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dilo de semimlisan:i:iar, sé pas6 la manó sobré la cabeza para ordenar sU cabello, luego escu–

pió alIado, ,rniró a todos los run1.bos como bus–

cando algo y cuando vio regresar al Tío ;,e

arrecostó sobre la IHocheta, parado en el mlB–

m

O

quicio, dedicándose después sin decir pa– labra a ver co:mo se arre:m01inaba alrededor de la víctima el vecindario de Teustepe. -Agora si Tiyó, Ror Ugenio eslá venga do, amonós a la posada que ya es baslante

noche.

Cuando Zenón lo descubrió corrió a abra– za,)o, a lirarlo en alio, a presentarlo al público

corno el héroe elel zafarrancho; los curiosos

asusiados de que aquel :mirringo fuera el ven– cedor, olvidaron al :moribundo y se fueron a rodear al m.uchacho.

Las preguntas iban y venían y Tigüilote

Dolo con monosílabos contesiaba, por fin, can–

sado de tanta baraunda volvió a decir al tío,

-Agora sí, Tiyo Zenón, flluonós, que los

cornpañeros de ñor Ugenio se lleven a la chi– rona al Corre Escolias y que tengan mucho cuidado que aun así corno está el Diablo de

aní. se 10 puede sacar 'i llevárselo a Cusirisna a curarlo.

Pero Zel1ón enlusiasLuado, lleno de cora–

je, pues no había ya que te:mer e inundado de ad:miración por el muchacho no hacía caso de ilse, el chicuelo aburrido y cansado repe– lía a cada rato,

-Agora sí, fiyo Zenón, arnonós que ya es

muy noche.

y cuando desalentado de ver que el Tío no le hacía caso y seguía en la comentadera como si el pobre pizote no le hablara, dijo rotundamente, abandonando el quicio y co-

giehdó obseuWna adenlro sobre el COl redor para el oriente:

_. 8ueno pues, fiyo Zenón, ay se quedü

Ud. pues a mí me quiebra el sUeño.

ZeHón lo dejó ir, el revejido corno no qtleriendo dejarlo, lTledio se defuvo <en la .es– pesura de la obscurana y gritó ya de largUito:

.....-Arnon6s, liyo z,enóp., ani.on98 ±fyó Ze'"

nón, que ya cacarió el primer gallo y yo :me quiebro de sueño.

Tigüilote al conc1uir 1!3. larga. hilera dé

los corredores volvió a gritar ±bdavíut

-Arnonós, liyo Zel1.ón, art1.6nós, a la po.. suda, que ya cacarió el prim.er gallo

Pero Zenón lleno de orgullo por el resul– tado de la lidia no le interesaba dorrair y dejó partir al muchacho, pues tenía que ir a cual– quier cususerí!3. a celebrar el triunfo del sobri–

no que estaba según él a dos pasos, a dos pa–

sitos, de coger el c!3.nUno desagradable y es– pinudo que conduce derechito, derechito, dere– chote !3. las encantadas cañadas del :misterioso

Musún.

Todavía se oyó en la profundidad del tal–

chacoie noclurno, ya bastante dlstan±e, la voz

apagada y 1riste del enfer:mo,

--Amonós, iiyo Z e n ó n, amonós tiyo

Zenón...

Cuando el eco del úHitno an1.onós se disol– vió en el abismo de la obscurana, una fuerani– ±a vivaracha y chipunga comentó en±usias–

:mada,

-Ese tuco de genle que cuando 10 vide

me dio asco, si para el ofro Santa Riia eslá

con juelgo corno que yo me llamo Andreya Obando lTle lo llevo a mi camastro a cuidarlo en mi posada y si no le parece al lumbo me volveré su :murriña para lambiarle la sarn!3..

'III~-' N 1906 era primer ayudante del va- : quero de La Trinidad, fundo boa- , queño, Julián Caniillano, nalucho

: .:. de veinte años, fortachón, de _faccio-

nes regulares, patango, buen orde– ñador, campista de mérito y con

'cierla fama de amansador intrépido y va–

liente.

Con el preiexto de dornar la muletada de la propiedad se había dedicado a amansar mulos y por tal causa la e:mprendía para dar trabajo diario a las bestias de su albarda c!3.si todas l!3.s tardes para Boaco en co:mpañt!3. de Abr!3.h!3.m Pérez, jincho auténtico y sobrino de Leocadio Hernández, fuerano éste adinera– do que se había fincado en Boaco y que pasó a la oira vida en los cornienzos de 1908.

A Pérez le asistía razón por lo lUenos apa~

rente para iener que ir después de sus ocupa–

ciones a la ciudad, ya que su tío Leocaclio lo

había hecho vigilador de los trabajos del ajus– le que hacía en El Cuero al dueño de La Trini– tlad, más no así a Can1illano que además de

estar recién enqueridado con la Florencia Ló– pez, galano±a y servicial Il1.uchacha de la co– marca de Sagua±epe, no ienía ninguna tnisión

que cu:mplir ni deber que llenar con su pre–

sencia en la fresca cabecera del recién nacido

departa:men±o de Jerez.

Gabino Zamora era el vaquero del hato citado y Abraha:m Pérez había sido designado corno su segundo ayudante, los asistentes de la vaquería para salir fuera de la propiedad a

pata limpia no fenían mas que requerir el

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