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A esta fiera andando no le fallaba nunca una bella lica especial de tres cuartas de largo sabiamente exnbrujada por la Necha de Cusi–

risna, hechicera cuyo nombre viajó en el háli–

to de la voz campesina por más de cincuenta

aií0s, la cutacha era de puro acero y en la

unta de la cacha tenía hecho un hoyo de

~onde pendía una argolla desahogada de va– queta especie de Jinetillo xnanual que sirve al porlador para que el arxna blanca quede

sujeta lan-\bién de la muñeca una vez puesta

la diestra sobre la exnpuñadura, garantía ésta que los bochincheros juzgan indispensable, pues aunque les golpeen el antebrazo o la xna– na y por ello suelten involuntariaxnente la

rucana, ésta no cae nunca al suelo sino que

les queda colgando del brazo, lo que les per– rnite coger juelgo, rehacerse y toxnar el hierro

y volver a la carga con solo un pequeño coxn–

pás de espera IUientras las circunstancias les

consienten volver asir la tiea, ponerse en guar–

dia y tirar a fondo para desxnambichar antes de ser desguabilados.

Pues bien, esta rara clase de arma blanca

ungida con todos los circunloquios que la he– chicería pone en práctica por inedio del poder de Satanás. tiene el don especial de avisar a quien la porta si debe exnpeñar batalla o re– huirla según sea la suerte que ese día tiene

quien la usa y el aviso lo da en el preciso

rnoxnento en que exnpuñada y lista para lirar la puntada al alzarla quien la xnaneja y po– nerla horizontal al nivel del pecho para zaxn– parla hasta el pegue, en ese instante preciso,

:lira para atrús la ±ica haciendo fuerza con

la argolla que da vueHa en la xnuñeca dando tres pequeños jalones seguiditos, los que una vez tirados significan que debe evitar el pleito

de C":ualquier manera y poner pies para su ran–

cho quien la porta, pues si entabla el coxnbate con seguridad lo pierde con peligro de la vida. La tica de Tatote tenía todas esas cuali– dades y cien xnás que la ixnaginación popular le adjudicaba sin vacilaciones y usaba coxno complexnentos de sexnejante arxnadura este cu– rioso fabricador de entuertos de chichadas un

danta grueso corno estaca de carreta y una

verga de loro con alxna de alaxnbre liso con

los cuales acostun1.braba pijíar a quien se le

venía en gana sobre todo si juzgaba que la

víetixna era xnedio xnalcriadona y hablantina

por las espaldas, es decir, bravucona y capaz

de iodo, pero solaxnente cuando daban la

vuelta o se hallaban ausentes los hombres va–

lientes y pendencieros coxno los de su talla De los tirones diabólicos que da la exnpu– ñadura galoneada con una argolla de vaqueta que cuelga del xnango de la clase de la cuta– cha descrita han nacido varios dicharachos

que sirven a los naiuchos para expresar lacó– nicamen1e la causa porque un valentón fa–

moso dio la vuelia al coxnenzar el pleito O pu– so pies sobre las nalgas después de varias ofensas recibidas sin darse por aludido tan

~it!llier3. ele ellas; así por ejem.plo, después

que han visto largarse a un jincho que ha te–

nido fama de machetero y audaz, exclaman

sin más comenio los fueranos:

-Roxnpió en panera porque la tica le ja–

lonió la mano; o bien este oiro:

-Fulano no ha juido por xniedo, lo que pasó es que la cutacha le dio los tres tirones;

o bien este tercero:

-Los jalones lo pusieron en estaxnpida.

Tam.bién usan esíos términos para reírse

de los cobardes que dan a creer que son hoxn– brea y que llegadOS al punto se escupen el pe– cho sin dar muestras de ser tales.

Basta, pues de hablar sobre El Corre Es– colia& que hay necesidad de recorrer Teustepe en este diluvioso día de Santa Rita de Casia.

Don José María Buitrago y su hijo Justo habían concurrido al pueblo no precisaxnente por la fiesia sino que para incorporarse allí coxno jefe don Chexna de los arrieros que con–

ducían el ganado de su hermano don Mariano

a la Villa, pues don José María era el encar– gado de vender la partida en Tipitapa si una de las propuestas de los coxnpradores de novi– llos de tal lugar la juzgaba buena y acepta– ble y si no pues para disponer que los erales siguiesen para Masaya en donde don Justo Flores debía de expenderlos según las insiruc–

ciones de su hermano.

Tan luego Mayorquín entró al poblado para xnostrar el pasaporte del arreo a la auto– ridad respectiva fue coluxnbrado por don José María quien se fue derechito a abordar al ca– poral a quien le dio instrucciones para que los

semovientes fuesen empofrerados en un encie· rro vecino y después de disponer lo conear..

niente a la dorxnida le dijo que lo esperaba junto con todos los dexnás hoxnbres en casa de la Rosa Chavarría que era a donde don Chexna se había hospedado

Mayorquín fue a dar las vueltas necesa·

rias para ernpotreramien±o y una vez desocu·

pado se dirigió con sus coxnpañeros a la habi· tación de la Chavarría en donde después de coxner y cambiar vestido salió al corredor de la calle que la casa tiene en donde se dedicó a ver caer la lluvia y hablar con el señor Bui– trago de las dificultades que les ofrecieron los vados de los ríos que estaban hasta los tapones.

Ya había obscurecido cuando cesó la 110– vedera, un viento helado y seco sopló del

orieme invitando a los fiesteros a tirarse a las calles, varias lámparas tubulares dieron el oro

de sus luces colgadas de los quicios de las puertas desgarrando a saltos el talchocote de la tiniebla invernal y una que otra guitarra pespunteadas por xnanos anhelosas e inquie–

tas dejaron oír sus notas por 10$ cuairo rUInw

bos cardinales del puebluco

Las casas que enmarcaban la plaza de

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