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« Previous Page Table of Contents Next Page »donde abrió los ojos Juanaifo, viendo que la familia crecía resolvieron buscar un buen pa~
trón y para ello se ±rasladaron a Chayotepe que acababa de pasar a luanos de don Maria– nO Buitrago quien los recibió bien, les dió apo–
yo trabajo y tierra para sembrar y vivir en el
en~ierro de El Rosario en donde la Romana arribó al mundo y pernoC±aron en tal lugar por unos once años, hasta que se trasladaron a la Aduana en donde el leC±or acaba de en– contrarlos, pero no ya en paz.
II 1
La Luz aunque venida cuando principia– ba a dar punto sus encantos de mocetona a la cañada chayotepina traía en la jupa un gran bagaje de brebajes que su padrastro un céle– bre sumo hechicero le había enseñado cuan– do hacía vida marital con su madre verdade– ra en el cerro de El Aguacate que vigila des– de hace siglos el oro de los minerales de San– to Domingo y La Libertad, pero como al tras– ladarse a su nuevo sitio por la muerte del bru– jo y de su progenitora no había encontrado ambiente propicio para pradicar su sabiduría y tampoco no se le había presentado mo±ivo para hacerlo se había privado del uso de las raras enseñanzas en las cuales se había doc– torado, mas ya casada y sintiéndose inclina– da cuando ya fue madre a una vida de lige– rezas y amoríos variados principió para des– pilar al cónyugu~ primero y para airaer y su– jetar después a sus compinches a dar bebedi– zos a diestra y siniestra según fueran las in– clinaciones que la movían y las pasiones que la dominaban, a su marido para cegarlo al principio y a los pretendientes para que la si– guieran COlT\O lebreles sumisos enseguida. El traslado de Hernández a La Aduana cuya casa queda ubicada a cincuenta varas del camino que lleva a Chayotepe ha permi– !ido a La Rodanta ponerse en constante comu– nicación con los viajeros que pasan continua– mente, por el sendero ya para Boaco o bien para Chayotepe y con el pretexto de ayudarle
al esposo ha puesto una saca de CUBusa, que por ciedo eS muy buena, y la que expende a los transeuntes que frecuentan la trocha; el fal negocio no es más que la mampara tras de la oual esconde la presencia de visitantes inte– resados de sus gracias, para que su hombre
I al encontrarlos no torne inquina con ellos.
Entre los que asiduamente la visitan se
~,ncuentra un mocetón fornido, ñomblonote,
~lpato, alio, pitudo de nariz, inteligente, viva– racho, guitarril1ero, alegre y el que responde
a~ nombre de Cosme Calero y de quien la in– dma se ha ,prendado locamente; no se le ha entregado todavía porque no ha tenido ±iem– ro
de rempujarle una dosis de ceguera que o torne capaz de verla a ella únicamente co–
~o mujer entre las demás mujeres de la ca– nada, en atisbar el momento óportuno se le
~an pasado dos meses y Cosme ,desesperado le a puesto un uliimátum para fecha próxima,
qUe la chavala ha aceptado pero con sus pe– ros condicionales para llegar al punto.
Calero vive en un rastrojo de su propie." dad situado Irente a La Esperanza de ~or Cle– to en donde ha levantado una cómoda ca$a de tejas y en donde la infiel consorte ha pen– sado in pectore irse a vivir con el dueño si éste acepta sus condiciones, una de las cuales y quizás la primordial es que debe brindarle su techo.
La Luz en sus adentros ha resue1±o que si no se la lleva, no se le entrega, pues vivien– do juntos, se ha dicho, le remacharé el clavo a rrU gusto. '
Llegado el día señalado cuando Cosme le reclamó la palabra, le dijo friamente:
-Qué voy a ganar cori. que me jinetiés un momento, si no me hacés tu querida nunca probarás de mi ciliano.
-Pero que no ves que a Mateyo no le puedo robar su tesoro?
-Pero el tesoro dice que se puede ir con vos.
-Eso es otra cosa, pero yo no aflijiré al pobre hombre.
-Bueno
f
pues si no has de robarme, pla– ±ique:rnos de otras cosas, men,os de esos en~
redos.
-Pero ve Luz, yo te quiero, y te voy a dar mi trabajo de un mes.
-Ni el de diez, lo dicho, ya está dicho; voy a molerle el ±iste a Mateyo que ya viene de caYT\ino.
Cosme Se le fue encima a abrazarla, a morderla, a eSfrujarla; senna un alampamien– io sin límites por besarla, pero presta y felina La Luz cuarido se sintió aprisionada sin que la sujetaran con fuerza, se puso en clucas rá– pida y como una matabuey atisbando a la ve– ra de un ±rillo viejo y en desuso sin decit agua va le dio un formidable cabezazo en la rótula que abarcó hasta la chimpinilla a causa de lo cual el alatnpado mozo vaciló incontinen±i y cayó hincado; la mujer escurrió el buHo, to– mó un danto que halló al pasar al lado sobre un camastro y blandiéndolo jug\l.etQt\ftnlente al pie del palo de gtiarumo gradead'o'que de– sempeña de escala y que lleva para el taban– co, a donde pensaba atrincherarse si el ato– riondado insistía, le dijo, lentamente para que sus palabras cayeran en la hoguera de sus an– sias corno guacales de agua fresca sobre la combustión de sus deseos: ' '
-Ni por gusto ni por la fuerza me V¡:lS a jinefiar; si no me llevás a tu casa, dejá de pensar en yo. "
y sin esperar respuesta pusó 'lln pie én el palo esc~ala del tabanco, lo mir6 de cabeza a patas y corno si tuviera en sus venas sangre de culumuco de un solo salio alcanzó el ep.va– rillado que forma el colchón dél dormitorio aéreo y sin soltar el chirrión se dio vue1±a para darle la cara a Cosme, se s.lantó a la ori– lla del segundo piso-dama a donde se había encaramado, jaló el palo de subir 'Y lo ah'ave– só de la solera del centro al tapesco eri., qUé esta.ba, lTIaniobra que la dejó incomunicada de tierra y que equivale a levantar, el puente
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