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foria, pues le había puesto un hechi:¡¡;o que

10 llevaría a Zenón hasta el Musún, .La Si– nesia emprendió el regreso a Cusirisp.a y es– peró a que anocheciera para volverse a cris– ±ianizar.

Hecha la transformación buscó la bruja su nagual, para darle de comer y rendirle in– formación de su jornada.

El nagual, es decir, 10 que llaman así las víC±imas y los mismos embrujadores na:tuchos, es una serpiente que las brujas guardan en un enorme jicarón despicado en donde per– manece enrollada y la que sacan a asolear todos los viernes; es el inalámbrico por medio del cual las hechiceras se comunican con El Malo; cuando la muerte se les aproxima el nagual se los par±icipa, pero siempre que van a pariír al Otro Barrio, ya llegada la hora del viaje, padecen doblemente cuando entran en agonía, pues no pelan el ajo aunque boque– yen y reboqueyen, mientras no encuentren quién se quiera hacer cargo de la sierpe que sirvió como sello para el paC±o infernal entre El Coludo y la bruja que le vendió el alma, a cambio de la ciencia diabólica; la que acep– ta la herencia es, por regla general, una no– vata embrujadora a la cual medio alecciona entre gipeos y pataiuces la moribunda, para que el resto en seguida se lo enseñe el Dia– blo personalmente a n1edida que la angurria de hacer daños se le desarrolle a la nueva distribuidora de maleficios.

Cuando La Necha se aproximó al jicarón famoso, la sierpe dio señales de agitación y de deseos de salir afuera, la domadora vién– dola excitada se a cordó de que era viernes y por lo tanto día de sol para el ofidio, lo tomó cariñosamente, lo acostó en su camastro, lo sobó, limpiólo bien y Con sorpresa suya el nagual antes de saI±ar para asolearse se estiró perezosamente cuan largo era rehuyendo re– cibir los rayos vivificadores del astro, enton– ces, comprendió asustada la bruja que ya no estaba lejos su muede, pues, según se estipula en todo convenio con Pisuica cuando el na– gual se esfira completamente en el sexto día de la semana, antes de coger sol y no trata en seguidita de enrollarse ligero, es señal de que el contrato está por vencerse y de que el final de la existencia de la dueña se halla cercano.

Treminio llegó a Granada al segundo día que el pájaro le espulgó la totolpa, completa– mente grave y tuvo, para aliviar, que ir a cu– rarse hasta Rivas, en donde una :maleficiosa más taragotuda que La Necha le devolvió la salud. Le dijo, además, quién lo había fre– gado, le dio contras para aniquilar a su ene– miga, le advirtió que tuviera cuidado al re– gresarse; pues serJún la curadora lo persegui– ría la cusirisneña hasta matarlo.

Treminio era un hombreci±o mediano, blanco, coloradi±o, bigote parado de- esos de ensartar chaquiras con sólo tirarlas derechito a las puyas de las hebras, cara arrugada, co– mo de sesenta años, hablaniíní creído en cuen– teretes de e:mbrujamientos hasta decir quitá,

trabajador, amigo de sol±ar la singüeso paré.

desplumar al prójimo, amanfe de meterse en todo lo que no le imporiaba, cachón, dicien– do mejor, miedoso, aclaración que se hace para evitar que se suponga placía de la in– versión, pero cuando se resolvía, y ésto lo ha– cía hasta que estaba entre la espada y la pa– red, a poner puntos a las íes, era capaz de dejar el cacaste en cualquier parie sin que le importara un bledo que se lo hicieran sal– picón.

De regreso en Granada dispuso quedar– se de mesero en La Virgen, propiedad que pertenecía a don Filadelfo Miranda, sólo por no volver a Teustepe y poner de esa manera entre La Sinesia y su pellejo, unas treinta le– guas de protección, trinchera hecha con hor– migón de prudencia para la seguridad de sus costillas.

Mas la bruja, endemoniada porque todos había regresado, y sabedora por el nagual que le había ITIefido el cuento de que a Tre– :minio lo habían curado las hechiceras riven– ses y viendo que el hombrecito no aparecía nunca en Teustepe ni en los barrios de los al– rededores por capear el bulto, y que par¡3. des– gracia suya el tiempo pasaba y la hora de su viaje al Cerro del Padre, Musún o Momba– cho, se le aproximaba, sin poder ella de veras vengarse de quien la había desnudado ante los abajeños, únicos seres a quienes respetaba y quería, resolvió salir en BU búsqueda y pa– ra ello le puso sifio a los senderos que con– vergían a los caminos reales saliendo de las haciendas de Malacatoya y Masapilla, de Ji– quelite, Santa Bárbara y Esquipulas.

Para estas postreras correrías, La Necha se transformaba en chancha o en mona y '\.fn día de tantos para desgracia de Treminio tu– vo que ir con otro compañero a iraer unOs no– villos a La Trinidad, hatillo de un señor Gu– tiérrez, para lo cual tuvo que frofear sobre el Zanjón de Acoto, en medio de cuyo cauce va el trillo que lleva hacia la finca dicha en don– de, precisamente, les cogió la noche en el regreso y en plena zanja los sorprendió la Bruja que había salido de Cusirisna converti– da en simia. TreITIinio no la notó por lo den– so de la obscurana y aunque andaba pre– parado conira los ITIaleficios, con fado yeso, no pudo evitar de que la mona se colocara en el anca del caballo en donde cabalgó por más de media hora esperando que llegaran a una parie surnarnenie ialchocoiosa del arro– yo para que el compañero no se diera cuenta de nada de lo que iba a hacerle a Zenón¡ cuando estuvieron en el punto escogido, le llo– ró en el oído tan fuertemenfe que lo ensorde– ció por completo, luego lo envolvió con' el rabo, jincó al jamelgo para que corcoveara y en un tris, y al segundo salio, el solípedo lo zumbó al suelo y lo arrastró cauce arriba hasta dos leguas adelante de La Trinidad en donde lo dejó medio muerto y sin conoci– miento.

Cuando ya bastante entrada la :mañana

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