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al haber escapado con vida del atentado

de John Hamas en El Jícaro;

b) haber estado a punto de convertirme

en sandinista, sin quererlo; ser bom–

bardeado junio a mis Guardias de

Apalí, y perseguido por insurrecto;

Yeso ni era agradable ni podía conside–

rarse signo de bienandanza para la Guardia Sus cimientos se desmoronaban; ya se violaba

su Estatuio Y la vieja costumbre de los viejos

ejércitos de Nicaragua, con los viejos Jefes, volvían a adquirir preponderancia.

Juntando éslo a lo que me había ocurri– do anies, esio es:

la voz del Viejo Chico que, desde la puerta de

~ll casn, n cinco escnsas vnrns (le el isinncin, lo

do f:l ancho de la calle, hablaba y hahlnba,

CUl no un condenado

Sin que el temor o cualquier airo senti– miento producido por el nada escondido y ie– naz espionaje a que estaba sometido por parte

de Maradiaga influyera en mi de±enninación, pues nada tenia que ocultar a nadie, resolví

terminar con fodo éso de una vez por todas, y

ordené la detención del Viejo Chico, para amenclrentarlo. Mas uno de los guardias del poblado encargado de efec1uarla tuvo que ser recluído él por no haberla querido hacer y,

ofro compañero guardia, dejó que Maradiaga

fuese a Ocotal y de allá hajese una especial

recomendación del Comandante del Area, a fin

de que, por ningún motivo, se molestara a tan

buen liberal Por último, personalmente, el Comandante detuvo a don Chico Pero más tardó éste en ser recluído que puesto en liber–

iad, gracias a una orden felegráfica direcia–

mente emanada de Managua, suscrita por el Jefe Director.

Con lo que aconiecía en su caso, como

bien puede apreciarse, en parte se confirma–

ban los decires del amigo de Juan Bautista. La Guardia Nacional ya comenzaba a extender

recolTIendaciones políficas que, por esedio, ofi– cialmen±e, nunca antes acos±urnhró. Es decir,

la Guardia Nacional, comenzaba a politiquear.

30 de Nov., 1932 Primer Endoso ELB-fs

Del: Comandante del Area. Al: Jefe Director.

En realidad, lo que con la anterior solici–

iud pretendía era confirmar si, por "especiales recomendaciones", o malintencionados infor– mes sobre mi conservatismo, -como cuando en Managua el Presidente lTte quiso separar de

la Oficina de Leyes-, en el Cuartel del Area, o en el General de la capital, se tenía mala

voluntad o inquina contra mí.

Si lTti renuncia era aceptada, rnagnífico.

Solo así podía verme libre de tanta responsa– bilidad. Y si no, saber a qué atenerme para continuar desarrollando la labor de siempre, decididamente encaminada en pro de la insti– tución y de la Patria

El 8 de Diciembre de aquel año 1932, reci–

bí, entre la correspondencia procedente de

Ocotal, la siguiente contestación a mi solicitud:

(I) GuilleEmo E. ClladEa G.

CUARTEL GENERAL, AREA DEL NORTE,

GUARDIA NACIONAL. Ocotal, Nicaragua.

l.--Por la presente y de la manera más

respetuosa, permíiome elevar anle usted mi re~

nUrlcia de la comisión que, como oficial del Ejércifo nicaragüense, en la feliz institución de

la Guardia Nacional, he venido desempeñando por espacio de dos años, después de haber

cursado los estudios previos a mi graduación.

2 -Me impulsan a tornar esta determina_

ción motivos muy justos e íntilTlos de familia,

los cuales no me son posible en ésta enumerar.

3.-Ruégole encarecidaxnen±e tornar en

cuenta mi siempre mejor buena voluntad de

servir a mi Patria; por lo que espero que, cual– quier resolución, favorable O no a mi solicitud,

me sea dada a conocer.

"CUARTEL GUARDIA NACIONAL

DE NICARAGUA"

f)uh-Di:::Jliio de Macuellzo, Nuevn SonOViA, Nir..

Noviembre 30, 1932.

Subtnte. Guillermo E. Cuadra G., el No

de Nic.

Jefe Director, G.N.

Comandante del Area, Area del Norle

Dcotal, Nic.

I

Asunto: RENUNCIA.

haber salido ileso del simulado com– bate que en jurisdicción de Palaca–

güina escenificó el norteamericano

Teniente Stanko que, dicho sea de pa– so, desertó de las filas de la Guardia y la Marina el 2 de Noviembre de 1932.

cl

Así, como el convencimiento de que, a la

postre, por disciplinado, por tratar de mante–

ner el tradicional buen cOITlportamiento y rec–

titud de la Guardia, sólo le acarrearía dolores

de cabeza, responsabilidad y ningún estímulo,

con fecha 30 de Noviembre de 1932, dirigí al

Jefe-Director renunciando la condsión de Ofi–

cial que le había sido confiada en la siguiente

nota y términos:

Asunto: RENUNCIA Caso del Sub±nte. Guiller–

mo E. Cuadra G., G.N.

l.-Enviada, recomendando sea desapro– bada.

(1) E. L. BURWELL, JE.

Actuando.

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