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« Previous Page Table of Contents Next Page »nuación comenzaba a graznar ±erroríficamen– fe, diabólicamente, inmisericordemenfe hasta que jajayándose y satisfecha al parecer de fanto asusiar, pronunciaba como despedida el nombre de algún conocido suyo a quien que– ría atemorizar por puro prurito de afemorizar– lo, después alzaba el vuelo para Osfócal y en– seguida enderezaba para Las Canoas, hacía en este caserío algo parecido a lo que efec– fuaba a su paso por Santa Bárbara, prose– guía seguidito hacia el barrio de La Cruz me– fiendo en concha a sus habifan±es, se posaba, de tránsito ya para su querencia, en un ár– bol seco del vado de Pa±asiule hasfa que asus– iaba a algún pobre caminante nochador que la necesidad lo obligaba a servirse de la no– che como si fuera el día, luego proseguía pa– ra Teustepe en donde empavorizaba al cofa– rro humano local y cuando Las Balanzas, bri– llanies y viajeras incansables, le anunciaban que se aproximaban las ires de la mañana, volaba derechiio y sin entrefenerse para su Guásimo en donde el cadejo infernal velaba echado su flácido cuerpo supino; el guardián luciferino gemía al descubrirla, de sus ojos emergían un par de llamas como focos de automóvil en marcha en plena obscuridad, se apartaba unas cuantas varas del pellejo que resguardaba, el ave se posaba sobre su lomo y brincando de la vértebra del animal al suelo se iba a paso de pájaro playero a la boca de su crisálida desocupada, la jurunguneaba con el pico para abrirla hasfa que se volvía des– rnesurada, luego metiendo la cabeza por la maisola se adentraba y desaparecía en, la oquedad de la garga.nfa, pasado un fiempo prudencial el cadejo la agarraba de las ma– nos y con esia ayuda La Necha se incorpora– ba, después se miraban como alegrándose de verse, sacudía sus cascos el andariego y en
se~uida de unas cuanfas cabriolas indesci– frables se esfumaba el vigilante y luego la bruja se dirigía a su casefa en busca de su ca– mastro, a descansar.
8inesia salía de tuna para cualquier poblado o caserío a empolvar doncel¡as que los don– celes fueranos no habían podido seducir, a asustar por gusto o a atemorizar i3. algún que– rido o esposo descarriado ql.;!,e la barragana oficial o la esposa abandonada le habían su– plicado que se los devolviera quitándolos de los regazos de las rivales y trayéndoselos a los braios de ellas, que a causa de la frescura y mozalvés de las dichoso±as quitadoras de sus hombres estaban arrumbadas y desampa-radas en sus posadas. ,
En los días en que las ocupaciones mer– maban se encaramaba en un viejo palo de guásimo de ternero que sombreaba su rancho, daba tres enormes salfos modales para el occi– dente y otros tantos para el sur, ~ilbaba ensor– decedoramente hasta el exfremp que el silbo lo oían de cabo a rabo en Cusi,risna y pocos minufos después un hedor a azu,fre y una fos– forescencia inexplicables invadían los contor– nos del lugar, repetía unas seis veces más las brincazones y silbidos hasta que emergiendo del pie del tronco del guásimo una llamarada verde, se perfilaba de entre ella como una vi– sión fremenda la horripilante figura del De– monio quien focaba la cabeza de La 8inesia, rodaba el cuerpo de ésta al suelo, brofaba de su boca que se crecía vasfamente una fea ca– coroca que volaba de su cabeza a la gamba mas baja del árbol que le servía para la frans– formación, incontinente alborotaba canfando como los falcacaos, grainaba luego sombría y espeluznantemente y de manera fenaz, aulla– ban cobardemenfe los chuchos del barriecito, soplaba un aire que abrasaba el a¡;nbienfe, pegaba el ave misteriosa un salfo de la rama a la jupa de El Malo, observaba afenfamente su barro fendido y de aquella mollera de averno emprendía el vuelo para la propiedad de los Mondragón, dueños de Santa Bárbara; poco después de haber partido zig':z;aguendo la nocturna vagadora dejaba el Diablo a un ca– dejo negro cuidando el cuerpo de La Necha, luego partía al pirofilacio de su morada y ay
no masita fado quedaba en un silencio de ci- Los años pasaban y por más que inqui– ±a sin desesperación, en espera del pajarraco ría y se empeñaba en averiguar quién era el vagabundo que se iba tunanteando más allá malandrín bocón que la había delafado a sus de la finca de Esquipulas y fambién hasta los amigos de Granada, la pobre Mama Necha, jicarales del hoy enmon±añado y comple±a- a pesar de sus nexos con el Coludo, no había menie perdido llano de Os!ócal. podido saber a punfo fijo quién había sido el
denunciante; anfe tal incerfidumbre y habien-De fránsito pasaba por Santa Bárbara, en do llegado a su conocimienfo que varios chan– esfa hacienda se sentaba sobre el caballefe cheros de su lugar y de Teustepe a quienes de la casa, traqueaba con su peso penosa- ella atribuía la mala noticia, habían par±ido menfe el cuarfón de la cumbrera, maullaban con una enorme recua de puercos para La los gafos, guanganiaban aflictivamenfe los pe- Sulfana, resolvió consultar con su Nagual so– rras, cacareaban las gallinas, hacían foreras bre lo que la inquietaba y de la consulta, que los rejegos y las vacas asusfadas les echaban a su vez hizo el rollo ofídico al Averno, nació dúo, los cerdos se erizaban y cuiyaban en la determinación del Jefe de las brujas de que los chiqueros, la gente se embrujaba con sus había que apermisar y ayudar a La 8inesia tigras de 'pies a cabeza y como final, un re- para que tardara fres días hecha Voladora molino de polvo caía y flofaba sobre los apo- y que cuando se aproxi.maran las horas diur– senfos y corredores con lo que se acababa de nas con sólo silbar a modo de cegua en cuan– remachar el clavo del ferror en los pqbladores fa principiBl-an los gallos a alabar el alba, se de la alquería, así las cosas la cocoroca deja- convirtiera en iínca para que los viajeros y ba el fecho y saltaba a los corrales, a con±i- habitantes de los lugares a donde tuviera que
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