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« Previous Page Table of Contents Next Page »",.str6 un seguro atisbo de sentido político, sobre la In· ,.",patibilldad entre un régimen de partido y una dicta· dura, al expresar con franqueza que le honra que el Ge– neral Somoza habla muerto en la hora oportuna porque ya estaba perjudicando al Partido Liberal. Este concepto, según vel'$i6n del propio diario del Presidente, "Noveda·
des lJ , revel. claramente la comprensión de la gran realí·
dad que hemos expuesto sobre la incompatibilidad de dictadura Y el sistema de partidos.
Por su parte el Partido Conservador de Nicaragua, en el memorable Manifiesto que lanzó a raíz de las últi·
mas elecciones a las que no pudo concurrir por las con–
diciones politicas prevalecientes a rarz de la muerte del
General Somoza expuso asr su tesis sobre la materia que
se djscute en este artrculo:
"Si el Partido Conservador, dice en el Manifiesto del 23
de Febrero de 1957, fuere a desintegrarse, ya sea por sU propia inercia o por la acción arbitraria del poder pú–
blico mediant'e el abuso de la fuerza, se producirre! un
¡alastrófico desquiciamiento de los últimos vestigios de
nuestro orden político. En 'as actuales condiciones dol 'mundo, destrurdas las paralelas en que necesariamente
descansan los sistemas republicanos estables Qn los eua·
les un partido lleva la responsabilida'd del poder y el otro
t&Coje el descontento para encauzarlo en una ordenada
oposición, las fuerzas populares dispersas que no están conforme con el régimen, no tendrían m's cauce que la conspiración comunista que seria la única fuerza poUtica que podría flórecer en esas condiciones. 1I
Como conclusión de todo lo expuesto es evidente a l. luz de la razón y comprobado por la experiencia his– tórica que el sistema de dos grandes ,partidos es: al que d. mb estabilidad al régimen democrático y que ade–
~ás es el único que gar~ntiza a un estado contra la in~
~liraci6n comunista y a su vez lo proteie de caer en la
~i~tadura o por lo menos la impide en convertirse en ré–
gImen normal, los dos aspectos estos últimos, de la terri–
ble dísyuntiva planteada en los conceptos del discurso del Presidente de la República en la ciudad de Le6n.
, 'Afortunadamente para nuestro pais la existencia de
1.. dos grande. partidos históricos es una realidad pro– funda y diflcilmente podrá destruírsela artifícalmente me–
~lante meras reformas constitucionales como se preten–
de. Si tales reformas llegaran a promulgarse se frusta·
rran ante esa realidad popular que seguirá siendo la úni–
_,ca defensa verdadera que librará al ¡país de caer en ma– nos de la subversión comunista que acabaría por desem– bocar en una nueva dictadura.
la tendencia a acabar con los partidos tradicionales
110 es nueva. Ya en 1885 el gran Presidente de los Esta–
dOI Unidos Woodrow Wilson, gran innovador y teorizan– te poUtico, se refería en un estudia sobre el Congreso de
Su país a esa tendencia en la siguiente forma:
"Se que algunos reformadores -entusiastas pero
paco práctlcos- han propue.to que termináramos con los
. partidos mediante algún malabarismo de reforma 9U–
. be.n.mental, acompañada y completada por la rehabili– l'éi6n (ardientemente deseable) de las virtudes ,!ue me–
nos guian a la decadente naturaleza humana, .!pero me pa–
ro'e que seria mucho más difícil y menos deseable que
lo que estas encantadoras personas suponen el maneJÍlr
un gobierno de muchos por medio de cualquier otro sis– tema que la organización de partidos y que ID que gran·
demente se necesita no es librarse de 105 partidos, sino
encontrar y usar algún expediente mediante el cual pue– dan ser manejados y responsabiliz.do. dla a dra ante la
opinión pública."
la cuestión no estarra, pues, en destruir a los parti.. dos existentes sino en responsabilizarlos, ponerlos a tono
Con las corrientes de la opinión pública, adaptarlos a las
necesidades populares, o sustituirlos por otros partidos si ya no se muestran capaces para llenar una misión hist6– rica, sin destruir por eso deliberadamente el siste"1a ,de
dos grandes partidos como no lo destruyó en Inglaterra la sustitución del Partido Liberal por el Partido Labori.ta cuando aquel dejó de llenar un. misión en la vida política inglesa.
El mantenimiento del sistema de dos grandes par· tidos por muy esencial que sea para la estabilidad del
sistema democrático no puede "Ser en manera alguna fru" to de una imposición de la ley, es bueno aclararlo de
una vez por todas, sino como fruto de. una realidad po– pular. En consecuencia no deben cerrarse las puertas ~
la formación de nuevos partidos que aspiren a sustituir a
los viejos. Si lo logran .. no debe depender siemp/e del
pueblo mi'smo. Esa pue'rla está abierta en nuestra actual
ley electoral que está basada en el sistema Dodds que aUQque entrega el proceso y la maq~inaria electoral a dos
p~rtidos principales, apartando d~ ambos, en su técnica iriterna, al poder e¡ecutivo, garantiza el derecho de IPe–
tición para que nuevos partidos puedan participar en la elec.ci6n. lo que perturba en las actuales circun'stancias el buen funcionamiento del sistema Dodds es que la princi–
palidad legal de los partidos no corresponde á la princi. palidad real. El Partido de gobierno, por una parte, se
en~uentra gravemente fraccionado y el Partido Conserva– dor que no solo representa un derecho histórico sirio que
está constituido por la casi totali".d de las enormes ma–
Sas conservadoras, no goza del derecho de la principali–
da~ que actualme~te' ostenta una mrnima fracción que la
adquirió por la abstención del partido en la última elec–
c:ión. Toda la cuestión' estaría en encontrar una manera para que la situación legal correspondiera a la situación
re.l.
Pero sería insensato y gravemente peligroso desco–
yuntar el sistema de dos grandes partidos para buscar
medios indirectos de remediar esa situación anómala. La
gran necesidad de esta hora de crisis politlca porque .tra– viesa el país es más bien fortalécer a los dos grandes pa... tidos históricos en vez de debilitarlos o destruirlos. Por
ID que hace al Partido de gobierno la preocupaci6n ex– presada por el Presidente en su di.curso de León por la división del Partido Liberal es una preocupaci6n saluda.
ble, pero debe tenerse presente que es a él a quien co– rresponde primordialmente subsanarla. Cerrada ya la
puerta del continuismo y de la sucesión familiar no hay obst'culo insuperable para lograrlo y poner asi al Partido
en condiciones de' llenar su misión histórica en paralela política con el Partido Conservador, como condici6"
esencial para librar al pals de los dos peligros preconiza–
dos por el Presidente en su tantas veces mencionado dis.. curso de León: el comunismo o el retorno a la dictadura.
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