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« Previous Page Table of Contents Next Page »Allende estlls rocas, y parcialmente cercada por otras más,
divisamos una pequeña ensenada de la q'JO inmediata– mente tomamos posesión A poco luchilbilnloS con las ondas ondulantes que rodaban mtljestuosamente sobre UIl duro fondo de arena, blanco y parejo, que mantenía el agua allí ta" pura COIllO la dc alta Illal No habla allí la
ti aicionera
f esaca, temida hasta por los más c)q)erlos na..
dJdol'GS y que tanto placer resta a los baños de mar Sin emhargo, apenils i2cilbábam~s de tomar posesión de lil enc,f'"tadora en5cnadit" (1., suponíamos noc5tra pOI' dore· cho de descubrimiento) cuando empezaron a salir del bos..
(lue de la libera grupitos de mujeres que se congregaban
011 la playa W. se envaneció creyelido que la novedad de nuestl a blanca epidermis era causa de atracción¡ mas si s610 habíiln llegado a mirar ¿por qué entonces se des.. vestíJn tan delibel adamente? ¿Y por qué entraban cni2~
}1oteando en el a9u~? Al verlas venir hacia nosohos, to·
calnOS rotirada mar cdeniro, en donde rpronto nos encon ..
il amos bloqueados, y comenzamos a sospechal si no ha~
bríamos ocupado "el reclinatorio ajeno" apoderándonos de un rinconcito de agua que, por su mayor seguridad, estélba I eservado a las muieres Sospecha éstil aue (;on~
firmó el rápidamente credente núme10 de damas C¡UC se
¡¡glomerab¿¡ entre nosotlcs y la playa, y el hecho de que
lOa hombres se bañaban un poco más <1l1á, a la derechll. Poro nuestra tlnbacióll era excesiva¡ todo el mundo pa·
I ed~ actulll en conformidad con el ptincipio "Honi sait, qui ntal y pense"; y, cuando tras haber permAnecido l1Jn el iJ~ua r;'edia hora más de lo que hubiéramos querido,
I'Oll1iphnos el bloqueo, nuestro paso no causó e1 más mini ..
1110 I evuelo entre las náyades
tos estatutos del paseo pi eSl':t'iben una hOI a de bailO },)Ol' la mañana anles tlel desSiyuno, lo cual se aoservil allá
con I~ misma riOulosidacl con que en Saléltogll, i'I la mis~
I11D hOI't1, se impone una botella de JlCongless Jl ; y cuando volvimos a la enrsmada en compañía de nuestro anfitd6n V sus del11ás invitados, fué con un apetito tal C!ue hablÍa
11C~cho morir de envidia a un dispé;},tico. Col~é, tortilla ca· liente y IJna rpeldiz asada constituyó nuestro desayuno; y después, cuando las .nenas estaban todavra ba¡o la obli– cua sombra de los árboles de la ribera, vino un blÍoso ga– lope para cumplir con IriS inmemorinles ordenanzas del pasea Cabanos luio~amellte cni~ezados !-ueron traidos
por cab;d!eros elegantemente vestidos, y las damas mon.. taron por delante Algunas optaron rpor cabalgar a so·
las; y cuando todo estuvo listo an t'lncamos a correr; OHI
lJordeiu1do el b~sque, or~ pasando tan junto al at4Ua qua las salpicaduras que blotaban bajo el rápido repique de los cascos caían en rutilante lluvia st.>bre ca¡)allos y
ji netos,
La ~uerza de sol comenzó a hacerse sentÍ! a las diez do la mañana; vino en seguida la jícara de ti!Ote o una taza
tia chocolate, y a continuación un juego de naipes¡ y des.. pués -cuando el sol estaba ya en el cenit- lIe~6 la si es.. t,l o.porluna, con "fresco~" y cigarros fIad libitum", n lIe.. nar el resto del tiempo hasta la hora de la comida que, ni igual qlle el desayuno y la cena, consiste principalmente
de pescado ~resco y animales de caza, ~ue SA completa con una infinita va,¡edad de ~,utas V do dulces Además
de hacer visitas y de recurrir a otros artificios para pas<ll' el tietnpo, surgen .pOI la t.tlrde nuevas divel siones --hu.. }lrovisadas por lo general- que ocupan la ntenci6n de los p.seantes hasta la hOl'a del baño nocturno. La tarde
d~ nuest!,i'I visita la diversión consistió en una gran bús..
queda de aguardiente de contrabando que realizó l. poli. cía y que se suponía oculto en un pantano justemeilte de– trás de las enramadas, y n ca un de lo cual los agentes de
la ley resultalol1 enlodados de I)jes a cabezi1 an:'e3 eJe dea..
ctJbrir que hi'lbían sido cngaiíados pOI un gu¿;són QU0 la noche anterior mantuvo on conmoción al campamenio cau·
~ando una falsa a1mma al gy;to de ¡lo5 ~ccciosos' Pel'O eita vez el hombre no pudo salir se con I;¡ suya; fué ca.. gido ,por 105 indignados soldados y -rara regocijo de to~
dos los p;;;scantes- !=.ametido n un sobel ano bi'lÍ1.o de Io–
do en el pantano De allr se lo lIovaron al mar a dalie in· miscricoldes ztlmbullidas, luego lo trajeron de vuelta, lo
arroiaron de nuevo al pant<:lno y,
pOI último, le abimdo .. naron allí para que saliera como mejor pudiese, 50PClltÓ
el castigo COl'ilO bU~11 filósofo, dándose mañas, eso sí, pa~
la que sus captores se enlodasen tanto como él El gusto eJe este horrl.bre por las bromas de tal laya y el exhüv.a– gante albolozo que causó ·fan ludu deporte, demuestr.:!1l lo que en otra pal te dije con respecto al extraño sentido: Cfue del ridículo tiener. tod&s las clasos soci¿;les de la Amé~
ric'l Central, y que tal vez no se deba tanto al estado pri– mitivo de la sodedad cuanto a ese elemento cómico fau inexplicablemente asociado a ta 9r~vedad del cal ádtlr
español
Con frecuencia sucede que 10$ demás altos funciot~a·
¡jos públicos conr.l1tlen al paseo 1.0 presencia del Geno–
I al Muñoz pal ecía ser cspeciJlmente desei1da, hll1to
-pensaba yo- por la banda militiH' que le acoll1pilfin en ocasiones semejantes, como ,por su don de gentes Pero el estado de cosas del gobierno era entonces inqllie~anter
por no decir crítico, debido a la iJl11enazanfe revolución de HOI~duras, y las damas tuvieron que conformarse con la familiar y his~ona música de ~uHaua y violín. Porque no eran ellas person6s capaces de pei mitir que aquello que los trascendentalistas lIam:'lI1 "10 inndquirible" destl'l!– yese la tusta tlprecinción y cabal disfi uta de lo "presente
y real" Por el contrario, parecf3n no s610 lamentaise de
que la Oci053 y I egalndil vids que llevaban alH terminase con la mengu3 de la luna; pesilr, sin emIJ.:ugo, mitigado por la esperanza de l'enoviU el paseo para la luna de abril, cuando se acostumbra volver .por unos días El "celral con broche de 01'0 la tempoic:da",
Mis funciones diplomátic¡)s no me pel mitían más de un día de iJusencia de lil sede del Gobierno, ¡¡sí que, al anochece¡' del día si~uientG, halO I~ más solemne p omes~
de un pronto I'egreso y más prolongada permal1end~, y
cuando se iniciaba el movimiento genel al hacia la plnya
para dar comienzo al baile de la noche, nos despedimo5
de nuesha amable anfitriona V tomamos el c¿¡mino de
León Un rá.pido viaje de dos 'horas por bs exteriS<!5 5;; .. linas; por entre selvas y jícarales después, y al fin el
t3111–
borilear de los cascos de nuestros caballos por las c.3l1es
empedradas de León hasta nuestra callada vivienda Las circunstancias impidieron mi retorno al m;:\r; pero cuando
una semana después regresaron las señoras, se me die.on los pormenores de todo lo rel~tivo i1 proyectados l':as3mien tos y lances de amor.
N\!.da de extraordinario tenia antes ~uo en los dtas de más auge del pBseo se juntaran hasta ~cho o die"! mil
rpersonas en la playa; pero en los últimos afios el núme¡o ha disminuído "Si usted hubiera vi5to hace treinta años", me dijo una ancianitll con profundo suspiro, "cuando León era una ciudad rica y populosa; iej, ohOla esto es nada ...1
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