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~NGlES EN lA COSTA ATlANTICA

Los españoles abrieron inmediatamente el fuego des–

de la batería de tierra y las goletas El bergantín en tan o

to $Clduía avanzando imperturbable con el evidente pro·

pósito de lanzarse al abordaje. Afortunadamente el viento dejó de soplar y casi cesó del todo cuando el barco

de los patriotas topó con la con ¡ente del río que dEIsem–

boca on el mar, Así que no le quedó más remedio que

echar el anda a tiro de mosquete de las goletas y del fuer–

te. "El Centinela ll enfrentó su banda de babor y en eSiI

posición sostuvo un cañoneo de casi cuatro horas contra

26 cañones. Sólo el desordenado fuego y la mala punte–

ría de los españoles evitó que lo hundieran. Al fin, te.. niendo ya muy averiado el casco y todo su apareio, corló

el cable del ancla y con la ayuda de la corrienle del río y de una leve brisa que sopló, bogó poniéndose fuera del aleance de la metralla enemiga.

"Eslaba yo ocupado lodavía con el cañón de que me había hecho caro go cuando la ofio cialidad del "Flor

del Mar" vino a

Felicitarme ll con–

tinúa narrando

Roberts. Mas uno de ellos se me

acercó y mirán–

dome fijamente a

los ojos juró hao

t.u~rme visto antes

en alguna rparte

e imnediatamente

se dirigió a los

oficiales pidién– doles q u e me

detuvieran, ase–

gurando que yo era ca b.. de

maestranza de "El

Centinela". Semejante acusac:i6n contra mí después de

haber arriesgado yo la vida durante tantas horas en deo

fensa de sus barcos, me anonad6 y fue tal mi aturdimien~

lo <Iue ello mismo fue tomado por todos como prueba de mi culpabilidad.

"Esto fue considerado prueba fehaciente, y en vano alegué mi jnocencia. Me engrillaron y baio fuerte custo–

dia fuí llevado a la prisión mililar del fuerte. La conster–

nación de mis indios, al verme llegar a tierra en tales con– diciones, no tuvo límites; sin darme tiempo de explicar nada a Brown me echaron a un calabozo."

A la mañana siguiepte, a eso de las nueve, fue ne...

vado ante el Comandante y algunos oficiales. Como todos ellos decían estar seguros de que el era, o había sido, ofio cial de "El Centinela" le moslraron un papel para que lo

firmara, a lo que se negó y lo volvieron a meter en I.a

"'almorra. En las primeras horas del siguiente dla lo cono

dujerolt de nuevo a presencia del Comandante, volvieron

él pedirle firmara el papel, y de nuevo se neg6. Tras una L>reve deliberación, un sargento y seis hombres lo lleva– ron detrás del fuerte; dos más le ayudaron ti caminar pues

los grillos le impedlan dar paso; otro llevaba un barril

vacio y un cuarto hombre una silla para el Comandante.

Ya en la explanada lrasera del fuerte pusieron el barril

en el suelo, sobre el que le orde:naron sentarse. A un lado el Comandante sentado en su silla le informó, por medio

de un intérprete, que se le había juzgado en toda ley y

que habiendo pruebas suficientes todos estaban contestes en que él ora un o~icial al servicio de los independientes, amén de que por haber entrado al puerto como espía, le

dijeron que i:enían sobradas razones para ajusticiarlo 5U~

mariamente." Me inst6, por lo tanto, a prepararme a bien morir puos dentro de poco estaría en presencia de

Dios, dic.e Robe."'ts en su narración.

"Ordenó en

seguida al pelo– tón de soldados

cargar sus armas

y colocarse a doo

ce varas de dis– tancia. Cuando el sargento vino a

vendermo con un

pañuelo, le dije que no habla neo cesidad de lal co–

sa, y mientras volvía la cabeza

a un lado para impedirlo, vi al grupo de mis fie–

les indios a quie..

nes habian lIega o do allí a presen–

ciar mi muerte.

liMe es imposible describir esos tristes momentos de angustia. Encomendaba ya mi alma a la merced de Dios

cuando de repente 01 el chasquido de unos remos en el

agua. Por los carrizales de la orilla del río irrumpió un bongo que venia a todo remo. Entró como un rayo en mi

mente la idea de que venlan a salvarme. Y asl fue. El

Comandante suspendió la eiecución y me volvieron a la

prisíón.

"El bongo era uno del gobierno que venía de San

Carlos con refuerzos baio el mando de un nuevo coman~

dante. A poco me llevaron frente a él y le expliqué el por qué de mi entrada en el puerto de San Juan del Nor– le, el objeto estrictamenle comercial de mi visita y el tiemo po que tenía de vivir en la Cosla de Mosqu'tia. Es.. me salvó la vida.

Traducción de Luciano Cuadra

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