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hay bastante diferencia entre uno y otro partido. I'u.s bien, decla yo, que aun en Nicaragua la oposlci6n no est4 realmente sino entre los directores de esol partidos; por. que la mayorla del pueblo realmenle no se gula po. diferencias entre principios liberales y principios conser~

vadores. Yo crGo que la única obra, la meior, por lo me. nos, que podemos hacer en pro de la inmensa m~yorí'¡ de nuestros pueblos es tratar de mejorar sus condiciones mOa

rale., intelectuales y materiales.

Por olra parte, ha dicho el Dr. Uclés que eslo ha de ler materia exclusivamente de legislación interna. En

urío de los arlículos del Tralado Gene.al se dice que los Estados de Centro América consideran conto amenaza a la paz de cada uno de ello$ cualquier Irasiorno que en el país vecino ocurra respecto al orden constitucional; ya venga de los poderes públicos, ya de los particulares. Indudablemenle Se ha lenido en mira que esos Irastornos son gene.almente la chispa que enciende el fuego en la casa del vecino.

Pues quiero recordarle al Dr. Uclés que si hay algo que frasmita de un pals a otro con facilidad y que ponga el incendío en la casa del vecino, ese algo es precisamen– te la lucha de clases.

Cada uno de nuestros países tiene un interés real y

verdadero en que se trate con iusticia al pobre y no apa– reZCa la lucha de clases en el país vecino, porqu.e se tras– mitiría necesariamente a su propio país. La paz entre las clases traba¡adoras y las clases directoras de nuestros países es algo que nos afecta a todos. Aquí mismo se ha celebrado en Washington una conferencia internacional en la cual se suscribieron convencio,nes que en gran parte he tomado como bases Ipara formular mi proyecto. Los países del mundo, y entre ellos los nuestros, creyeron que no bastab. la legislación inlerna para asegurar la paz social y que sería conveniente establecGr también convenios internacionales.

Ruego a los Señores Delegados que me excusen si me extiendo mucho en mis consideraciones; pero deseo hablar una sola vez.

Ha agregado el Dr. Uclés que el proyecto es defi· ciente y que 59 podría preparar otro mejor. En eso tiene él perfecta razón. Solamente me voy a queiar como De· legado de un país centroamericano y como amigo suyo, de que en vez de oponer obieciones .1 proyecto no haya lenido le amabilid.d de completarlo y perfeccionarlo. Si me ¡promete hacerlo podremos dejar el proyecto para una sesión posterior. Pero desde ahora quier~ decirle que yo no he formulado un proyecto con reglas de policía pa.a mantener la tranquilidad de todos los individuos, he formulado un proyecto de convenci6n p.ra proteger a 105

obreros y Irabajadores; las reglas qu. él quiere incluir para p~rseguir la vagancia y la mendicidad no necesitan ser consignadas en una convención internac;ional ni qui .. xás sean todas ¡ustas.

Entrando más adelante en mi proyecto, quiero llamar la atención del Dr. Uclés hacia la circunstancia de que es– tá dividido en dos partes enteramente diferentes. Hay un coniunto¡ de disposiciones que si bien no llevan en si

el nombre de recomendactones, casi podría decirse que lo son. Me he limitado a consignar que en cada uno de los Estados se" legislará sobre determinada materia y he indicado, a grandes rasgos, las líneas que deben ser base para esa legislación, de la misma manera que vamos, si

no nosotros directamente, por lo meno. por medio de 1.. comisione. que se organicen, a indicarlos a los Gobiernos las grandes linea. a que han de atenerse para dictar leyes electorales. Me contestará, el Dr. Udés, que en aquel ca.

lo los proyectos van a presentarse como proyectos de ley que los congresos aprobarán o no. De antemano ha re– luelto la obieción, consignando en un artículo que cada Uno de los países queda en libertad para eltcluir de sO ratificación una o varias de las disposiciones de ésta con_

vención. Si afgunas no S:on convenientes para un país pueden suprimirse y la convención queda vigente en lo~

punlos que no son objelados.

Tiene,- sin embargo, esta convención otros principios 'loe están consignados de un modo absoluto y para que puedan regir dentro de ciertos plazos con sólo la apro.–

bación de la misma convención. Aun en eso hay mucha materia de forma, pues como acabo de decir cada uno de los gobiernos al ratificar la convenci6n podrá omitir en esta parte aquéllos que considere que no son adecuados para las condiciones de su respectivo país. Sin ·embargo, quiero también que los Señores Delegados f¡¡en muy par– ticularmente su atenci6n en que los puntos que están aquí deFinitivamenté establecidos SOn de tal naturaleza

qU9 pudiéramos decir que son simplemente la protección de los derechos naturales inalienables de lodo hombre. Voy 8 pasar, ligeramente, revista a mi proyecto. Se pro. hibe el apremio personal para obligar a un Irabajo dete.– minado. Observará el Sr. Uelés que no me refiero al tra– bajo en general. El Dr. González Flores me dijo que en este punto lo único que le ocurría era que le daba ver– güenza consignarlo en una convención. Pero desgracia.. damente, en la historia de nuestros países el hecho exis– te. Todos tenemos fa osperanza de que no llegará ef caso en nuestro país; pero no estamos aquí celebrando con– venios benéficos para todos y esta ha sido una de las for– mas de la tiranía en Centro Am&rica: la esclavitud de las clases pobres. "Se les ha reclutado y llevado e trabajar por la fuerza en beneficio de los favoritos del tirano. Pa– ra evitar que eso pueda oc.urrir 59 ha consignado la pro– hibición en mi proyecto.

En el segundo punto del Artículo 1, desgraciad•• mente todavía existen algunas opiniones en Centro América, aunque no debiera haberlas y vale más cortarlas de una vez.

E'n el tercero se prohibe ocupar a los niños en fas horas de clase. Uno de los grandes bienes que podemos hacer a nuestros países es fomentar la ins,rucción y éste no es más que un medio de estimular ese desarrollo. Otros p\Jntos se refieren al trabaio de niños y al dé me.. nares de cierta edad y de muieres durante la noche. Si nadie toma un animal recién nacido pa.ra dedicarlo al fra– baio porque se arruin'., ¿cómo hemos de tomar a uno de nuestros semejantes cUlndo s~ desarrollo físico no es su· . ficiente? lo que se dice del niño habría que decirlo taht–

. bién con respecto a la muíer. No quiero molestar mªs 'a

atención de los Señores Delegados recorriendo los ótros puntos, Los únicos que están aquí consignados son de derecho natural. No se concebiría que ningún !país dic.. tara una legislaci6n contraria. Sin embargo, todavía con.. forme a uno de los articulas de la Convenci6n, cada pal. pl!ede rechazar aquello que no considere adecuado a :sus condiciones actuales.

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