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04ma a dU .;::pueble

Ama a su pueblo,

ama a sus semejantes, ama a los dioses sólo quien, todo corazón, y éste sin tara de cobardes temores o traicioneros fines, se esfuerza por la paz. ¿Y quién que no aina puede ser gobernante atinado y justiciero? El que amamanta odios y alimenta rencores, engreído en sí mismo, entronizado en su capricho estulto;

y el que busca la guerra para afianzar su trono y crea disensiones y confunde el buen juicio de la ciudadanía;

y el que sube al poder escalando cadáveres y se burla de Dios (¡único soberano!), todos tienen su fin. Tú los detestas.

Su poder es brasero que les quema las manos ¡Y no pueden soltarlo; Su maldición les sobrevive:

¡SU progenie se ahoga en mutua sangre, crímenes que horripilan; tal en Tebas los vástagos de Edipo, tal en Argos los hijos quo hubo Tántalo mismo

que osó tentar la omnisciencia de los dioses. Sólo el justo, el que rige a los pueblos con decoro de ley, de paz y de justicia, con cetro, no con látigo,

gana la bendición de dimitir el mando sin terror, sin pesadumbre, sin angustia; hasta el sepulcro amigos lo rodean; pero el que ro ha usurpado o tiránicamente lo retiene,

si llega a viejo, ¡ah, qué vejez le espera: todos en su redor tI'aman traiciones; róenle el corazón, antes que los gusanos, sus propios hijos!

SALOMON DE LA SELVA