Page 56 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

hibirlo dlas y días en una horca pudriéndose y desmenu.

¡¡lindase; que el cirujano lo abriese para enseñar, estaba prohibido, pero que lo devorasen los cuervos a la vista

de todo el mundo se consideraba como una lección obje. tiva de moralidad y de justicia. '

5e detuvo. En sus ojos azules bailoteaba una llama de insania y de genialidad que sobrecogra. Todos los jó.

venes, que lo conodan y le tributaban acatamiento lleno de cariño, esperaban en silencio. Prosigui6:

-Pero no es eso lo que yo quería decirles. Oigan– me bien, oigan: en Venezuela sufrimos y por eso, como

todo el que sufre, buscamos a quién echarle la culpa y ha·

blamos tonterías. Y unos dicen que los intelectuales tie..

n.n la culpa y otros dicen que el pueblo y otros que los

militares, o los andinos, o 10$ negros, o los ricos. Y yo les

digo: lmaldito s.a el que se ponga a buscar culpablesl

Yo he vivido mucho tiempo entre los andinos y sé que son

bu·enos; yo he' estado preso con negros y sé que son bue..

nos, y he estado preso con ri(os y sé que los ricos tam·

bién sufren y sus hijos se sacrifican. Todos son buenos. y los miritares son buenos v han dado tantas víctimas co–

mo la Universidad; y el pueblo es bueno pero no puede

dar sino pedir, él no tiene nada que dar. . Todos sufri–

mos y todos somos buenos. . ¡Maldito sea el que se ponga a buscar culp.blesl

De nuevo se interrumpió, esta vez como sorprendi–

do de lo que él mismo estaba diciendo, o por haber olvi· dado algo. Y de pronto con expresión gozosa burla semi infantil, concluyó:

-y no se queden aqur habiendo tonterías. Fíjense lo que está pasando allá. Bueno, adiós,

Se refería a la casa, de donde salían numerosos in– vitados con tanta prisa que parecía una desbandada. Unos hablaban y gesticulaban violentamente, otros iban en si– lencio, (pero coléricos o graves, y aunque no podía darse por terminada la fie$ta la mayorra se retiraJ?a definitiva– mente.

Don José Laurencio y Peralta, así como los ¡óvenes

que habran sido alertados por el doctor Plredes, se apre·

suraron a informa'rse:

Lo sucedido era, simplemente, que el General Aven–

daño había convocado a los principales Invitados y mos· trándose complacido y orgulloso, les pidió:

-Felicitenme, amigos, yo sé que ustedes comparti– rán mi satisfacción: aver en la tarde el señor Presidente me hizo saber que de;eaba mi colaboración. Como siem–

pre, yo estoy decidido a ofrecerle mi le.ltad y a seguir el ejemplo de patriotismo que él nos da.

Todos quedaron estupefactos, Algunos, que habian

adelantado conversaciones con Avendaño, sobre la cons– piración en que él se mostraba dispuesto a entrar, se en– fUretran por su desvergüenza o calculaban con temor las

posibilidades de una delación.

Por su parte la esposa de Avendaño había confiado • las otras señoras que el "General" habfa sido llamado

por "el Gener.l" -no podía h.ber confusión, sabía ellll-'–

para ofrecerle un cargo de mucha confianza. Y con su

acostumbrado desparpajo, agregó:

-y yo estoy muy contenta porque no me gusta ver al General en conversaciones con tanto muchacho; esas SOn tonterras; él es un hombre serio, un político, y el Ge–

neral sabe que puede contar con él. ,

-No me sorprende nada de eso, en absoluto, mur–

muró torvamente don José Lau'rencio. Pero, ¿cuál es el cargo que le ofrecen?

-Administrador del Cementerio Gener.l ..

Algunos rieron. ereran que era una broma. Pero era cierto, el mismo Avendaño lo anunciaba ya, a todos los

que le ,preguntaban.

-¿Administrador del Cementerio? ¿Después de haber sido Presidente de un Estado? ¿Y ese es el cargo

de mucha con~janza?, preguntó Peralta.

-Amigo mío, le respondió don José Laurencio, en este gobierno la significación de los cargos se mide se– gún lo que producen; "10 que dejan", que es como dicen

ellos, Y el General Avendaño '! 'Su señora ..ben có· mo hacer ,para que la Adm.inisfración del Cementerio pro·

dUJ:ca tanto como una Presidencia de Estado. .

-Además: "por disciplina tiene que aceptar". Esa es otra de las reglas, ¿no es asl?

-Exaclo. El Presidente les mide la disciplina de esa

manera. Pero no crea: los jóvenes lo han olvidado, pero ya Avendaño tuvo hace algunos años ese mismo cargo y

allf comenzó su fortuna: todos los j.rdlneros que cuida· ban tumbas privad.s tenfan que pag.r1e algo y si "O

los

echaba; para hacer cualquier traba¡o de ornamentación en

los panteones familiares '! hasta para poner un simple

cruz sobre una sepultura se necesitaba un permiso espe– cial y ese permiso se retardaba indefinidamente si el in– "eresado no apresuraba "1. firma del General" con algu–

n. cantidad; prohibió vender flores a la e,,,tr.da del co–

menterio y después su señora acaparó toda ta venta en un gran negocio, con un hombre de su confianza, y mil arbitrios más en eso tienen una inventiva infati$Jable. Don José Laurencio y Peralta decidieron, como mu– cilos otros invitados, retirarse sin despedirse y buscaron sus respectivos grupos.

Cuando salfan volvieron a encontr.r al doctor Peral·

ta que iba en animada charla con un ¡oven. También ora éste uno de los escritores más apreciados en Caracas, ex– quisito prosista y un erudito en idiomas y letras, a pesar

de su juventud. 5u$ pequeños ojos azules que llamea·

ban desde el fondo de un rostro prematuramente emacia– do por el estudio y por ardientes meditacianes, teníah tal intensidad, que habitualmente parecían adivinar y devo–

rar el pensamiento del que hablara; ahora anticlpaben

impacientes el sarcasmo que se le adivinaba en los la–

bios, Y precisamente cuando pasaba al lado dé Silva y Peralta, respondió a lo que Paredes le referla:

-iJal, lial, Ilal, 10$ estupendol Estos miserables son de una estupidet que entusiasmel. , .

~51-

Page 56 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »