Page 107 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

ro nel relirado- de serV1ClO regular allá, con

40 alistados de la guarnición

Si ordinariamente cruzar El Coco a la al– lura de Quilalí, fué siempre un tanto dificil por lo que este río al pasar por aquel poblad~

en vez de ensanchar ñU CB.uce

f

se encajona

aumentando en pro}undidad y fuerza su co~

rriente, aquella manana del 4 de Octubre en que la ,Guardia c~n toda ,;¡u i;mpedimenta, una vez mas tuvo la ImprescIndIble necesidad de alravesarlo para dirigirso hacia Oconguás, rea– lizando con ello un esfuerzo pocas veces igua– lado. La velocidad y profundidad de las aguas, considerablemente aumentadas por las lluvias que desde días anles cayeron sobre él y

GUS afluentes, amenazaban con arrastrar él. io–

dos aquellos hombres que, valiéndose de grue– sos Y largos cables de mecate, atesados sobre

su cauce de una orilla a otra, fueron sorpren–

didos a modio lío por el bombardeo de dos

aviones de la Marina que, al parecer, no avis–

laron las señales puestas en tierra, en lugar nada apropiado, pues tanto las orillas del río como lomas circundantes so encontraban rna– terialmenje cubiertas de una espesa vegeta– ción que, a la vez, sirvió de refugio a los mu– chos guardias que ya habían logrado atrave– sar la correntada. Nadie, sin embargo fué herido. Sólo fué un mal rato: un gran ~usto.

Sin que la ",peración de cruzar el río se completara, el Capitán Biebush, en previsión de un ataque inesperado del enemigo, ordenó qué la avanzadilla, compuesta por mí y el Subteniente Gustavo Gutiérrez L, primero y se– gundo en mando, avanzara hasta encontrar sitio apropiado desde el cual no sólo pudiese mantener debido contacto con todos los ele– mentos de la fuerza de ataque, sino que ta~­

bién sÍl viera de efectiva protección de un am– plio sector de operaciones, en caso de ne-cesidad. .

El terreno de avance era abrupto, peligro–

RO en todo sentido, no permitía ver el cielo, tal era cerrazón de su flora. Elevados árbo– les, r~ctilíneos y copudos los más, de gruesa

y reCla raIgambre salida a flor de tierra afros,

secos el resio, con la espinosa y enmarañada

m~leza, obsiáculizaban todo rápido Inovi– mlento, hiriendo además la piel descubierta de los hon,bres de la patrulla quienes, al asen– lar ;us pies sobre aquella húmedad hojarasca,

ha~lan saltar un lodo negruBco, viscoso y ma–

loliente, que salpicaba armas y vestidos. . Para abrirse peso a través de aquel in– Iiemo de lodo, hojas y ramas secas, piedras, ¡gua y vegetación vigorosa, desde el inicio de a marcha la avanzadilla tuvo que echar ma–

ne de sus n1ache±es que, sin descanso, fueron

:"mpuñados por dos hombres a la vez en

rnos de diez minutos cana uno. '

No fué sino hasía dos horas después de habe,: comenzado a abrir aquella brecha que,

e~arrunado detenidamente pudo considerarse

~ fa

el rnejor, el más apropiado lugar por sus e ensas nalurales, aInplia visual del río y te– rreno donge podria moverSe el resto de la

Guardia, urt sitio en el que, claramente se no– taban las ruinas de una antigua ciudad, de e,strechas calles y muros y paredes de piedras fmas de diversos tamaños que aún se erguian gracias a la especial argamasa de claras de huevo y cal que usaron sus constructores se– gún el decir de la gente, tan consistente 'que han podido resistir la embestid,a de los ele– mentos por decenios de años, por siglos quizá.

Según el decir de la gente segoviana de

e~os lugares, la ciudad fué construida por Fran– ClSCO Hernández de Córdoba con los indioa ni– caragüenses cuya descendencia, casi con las mismas costumbres de sus antepasados, toda– vía combaten al extranjero que OSe hollar su

na1ívó suelo, iales corno los "yan1cis" y los

f1

pa_

tasocadas", calificativos que dan a los Guar– dias Nacionales y norteamericanos que, en su cortstante patrullar la montaña, usan sobrebo– tas de lo~a o cuero que los proteja de pique– tes de vlboras o animales venenosos que abundan en esa región.

Pero lo real es que la ciudad está allí, pa– ra quien qu~era o pueda verla, ante quienes COlno los que llegaInos a ella aquel dia de Octubre de 1932, evocando tiempos idos de Biatoria Pafria, con los ojos de la imaginación pudimos tB.I'(lbién ver a sus habitantes d·iscu– rrir por aguellas casas, calles y montes, con su fardo de ilusioneS a cuestas, actores o es– pectadores de extraordinarias aventuras.

Entre dos paredes setni derruidas y un montón de piedrl¡ls, hojas, agua y extraños utensilios, objetos sencillos y humildes que pertenecierort a otros hOInbres, de una de las casas, con su segundo ,,1 Teniente Gutiérrez el que escribe logró extraer una legítima es– pada española, de las comúnInenie conocidas como GUACALONA, y, en Unll losa de roca vi– va, tallaqas una serie de inscripciones, bas– tante extrañas.

Al fijar la vista hacia cualq~iera de sus rumbos, d,esde la ciudad en ruinas el paisaje que se admira es de solo serranías altísimas, deformes, impresionantes, in crescondo, es

decir, cOluenzando por las más cercanas, las

más lejanas aparecen agrandadas, .como pro– yectadas cineInatográficamente sobre la in– mensa pantalla del espacio.

Si un rayo de sol se atreve a atraveaar el cúrnulo de nubes que, COInO elefantes en celo avanzan enormes, henchidas de lluvias, hi– riendo las serranias, éstas adquieren un as– pecto fantásHco, como de caravanas de almas que so hubiesen petrificado en sus laderas y

cimas. La menie humana no puede concebir eapectáculo más grandioso e inverosímil.

El ya famoso cerro de El Chipote, visto a la distancia convertido por los siglos en un gi– gante de sombras y misterios, Inajestuosamen– te empinado sobre toda la crestería circundan– te, por sobre toda aquella vegetación de en– marañados bejucos, parece só10 esperar que El Coco con sus aguas de impetuosa carrera y loco afán de socavar sus orillas, llegue hasta -13-·

Page 107 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »