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go de los burlas que entre los mismos se dirigían, o las enderezadas contra los otros vecinos que no concu–

rrían o lo Botica

La tertulia de Nacho Suárez tenía otro carácter Se hablaba ahí de todo, como en las otras, pera

en especial de literatura, pues casi todos, los asistentes o ésta, eran jóvenes intelectuales, ilustrados y cultos

aficionados a buena lectura y habían viajado por el exterior

También se tomaban ahí copas y más de alguna vez en la noche, salían, algunos de ellos, a dar

bromas jocosos a otros vecinos

Los ocurrencias de la tertulia de Nacho Suárez, s~ caracterizaban por lo chispeantes e ingeniosas,

y en la ciudad eran muy aplaudidas por las alusiones e indirectas de sus autores, sin caer en lo vulgar aun–

que sí algunas matizadas de vivos colores que no pod ían ser oídos por personas escrupulosos cuando se tra– taba de cuentos o historias pecaminosas

No quedaría completa este comentario del temperamento de la ciudad, después de haber hablado de estas tertulias, si dejáramos en el tintero, otra innato y especial rasgo de ese espíritu ínquieto y festivo del granadino de entonces, exhibiendo con más relieve sus tendencias burlonas

y vamos a cuentos

Los nombres aficionados y debilidades de algunos tipos nacidos en ese mismo suelo granadina, ser–

vían a los otros

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inteligentes y graciosos, paro inventa r bromas que rodaban, no sólo en la ciudad, sino tam–

bién fuera de ella

Debemos iniciar la lista de esas tipos caricaturezcos, en el más notable de todos ellos, y por lo mis– mo, de más renombre, puesto que llegó o alcanzar cel ebridad en todo el país Nos referimos a don Praco– pio Bada y Surrizana Algunos escriben este apellido con V pero don Enrique Guzmán, autoridad en esta ma–

teria y príncipe de los humoristas granadinos, lo escribió siempre con 8 labial, y, nosotros, ateniéndonos a

esta indisputable autoridad, lo escribiremos así, con B de burro

Don Procopio Bada y Surrizana, era tenído y conocido en Granada, a fines del siglo XIX, con el sugestivo nombre de el Vate Cuiscomeña, por haber nacido y vivido en el barrio de Cuiscoma de la misma, y el título de Vate, se debía a él mísmo, por decir que era autor de versos

Badito, coma familiarmente lo llamaban sus coetáneos, era negro, bajito y gordito Usaba bigo–

te y mosca, y cuando yo nosotros lo conocimos, tenía la cabeza completamente cana, como una mota de al–

godón, de pelo ensortijado y larga Caminaba can pasos menudos y ligeros Vestía siempre, ropa de casi– mir y usaba un bombín color café, prendas éstas que le proporcionaban sus guasones amigos de la alta so–

ciedad Vivía en casa propia, en el barrio de Cuiscomo, acompañado de una hermana suya, bien cono–

cida también de las principales familias de la ciudad por ocuparse ella de mandadera cuando se trataba de

anunciar a parientes y amigos, el nacimiento de algún nuevo niño, renumerando sus servicios Con dineros o con otra clase regalías que, las señoras hacían a lo hermana del Vote Badita quien a su vez, también reci– bía regalos, en ropas y dineros, éstos, para imprimir sus versos, los cuales gustosamente, les propinaban sus

grandes amigotes

Más estos mismos burlones, se aprovechaban de los ocasiones en Que el vate cuiscomeño escribía sus versos, pora pedirle los originales· y devolvérselos después, henchidos de picantes alusiones contra algún vecino, q para sugerirle el nombre a quien debía dedicar sus versos, y una vez, llenados esos requisitos, le proporcionaban el dinero necesario para su impresión, fuera d~ algunos pesos más para su bolsillo particular, a fin de que sus producciones las distribuyera gratis, como se hacía con los programas de las comedias y de maromas

Ya se puede imaginar el lector, cómo salían los versos de Badito una vez impresos COn esa cola– boración intencionado, ingenioso y burlesco, dándole mayor interés a sus originales producciones, o cuan– do menos, sus mecenas sugerían al Vate cuiscomeño

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temas, o le indicaban nombres de tipos O quienes de–

bía pinchar en ellas

Lo que Badito, llamaba versos, no eran otra cosa sino renglones cortos, algunas veces rimados otras, pareados, pero ayunos de poesía -

Sin embargo, ésta su producción íntelectua 1, no carecía en ocasiones de originalidad y hasta lle– gaba a ensartar en ellas una que otra verdad de clavo posado, todo, por supuesto, descocido, o diseminado en frases fuera de sitia

En cambio, la intencionalidad burlesca de sus oficiosos colaboradores, proporcionaban a ios versos

escritos por el vate cuiscomeño, matices de mós vivo colorido y oportunas y jocosas salidas, revistiéndolos de mayor interés, y 01 circular éstos en formo definitivo, el público los leía en medio de alegres carcajodas, sir– viendo aJ mismo tiempo, de suculento manjar poro saciar ese espiritu granadino

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aficionado, Cama h'PloS dicho, a esta clase de burlescas diversiones

No había fiesta social, en la Granada de aquel tiempo, que no motívara alguna crónica en renglo–

nes cortos del vate cuiscomeño, escrita con extraños adjetivos, enrevesados giros y rimbombantes e infladas frases, enderezando a señoras, señoritas y hombres, de toda edad, los mós altisonantes y estrambóticos epí– tetos, los más extraños símiles, pero así y todo, cado cual los leía para reírse

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no del vate, sino del prójimo a

quien iban dirigidos Un bautizo de hija de opulenta familia, un casamiento o un baile en la alta sacie– dad, y las procesíones del Martes y del Viernes Santo, las más concurridas y rumbosas de la ciudad, inspi– raban la musa de Badito y lo hacían pulsar las cuerd!:Js de su lira cuiscomeña El mismo se encargaba de

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