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la emprendió para San FernandO':

Cuando desapareció en una vuelta del ca– rnina la antigua hija de casa de :f:l'or Diego Pé–

rez, dijo para sí.

-Ahora ya estoy clara en eso que todos dicen Y yo no lo había visío. con una piedra se matan muchos tincos, yo "bolonié" con una sola laja a dos pavones, y agora a comérse– los, se ha dicho.

Al llegar aquí su monologamiento se . frotó las manos, entró al rancho, sacó la ro– pa sucia para llevarla alojo de agua, llamó a la Romana para que cuidara la casa y to– rnando una nambira, un pan de jabón de tie- . rra Y un peine de cacho se largó troteandito, troteandifo, sandungueando las posaderas que las años principian ya a u1±rajárselas y tara– reando un sonsOnete mitad música, de bai· lantes de Santiago, mi±ad endecha montañe– ra, siguió avanzando sin detenerse haE$ta que llegó al pocHo en donde la Venus natucha se dio una grande remojada y le dio a sus pele– ros una sBnjuaneada de a pipián que bien la merecían.

Cuandq Mateo regresó la Rodanta le dijo que Cosme quería que le fuera a cuidar la ca– sa y en una palabra a servirle, por 10 que le pagaba quince pesos sencillos, es <:}ecir bille– tes chancheros, y que si l~ pareCla la pro– puesta ella se iría desde esa tarde para co– menzar al siguiente día a trabajar y que ade– más le ofrecía darle permiso para venir a pa– sar los domingQ~ r;¡on él y los muchachos. -·-Ajá, y vos qué le dijiste?

-Que si vos decís que sí, que llegaría no-chandito agora.

-Bueno, pero los oficios de la\.posada quien los va a desempeñar'?

-·-Pl,les la Romana, y Juancifo 10 echará sus fajiniaditas.

-Andalo si vos querés, pero los domin–

gos tempraniás para la casa.

-.-Pues está claro, los domingos son tuyos

y yo lo vendré temprano; entonces, trato hecho..

-Vaya dejarte en El Limón, pues yo voy donde los Sándigos.

-Pues date priesa, que ya principia a desguindar el sol y te va agarrar ia noche. . -Monós, pues, que yo ya 10 estoy listo, pues voy escotera.

, y con el mismo marido salió de su casa rumbo a la querenCia de quien iba a ser su querido; en El Limón se sepa.raron, ella tomó a la derecha hacia la tienda en donde iba a satisfacer la angurria de un deseo y un vicio

y él hacia la izquierda cabizbajo y distraído •Como persona que no sabe lo que hace y 10

que piensa en busca de mozos para terminar lQ¡! ajustes que tiene que entregar en la próxi– ma semana.

dio, disponiendo además de los animales, de los reales del amante y de Cosroe conio quien dice fado esto es mío, muy mío y no hay quien me 10 pueda quitar.

De esta guisa ha ido· pasando el tiempo y en su transcurso de cuando en cuando la dosis del agua con hueso, la Luz se la ha ve– nido duplicando a Calero hasta el extremo de que ya 10 tiene casi idiota, da risa, por no de-cir piedad, ver a Mateo y a CoSme platicar de tareas, cacerías y en general de trabajos, in– diferentes al mundo de cachazones, ligerezas y barraganerías múltiples que la demonia te-je alrededor de ellos sin que los tales sean. ca– paces de sospechar, con todo y de que es más, que suficiente para un ser normal 10 que ven sin ver de las infidelidades de esta mujer en– diablada; los tiene enceguesidos y los bebe– dizos que les rempuja les ponen catarata::! do– bles en las pupilas del alma y 10 que es más curioso, quizás más sorpresivo, es que esas ce– gueras pongan una obscuridad impenetrable sobre los cristalinos transparentes del amor que tan sensibles son siempre para captar los más leves gestos de las indiscreciones por par- . te del ser querido para cualquier otro p¡;óH-' . mo con tal que sea del otro sexo, qué menos .:, . que fratándose de machos que besan, abra~ .' zan, estrujan y hasta duermen con la .perso"na ' amada sin que la sospecha de una duda, de ' una malhumorada tan siquiera leve, emerja de inmediato de ese abismo insondable que se llama el corazón y de consiguiente de la sima, ... de cada uno de ellos nazca la protesta natu- "

ra~ de todo macho, pero ni por broma se ve que brote la más leve muestra que diga yo soy un ribete de incertidumbre de esa cita en el tabanco que frente a nosotros la Luz se est~

dando con uno de los tantos que la visitan pa-ra gozar de su cuerpo.

Se pueden llenar páginas de páginas con narraciones curiosas e increíbles sobi:'i!!l la'§ ca– bronerías que los mágicos Q:n;¡bajes de La Ro– danta hacen invisibles y logran que pasen de– sapercibidas, a pesar de 10 continuas, a las miradas del esposO y del concubina, cansa– dos los amigos de ambos de ver la indiferen– cia con que dejan deslizar los deslices de la natucha, los embaídos cabronazos, se han atre– vido a decirles que si no tienen ojos para vet tanta orfandad, tal trilla de hombres diverso::; que en busca de placer llegan a sus casas de– rechi±os a la colmena de la jipata deseada, que por qué no la dejan, que se separen de ella, pues son como dicen ellos la chanza de la cañada y por toda contestación y coma si ambos se pusiesen de acuerdo contestan uni– formemente y en lugares distintos cada uno: que son habladurías de sus malquerientes que como no consiguen nada con ella salen a los caminos y rancho$ a contar cuenteretes de la pobre que no tiene más pecado que' quererlos V sin que hallan cercos que detengan su enc$.ri-La Rodanta se instaló en la entejada cho- ñamiento.' , za COn todo el garbo y mando de una propie- Para muestra del esfuerzo que han heého taria que acaba de trasladarse a un nuevo pre- los que 16s estiman, bast'a este botón que 10

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