de la libertad humana, de ninguna manera somos izquierdistas. Si por derecha se entiende la conservación de los valores espirituales de la civiliza· ción, del legado histórico de la humanidad, y de la dig– Itidad y de la libertad del hombre, no cabe duda que somos derechistas. Pero si por derecha se entiende la consorvación de un orden económico basado en la explo– tación del hombre por el hombre, en la injusticia social, rechazamos enérgicamente el apelativo de derechistas.

LAS NUEVAS FUEl{ZAS

Quedando claros de la relatividad y ambiguidad de estos conceptos, vamos ¡¡ dar un vistazo al panorama po– lítico latinoamericano del momento. Su observación nos indica que lluevas fuer%as están en juego y que alrededor de ellas se está polarizilndo el futuro de nuestro Conti. nente. Estas nuevas fuerzas, de mayor empuje, son el Marxismo-castrista por un lado y el Socialcristianismo por el otro. Si bien es cierlo clue el marxismo ya existía en Hispanoamérica, no había llegado a las grandes ma– sas. Fue el impacto de Fidel Castro el que lo lIev6 a nues– tros ,pueblos en su nueva forma latinoamericana, el C¡¡strismo. Por esa raión hablo del mal'xisnio-castrista, ponlue éste ha dejado atrás tanto a los partidos socialistas como comunistas. Estos últimos, antes de Fidel Castro, eran pequeñas millorías illteIClctuale~, dogmáticas y buro– cratizadas.

Por el otro lado, los partidos democl'áticos de inspi-

ración sociakrístiana, vienen tomando cada vez mayor fuern. Esta se ha puesto de manifiesto especialmente en los últimos Congresos demócrata-cristianos realizados en Santiago de Chile y Caracas. Simultáneamente a la lrrup– dón de estas dos nuevas fuerzas en nuestra política continental, se ha observado la decadencia del viejo so– cialismo a medias. Los viejos partidos socialistas se han bifurcado en dos corrientes diferentes. La primera ha desembocado en el comunismo. Me parece que la razón de este movimiento se debe en gran parte a que el mar– xista hispanoamericano no puede quedarse a medio cami– no. El hombre de nuestra América es pasional y lleva sus ,principios a sus consecuencias lógicas y últimas. Por eso no puede decir como el anglo-sajón: "soy marxista hasta este punto, y de aquí en adelante dejo de serlo". Así los partidos marxistas a medias han perdido gran parte de su intoleClualidad y de su juventud, diciéndose: "Si somos marxistas, seamóslo completamente, es decir marxista– leninista, marxillta-castrlsta",