This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »1 9 terneros se avendavalaron, 109 gusanos :acian destrozos Y las lnurriñas ¡;~ dedicaron a dar palos; ~as COlnO no era posIble qu,? los astas apar~cler~n de la. noche a la lnanan? ;ledoS prol!lletanos resolvIeron s?~ortar la r~~-
a de la ternerada y otros preflneron sacnh– n ar los potreros para liquidar los estragos, lo
~ue consiguieron con s610 trasladar los pari– dos a las heredades de la vecindad de Boaco. Entre estos úl±ilnos se encontraba un ha– cendado granadino y para llevar a térInino la maniobra de la sacada del ganado desta– có desde La Su1±ana a un lnozalbete que sa– lió con instrucciones especiales y que llenó el comefido a satisfacciól7- del pz;opietario.. . Cuando el Maiacan lle~o a La Tnnldad encontró a Eleuterio convaleciente y amedren– fado a causa del apa!"ecinúento s?bren?tural del fantasma de la pena cerrocuaplna¡ VIO que el hombre no podía servirle para las opera– ciones que tenía que llevar a cabo con preci– si6n c;ronorrtétrica; revistó a los lnOZOS de agri– cultura que el Mandador ocupaba en el reco– rrimiento de los cercos, comprendió que no había ni uno solo que fUera práctico para eso de arrear semovientes y no le qued6 lnas re– medio que llevarse a Chico Paz DUlnas que estaba r.eponiendo a López e~ sus quehaceres para mientras éste restableCla por completo. Una vez arreglado el viaje, dispuso lna– drugar al siguiente día parl'i Chayotepe a don– de quería llegar temprano para sacar en mera alba del airo alnanecer la priznera buluchada de paridas; ninguno de los presentes objetó nada, el muchacho se acosfó felnprano y pu– so un viejo despertador que había para que repicara a las tres de la lnañana, pues no se podía teznpranear mucho por lo 'pantanoso de los senderos; el anciano reloj se portó su– mamente exacto y a la hora señalada avisó alegremente, a pesar de que la senectud le había vue1±o el repiqueteo ronco, de que el momento de partir había ya llegado.
El chico abandonó la tijera, se lnudó, se arricloqueó de cueras, espuelas y lnenesteres que el éxodo reclamaba, abrió la vetusta puer– ta, recorrió el corredor y con asoznl;>ro suyo nadie daba forma de ensillar los semovien– tes y de aprisar la partida.
Así la cosa, se fue derechito a la hamaca en donde pasaba la noche el rengueador An– dráica, remoquete cariñoso con que usualmen– te el muchacho recién llegado llamaba a Chi– co Paz, y a quien dicho sea de carrera el reu– matismo le había dejado encarrujadas las pa– tric;ias, lo encorttró haciéndose el dormido, le pegó cuatro socollones al chinchorro que des– de hacía meses pedía a cada instailte su' re– puesto y antes de que el quinto fuera puesto en práctica se sentó el durmiente finguiéndo– se el asustado y diciendo que no había senti– do lél. campana del antiguo marcador de tiem– po y que el sueño lo dominaba todavía. Con todo sin vacilar lió los peleros, des–
c~lg6 el lecho portátil, fue a preparar las bes– has y principió a dar más vue1±as y coiltra-
vueltas que las que da un muchacho de cual– quier región fría cuando no quiere bañarse; por fin entr6 con disimulo al aposento y has– ta que se cercioró por el guacho guardioleño que ya eran las cuatro y media se presenfó al muchacho diciéndole que todo estaba listo.
En el aeta lnontaron los viajeros, descen– dieron la cuesteci±a de la finca y cuando los que quedaron en la casa pensaron que iban llegando los caminantes a la puerta de golpe de la salida, los jinetes subían !'l todo frote y sin reparar en lo liso del sendero la trepadita que se apareja a la casa en que vivió su vida de fuerana acti~a y respetada la seña Trini– dad Barquero.
A los ojos 'del rapazuelo no habían pasa– do desapercibidas las lnaniobras mañosas de Andráica para dilatar la partida y por tal mo– tivo cuando iban en la mitad de la longitud del güergüero de La Coyotera, le ~oltó a que– ma ropa la pregunta siguienie:
-Bueno, Andráica, qué es lo que te pa– sa, que me has hecho perder la mañaneada con ese vuelterío que diste, indudablemente, con la intención de que no saliéramos tan de madrugada?
-No, si a mi no lne pasa nada; es que anoche tenía mucho sueño y no ,le dí mis pe– leras temprano a la mujer de Eluterio para que me los lavara y fuve que hacerlo agora.
-Te estás volviendo bellaco; para dar tres peleros a lavar no se gastan cinco mi– nuios.
-'-No creás; eS que encontré los peleros, pero el jab6n se me había perdido.
-El jabón~ jabonayose te va a volver la pereza filn esé cuerpo enclenque.
Chico Paz se carcajeó y dijo enseguida: , -¡Ah, Andr~ica, más chistoSO1 Si es que la verdad es otra cosa, fe la vaya contar¡ pe– ro no me tratés. '
, '-Pues, soltá la singüeso, que me tenés muy contrariado' por el tiempo que mI!) has hecho perder.
Bueno, allá va, pero no te vayas a reir de lo que voy a con±arie, que si el fafa cura Cer– na estuviera aquí, me confesaríé). con él y se lo contaría lo lnismo al Padre Juan.
-Te prometo no reírme, pero escupí el cuen±ere±e ligero y sin lnas vericue±os para ocultar el engaño ni lnayores rodeos para con– tar tus güaragüas.
-En±c;>uces, pues si es asi, allá voy, que
110 hay cUIdado, y Chico Faz le dio curso a la lengua y desembuchó lo de Eleu±erio, lo CJue con±aba del fan±asrna, 10 que los indios declan y lo que él mismo inventó para hacer más terrorífica la visi6n.
Cuando a las diez de la mañana coh~m.
braron CHayotepe el abajefio estaba' al co– rriente de ±O~O!! los decires, de ±al manera que al contarle Fehx Paz ya en la casa las muchas
p~sadas a que había dado motivo el musu– neño en pena, el recién llegado le remachó el clavo espetándole unas cuantas guay'olas
-41-
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »