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dente Provisional de los Estados Uñidos Mexicanos. México, D. F. Muy señor mfo: En la confianza de que es usted representante del heróico y viril pueblo mexicano, no vacilo en solicitar de su GQbierno la protección neceo saria para lograr y tener el alto honor de ser aceptado con mi Estado Mayor en el seno de su ejemplar pueblo. ¡'No es posible manifestar por escrito 105 trascenden– tiles proyectos que eh mi imaginación llevo para garan– tizar el futuro de nuestra América Latina.

"El capitán José de Parede,s, portador de la presen– te expondrá verbalmente, en parte, a usted, la aclual

~iíuación .política de Nicaragua y nuestros cálculos. "El mismo joven capitán sabrá explicar a usted en qué forma deseamos el apoyo de su Gobierno.

"En la esperanza de saludarlo personalmente me· diante su valiosa cooperación y anticipándole mi gratitud, tengo el honor de susctibi~me de usted atento y seguro servidor. Patria y Libertad. A. C. Sandino".

Verbalmente, el mencionado capitán Paredes me ex· presó estar ampliamente autorizado por su Jefe para elliponerme la situación en que se encontrabll, que era bien diffcil, tClnto por la persecución de que venían ha– ciéndolo objeto 105 invasores norteainericanos, que habían realizado gran concentración'. de tropas y de aviones, cuanto porque los eleJ!lentos de guerra se le estaban casi agotando y, sobre todo, porque el propio general Sandio no se hallaba seriamente enf~rmo de un fuerte paludismo que p.decía de tiempo atrás. Añadió que, por todas es– tas razones, su jefe solicitaba la protección del Gobierno de Mé)lico; que se I~ acogiera en el territorio nacional en calidad de asilado y que, de ser posible, se le proporcio– naran los elementos ele guerra necesarios para continuar la lucha en contra de 105 soldados y¡lnquis.

En debída respuesta, manifesté al enviado del gene~

ral Sandino, que desde luego ~y con gusto- el Gobier·

110 de tAbico lo acoiJería y le brindClría el asilo a que tenía pleno derecho, considerándolo como huésped de honor tan pronto como quedara bajo la protección de la bandera mexicana. Que, en cuanto a 105 elementos soli· citados para continuar la lucha en contra de 105 america·

nOS, no obstante que el Gobierno y el pueblo de México simpatizaban sinceramente c:on 5\1 gallarda actitud, no podía yo proporcionárselos en atención a que, desde ha– cía dos años, México mantenía las más cordiales relacio·

"eS con los Estados Unidos y no podía ni debía ejec:utar ningún acto que significara falta de lealtad hada aquella

cor~ialidad. .

Como el capitán Paredes me preguntara qué condi· ciones se le ponían a Sandino para aco$¡lerlo en el terri· torio nacional, le contesté que ninguna; que podía residir

~n México todo el tielt1po necesario, en la inteligencia de que el Gobierno costearía sus gast~)5 y qué, cuando ~I

deseara salir del ,pafs, podría hacerlo con entera libertad. "Diga usted -indiqué 111 capitán Paredes- al general Sandino que, al salir d~ Nicaragua tenga mucho cuidado para evitar una sorpresa. No vaya a ser víctima de un atentado y esté seguro de que, al quedar bajo el amparo de nuestra bandera, disfrutará de libertad y de amplias garantías".

Inmediatamente después llamé al Subsecretario de Relaciones, Señor ~enllro Estrllda, y le ordenó que se co– .municara con nuestro Ministro en Costa Rica, licenciado Aritorlio Medi¡¡; polio, parl! qu~, a su ... e;l, se dirigiera a

nuestro representante en Honduras, señor Cris6foro Can· "seco, a efecto de que, tan pronto como el general Sandino lograra salir del territorio nicaragüense y entrar a Hon– duras, le tomara bajo su protección, manifestándolo así al Gobierno de aquel pafs "ermano.

El general' Sandino cruzó la frontera de México el dfa 25 de junid de 1929 y, tanto en Honduras como en 'El Salvador y en Guatemala, se hicieron en su honores· ¡ruendosas manifestaciones populares, alojándose en los edificios de nusstras representaciones diplomáticas; las cuales fueron también objeto de grandes muestras de simpatía. .

Como nuestra Embajada en la República de Guate– mala pidiera instrucciones respecto de lo que debería hacer ante 105 deseos del Gobierno guatemalteco -que pretendía poner una fuerte escolta de policía para res· guardar al general Sandino- la Secretaría do Reladones, por instrucciones mías, le indicó que expresara al Go· bierno de Guatemala nuestra pena por no aceptar sus buenos oficio., en virtud de que consideraba que el pue– blo mismo de aquel país sería el primero en resguardar al patriota nicaragüense. ,

En esa época se encontraban al frente de las Jefatu. ras de Operaciones en los Estados de Chiarpas, Veracruz y Yucatán, respectivamente, los señores generales José J. ,Méndez, Miguel M. Acosta y Lucas González, a quienes se dieron instrucciones por la Secretaría de Guerra y Ma· rina, para que se hicieran a Sandino honores de general de división y se le proporcionaran toda clase de elemen· tos ,para continuar el viaje hasta la ciudad de Mérida y Yucatán.

Es de gran interés relatar una entrevista que, en el mes de junio, celebr6 conmigo en Palacio el Embajador de los Estados Unidos, señor Morrow, y que tuvo lugar precisamente en los días en que se concedió asilo al ge· neral Sandino. Es esa entrevista, el señor Morrow se expresó más o menos en los siguientes términos: -"Se– ñor Presidente, me he tomado la Iib!,rtad de venir a verlo, con objeto de hacerle una pregunta que, quizá, no esté dentro del protocolo diplomático; pero que interesa vivamente a mi Gobierno y para lo cual he recibido las consiguientes instrucciones. Digo que, quizá, lo que me voy a permitir preguntar a usted no esté dentro del pro· tocolo diplomático -y por eso pido B usted mi más cum· plldas excusas- en' la inteligencia de que, si usted estima que no debe contestar a la pregunta referid;l, no por eso me consideraré lastimado en lo más mínimo".

Como e\ preámbulo se iba alargando, indiqué al señor Morrow en formá amistosa que ¡podía hacerme cuantas preguntas gustara en el concepto de que yo las contestaría con todo agrado.

Entonces el Embajador l11e dijo: "El Departamento de Estado de Washington ha tenido noticias vagas de que el Gobierno de México ha acordado conceder a Sandino refugio en este pafs. Podría usted, señor Presidente de· cirme algo sobre el particular?"

"Con mucho gusto -:'-contesté--. En efecto, Sandino .ha solicitado del Gobierno que presido el derecho de asilo y se lo he concedidQ. Nuestras Legaciones en Cosia Rica y Honduras y nuestra Embajada en Guatemala tie– nen Instrucciones de protegerlo y de facilitar su viaje al territorio nacional".

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