Page 102 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

sugerencias que los altos Jefee norteamerica– nos le hicieron antes de partir, tuvo que escu– char que, lo anhelado por los que estábamos en la Guardia, era:

Que sus acciones, se ajustaran a los Re– glamentos, que no cayera en el sistema de otorgar al más amigo los puestos de :mando que, por capacidi\d, merecen los mejores, con– tinuár la formación educativa del concepto de ciudadania en el alistado como hasta entonces se había hecho, que ya que los nicaragüenses poseían un Ejército de verdad, frente a una ancha vía de acción, permitir que cada quien, tada habitante del país, dentro del marco de sus ideales o principios, pudiera :mostrar su más alto sentido de respetuosidad social, ac– tuando a tono con su posición mental, no dar pie a la critica ni oportunidad a protestas.

El General Somoza, para los precitados puntos, for:mu1ó las siguientes promesas:

Retirar, como le fué solicitado, de la ca– beza de la Lista de Tenientes Primeros, don– de había sido colocado desde su incorpora– ción de la vida civil a la Guardia, al señor Mo– desto Valle E. No ascender a persona alguna que, sin pasar examen reglamentario, llegase a filas de la vida civil, o que, estando en la militar, no hubiera antes dese:mpeñado, siquie– ra por algún iíe:mpo, rango inferior. Sujetar– se al escalafón cuando, por hacerse ineludi– bles, hubieren de acordarse ascensos.

Resumiendo: Velar, 1) -Por aplicar jus– tamente los Reglamentos de la institución¡ 2)-Por el buen nombre y dignificación de la carrera profesion",l de las armas, y, 31-Por salvaguardar sus intereses, su vida y anhelos, hacia propios, como aspiración legítima suya.

Respecto a los que el mismo General So– maza llamó "ineptos firmones" -que no eran otros que los civiles recién ingresados a fi–

las con rangos de superiorid",d- solemne– Inenle promeiíó:

Que, estando aún sin confirmar por el se– ñor Presidente su nombramiento de Jefe Di– rector, solicitaba de todos los oficíales y alis– tados de la Guardia su decidida cooperación para un compás de espera, tener paciencia y

creer en sus propósitos, en su firme determi– nación de no ser un Jefe sino un a:migo¡ que supieran que él se sentía y ya era tan guardia como el que más •. que solo el a!;'oyo de ofi– ciales experi:mentados le brindana la fuerza suficiente para salir airoso en BU lucha contra los enemigos de la institución, en la que él no permiiíría la política, que corrom'p'e y de– sintegra. Que, para lograr tan magnIfico pro– grama de propósitos, de todos esperaba deci– sión, arrojo y va1entia en el cumpli:miento de su d.aber, que al demostrar capacidad comba– iíva en la extirpación del sandinismo y atina– da dirección en tales acciones, no Se hacía más que confirmar, por su medio, la necesidad del Ejército en una República como Nicaragua donde, por muchas razones, no podía regresar– se a las antiguas fuerzas expedicionarias y Resguardos de Hacienda.

Que él, (Somoza), personalmente,

110 te. nía interés alguno en colocar a persona de B1l confianza en la Guardia: que si eran ciertos unos pocos y nuevos nombramientos de oficia. les co:mo el de Valle E., eso era debido a la presión de los hombres del nuevo Gobierno cuyo primordial interés parecía ser garantiza; su estabilidad. Que, pues la Guardia tenia. que ser co:mandada por oficiales académiCOS con el devenir del tiempo, desde aquellos i118– tantes juraba que, a medida que los académi. cos fueran ascendiendo, en proporción irían abandonando la Guardia los "ineptos finuo. nes" que, justamente, tanto malestar cau saban.

Con la ingenuidad de inexpertos políticos

y por el espiritu de cooperación, entusiasmo y

buena voluntad de la juventud, aquellas so temnes promesas del General Somoza, hechas a nosotros, oficiales académicos, las creímol todas sinceras y aceptamos con júbilo; llega

ron en uno de esos mamemos propicios, corno

a darnos un hálito de nueva vida, un renue.

va de ilusiones, un reventar de esperanzas, ca.

paces de mantenernos cohesionados mientras

continuáramos sirviendo en un mismo Depar

ta:mento. Apegándonos a la iradición de la Guardia, a la honesiídad y orgullo que ha. bíamos pradicado en el desempeño de fun

ciones, en el frato con la ciudadanía por todos los ámbitos de la República, i:maginamos que no se nos desintegraría tan fácilmente. .

Creer en alguien en aquellos momentos de crisis era, para nosotros los académicos, una necesidad. Por ello, al saber que alguien como Somoza, en Managua, junto al Gobierno, dentro de éste, hablaría en nuestro favor, por nuestra causa, que .era la de todos los nicara güenses, nos entusiasmó de veras. No crel mos jamás en una insinceridad, en una trai ción. No cruzó nuestra mente duda algune sobre que el Jefe de la Guardia cumpliera sus promesas. Por qué no había de preocuparse por la vida de la institución? Por qué no ha

bía de dolerle destruir aquella escuela de ha. nor, capacitación y decoro?

Bien pronto, con el devenir de los acan tecimientos, la realidad vino a nosotros psr. hacernos, si no desconfiados, cautos en el fu turo. Los norteamericanos de la Gurdia no pudieron, o nunca desearon, querer a Niasra gua, pero ésta razó!", de mucho peso, deois! vamente no fué moiívo para que ellos, obh gados por una ley no nos enseñaran a querer· la nosotros. La realidad fué que siempre st

nos señalaron deberes; se nos hizo sentir el do 101' de ser intervenidos. ser un país pobre Y débil que solamente por el esfuerzo de sus hi

jos podía ser grande, sin necesidad de caer nuevamente en el caos de la miseria y.' las re voluciones que por tantos años asolaron al

país.

Más volvamos a la realidad, los po1itiCOl de profesión, con la vista enci:ma de los po:

líticos extranjeros en constante acecho aITÚ gos de Juan Bautista y Tacho, como lla~abs~

-. 8-

Page 102 - lista_historica_magistrados

This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »