This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »pados por las namas enloquedc1as/ los hom– bres, pues, que· gustan de seguir los pasos de tales animales, fueron descubrlendo poco a poco por las zopiloteras los cuerpos en des– composición de los que hallaron su fin en la balacera y no recibieron sepul±ura por el mo– tivo explicado en el párrafo anterior.
Los vecinos, los viajeros, los hurgadores y los jueces de mesta de las diversas regiones llevaron a la Mon±aña las versiones macabras de los cacastes humanos insepulios y disgre– gados en los matorrales desperdigados del llano; Iras de las nolieias desquiciantes las fah±asías variadas de los múl±iples viajeros ±e– jieron las leyendas y después de hilvanadas éstas comenzaron a tomar cuerpo las pasadas.
Cuatrocientas varas antes de llegar a la quebrada, de la cual se ha dicho que nace en El Ventarrón, o por ese lado liene su naci– miento y luego parie el llano, a unos dos me– trOs del alambrado de la finca San Miguel, en pleno camino real, está seniada una piedra que es la única en la llanada y que un lTIUSgO especial de aquellas ±ierras ha vuelio blanca a trechos y la que tiene unas tres cuarias de a1±o y es plana en la superficie. Al oriente de. esa peña, camino de por medio, hay un matorralito o lo había en ese entonces, bas– tante éspeso y en donde se escapó a los ojos de los querques y auras bípedos un"cadáver que quizás no fue descubierio por haber es±i– rada su dueño la pala, indudablemente que, corno los otros, á. consecuencia de las balas desperdigadas de la coniienda, pero para su desgracia en el mismo sitio en que cayó para siempre había también pelado el ajo con ante– rioridad una vaca hosca, encerada, cuyo mor– iorio descubría la vista con solo volver a ver hacia el mogote de monle descrito, de tal ma– nera que aunque el hedor fuese exagerado nadie atribuía el tufo a podredumbre de roña de cristiano sino que a los restos del rumian– te que a la mirada se ofrecía.
No fue sino hasta fines de marzo que al– guien, que tuvo urgencia de hacer del mato– rral una letrina, y por tal causa se adentró en el bosquecillo, observó que el piso estaba desgramado, trillado en forma cuadrilongar, el desgramamiento re±irado de los huesos del rumiante, húmedo, con ese aspecio salitroso que sólo la carroña da a la ±ierra cuando han pasado algunos días, lleno de suciedades de chepes y que el ambiente del cariñoso fronda– je despedía un hedor fuerle, que no provenía del suelo ni de los viejos restos si no que de las ramas de los árboles/ de pronto el viajero alzó los ojos y vio sobre su cabeza una roña humana enlazada a las ramas de una gua– yaba coposa, tan sólidamente entretejida a la ramazón que era difícil que cayera. .
La cantlipplora, el rifle, el salveque, la chamarra y una alforjifa de :mecaie COfl unos pocos chechereques y unos diez pesos chan– cheros xnefidos deniro de una caja de fósfo– ros de marca Machetillo rodeaban y acompa– ñaban el cacaste deshabitado; el pellejo re-
seco y ±os±ado aSla f1rn'l.emen±e a los huesos y
~odo el conjunto cuerudo, macabro y ±iaso Se agarraba tan fuertemenfe del gancho y raroi– fas del árbol que le había servldo de catafalco que se hacía difícil desprenderlo. Con toda y la fea impresión recibida el descubridor re– solvió esperar a que pasara algún jincho de las cañadas próximas que se prestara a desga– ritar de la. cumbre al pobre cadáver Lnaro~
mero. No tuvo necesidad de soportar lTIucho tiempo esperando compañero, pues a poco de haber salido al camino columbró en la gar– ganta de Cerrocuape a unos cargueros que cuando arrimaron a su vera, y supieron el do– loroso cuento, se prestaron gustosos a desen– caramar al militar olvidado y con unos espe– ques hechos del mismo palo de guayaba abrieron una fosa y en menos de una hora habían llenado la cristiana obligación de dar sepu1±ura a los lTIUertos.
Entre los c;:omarcanos y cañadeños cayó la no±icia corno un rayo en el patio de una vi– vienda, corno si un figrecaribe se hubiera pre– sentado a sus posadas en pleno medio día, aquel esqueleto encuerado fue traído y lle– vado de aquí para allá, de acullá para acá, de Vagüa a Boaco Viejo, de Sácal a Bulbul, de Chayoiepe a San Andrés, de El Paraíso a Las lVíesas, de Río Negro a donde Tijerino y se dejó de llevar y traer, de desguindarlo y su– birlo con dejo de lástima profunda' por el desamparo en que el humilde prójimo se ha– bía despedido del mundo, hasta que la fan– tasía na±ucha lo principió a mirar fodas las noches seniado sobre la piedra vecina del mo– gole, en que se encontró colgado al mílite, con el mauser al hombro y la cantimplora parada al lado puesta sobre lo plano de la mole des– crifa con detalles en párrafos anteriores.
Cuando lo vieron así, principió el miedo sordamenfe a socavar los cimientos de los ner– vios y a des±:ruir las bases del valor; a las ocho de la noche nadie se atrevía a pasar a la vera de la peña sembrada en la llanería y como para encaminarse para el norie o para el sur; es decir, para Olama o para Boaco ha– bía que pasar por fuerza a la margen del pe– ñón, los valientes que no les gustaba ponerse a prueba con sereS de la Otra Costa, trataban de andar el célebre sendero lo más temprano posible, los metelascabras se hacían ver en las casas vecinas a las siete de la noche para que los juzgaran barzonudos, se despedían luego
y después de caminar mil metros sobre el lla– no, lo atravesaban amparados por la impe– netrable mampara de un declive y salían al camino de San Isidro, polo opuesto a la pie– dra, enderezando incontinenie para el lugar a donde se dirigían, pues este camino tiene conexiones con el ofro en Cigüita y Cerrocua– pe, y los cobardes que por iales no ienían vergüenza de que los juzgaran cachones, ha– cían noche en cualquiera de las casas de la trocha real queriendo evitar así el encuen– ±ro con el deserior en pena del encantado ce– rro de Musún.
-38-
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »