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ehano s contra la corru,pci6n moral e intelectual que ha.

~f

I su alrededor. Su propio conocimiento, conquistado

:ivl fuerza, era .lgo que tenra que ser adquirido de

~emorla y disciplina, sin dar mucho lu!!ar a la inve.tlga.

,i6n Y al avance.

Estos sofocantes efectos persistieron hasta bien

rtlrado el siglo XX, aun cuando ya habían muchos

~llIones de cat6licos de 3 6 4 generaciones, y muchos de .1I0s con posibilidad de ir a universidades. Cuando la

"Ame,icaniJ:acI6n" pudiera haber empezado a entrar, co–

menzó con las prácticas menos eruditas de las universi.

d.des laicos. El resultado fue una mezcla, en las p.labras

de crítico católico, de 'lfomismo y formación T" (un tér·

mino futbolistico).

ENORME ESFUERZO. El canon 1374 dice que "los

niños cat6licos no deben asistir a escuelas no cat6licas, in· diferentes o mixtas, es decir aquellas que está" abiertas tlmbién para Jos no cat6Iicos". En la práctica esto es sen· cillamente imposible en una nación protestante como los

EE. UU. Casi la mitad de los niños católicos de escuela

primaria y secundaria y el 60% de los universitarios alien· den instituciones no católicas. La Universidad de Nueva

York, por ejemplo, con uno. 10.000 católico. de un total de 43.000 alumnos ha sido llamada "la más grande uni– v.rsidad cat61ica del pals".

El esfuerzo de la educación católica es, pues enor·

me; la m's grande organización privada educativa en el mundo. En el campo universitario consiste en 267 insti·

tuciones, que incluyen 31 universidades completas con

322,000 estudiantes (cerca del 8% de todo el estudiante·

do universitario, norteamericano). A estas universidades

hay que añadir 12.700 escuelas primarias y colegio. de

secundaría con 5.300.000 alumnos -es decir uno de ca ..

da 8 niños de las escuelas americanas.

POCbs TITUlOS DISTINGUIDOS Pocas universida·

des laicas pueden igualar a las cafólicas en la meior fra· dición grecolatina como por ejemplo 105 "puros" títulos literarios ofrecidos en muchas universidades de Jesuitas.

Pero en general, las universidades católicas pesan poco

en la balanza académica de los EE. UU. No hay equivalen–

te cat6lico de un Amherst, Qberlin, Reed, Swarthmore, y mucho menos un Harvard, Yale, etc

La misma Notre Dame no está todavía entre las me–

jores universidades.

Un indicador de cualidad en las universidades del pais es el capitulo de los titulos honoríficos Phi 8eta K.p.

pa. Mientras 167 universidades lajcas están capacitadas para otorgar esos títulos, s610 tres universidades cat6licas

pueden hacerlo, la Católica de Washington, el Colegio de

Sta. Catalina en Sto Paul, y comenzando el próximo mes,

Fordham.

Otro indicador es el de las beca. Rhodes para estu. diar en Oxford: de las 1.670 otorgadas en los últimos 51

años, s610 15 estudiantes de universidades cat6licas las han conseguido, incluyendo 5 de Notre Dame.

Las universidades católicas no producen suficientes

candidatos al doctorado para suplir a sus propias facul. tades. Las universidades cat6licas logran mejores resulta. dos en las becu Wilson para postgraduados: Notre Dame

tiene 18, Sto Loul. U. 36, Fordham 28 -contra 132 ele Yale, 142 de Harvard, 222 de Prlnceton.

Parte de la dificultad es el dinero. la universidad

cat6lica ordinaria tiene 300 6 400 ~studiantes, exigua ayuda económica Ipara gastos de laboratorio y hasta para pagar al profesorado. Esto es especialmente valedero de

las universidades para mujeres que fácilmente sobrepa. san a las de hombres.

Para el presidente de Notre Dame, P. Hesburgh, todo

esto significa que "tenemos trabaio que hacer".

lA VERDAD TOTAL. Cuál es este trabajo? La tesis

de la educación católica es aquella del antiguo catecismo de Baltimore: "Dios cre6 el hombre para conocerle, amar–

le y servirle en esta vida, y ser 'eli% con El para siempre

en la otra". . ,

Desde el punto de vista católico, la educación está así ordenada a la "verdad total" -morill, religiosa e in.. teJectual-. Al revés de los laicos, los cat6licos no pue.. den dividir la raz6n y la reve1aci6n en nitidos comparti .. mientos; cada uno refuerzil e informa a la otra. "El in– fierno de la sociedad laica, no redimidil por el Cristianis– mo," decía San Agustín, es tIque ni siquiera es capaz de mejorar". El Papa Pío XI lo resumió .sr: "No puede ha– ber verdadera educación si no está totalmente dirigida hacia el último fin del hombre".

En las escuelas primarias, e5to significa un entrena– miento estricto en ~'buenos actos habituales", el cultivo

de la fe y la moral que constituyen la "salvación del al·

ma", el notable espíritu de nitidez, buenas maneras y dis– ciplina que impresiona a los visitantes de cualquier es..

cuela parroquial en la naci6n. Esto significa piedad: mi·

sa antes de ir a la escuela, oraciones antes de las c:lases,

acción de gracias en el almuerzo, oración al terminar la

escuela, y unas 2 horas y media por término medio a la semana de instrucción religiosa. Esto signific:a 1.fn "ama– estramiento de la voluntad" para tener "la fuerza de escoger libremente ro que es bueno en la vida".

En el nivel universitario, la educación católica halla sus rafces en la gran tradición de las universidades cató–

licas de la Edad Media, cuando la educaci6n UNIVERSAL

no era un problema. Entonces las universidades organi .. zaban sus facultades en torno a la "reina de las ciencias": la teologia, que interpretaba sobrenaturalmente todo el conocimiento natulal.

Era una época en que Santa Tomás, aquel estupen–

do sintetizador de la filosofía Aristotélica y teologia Cris–

tiana, podía decir: "La verdad de nuestra fe se convierte en cosa de ridículo entre los infieles, si algún católico, sin estar suficientemente dotado del necesario conoc:imiento científico, presenta como dogma lo que la investigación muestra ser falso".

Desgraciadamente, teólogos de menor valía olvida~

ron este sano conseio. Cuando Galileo hace 4

o

siglos mi– ró a través de su telesco.pio y vi6 un universo h·eliocén– trico y no geocéntrico,· el resultado fue un conflicto entre

los desconcertados teólogqs y los foscinados cientificos. la Inquisici6n Romana oblig6 a Galileo a "abjurar, malde–

cir y detestar los susodichos errores", pero la ciencia no

íba a ser detenida tan fácilmente.

La herida no cicatriz6 realmente sino huta en este

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