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Cuando se llevó El efedo la manifesfación de Managua, que coincidió con el día primero de Mayo de 1'150, el Pariido Conservador lo–

gró hacer una dernosiracián de fuerza en esía

Capital que nunca anies había sido superada.

Fueron muchísimas las cuadras de calles que

ocuparon el desfile de esa manifesíación y cuando culminó en la plaza de la Hepublica, frenfe al Palacio Nacional, la Caiedral y el Club de Managua fuvo un remaíe brillaníe y magnífico. Toda la muchedumbre logró llenar por complefo no solamenie la Plaza de la He–

pública, sino íarrlbién los ediÍicios circundan-fes. ,

Desde enfon'Ces para esfa parie ha corrido corno una voz pública que la Plaza de la Repú– blica solameníe puede ser llenada por dos fuerzas: por las fuerzas calólicas de Nicaragua y' por el Paríido Conservador de Nicaragua. C;uando el ParIido Liberal ha hecho sus mani–

testaciones en 1Ylanagua y sus concentracio–

nes en la Plaza de la República, desde en fiempos de la vida del General Somoza, nunca ha logrado llenar esa Plaza en la forma que lo ha hecho el Parfido Conservador.

Esa enorrna manifestación de fuerza del

Parfido Conservador hizo femer al General So– moza por el resuHado de sus elecciones, a pe– sar de que él confrolaba la maquinaria elecío– ral; y desde enfonces se dedicó muy especial– :¡:nenie a enforpecer en alguna u ofra forma la liberiad de propaganda que había dejado co–

rrer hasta entonces; empezaron a circular las

amenazas de lo que sucedería el día de las

elecciones y por úlii:rno ocurrió a la fa:mosa

MAGNIFICA con lo que halagaba a los vofan–

les para hacerlos ceder a favor del Gobierno en lugar de qUe voiaran por Chamarra Be– nardo

Se llegó el día de la elección, que fue el

2i de Mayo de 1950. Y el resuHado ya esfaba previsfo de anfemano en las úliimas pocas se–

manas antes de la elección. Esa elección nos

dejó la impresión de que no había que pen– sar más en liberfad elecíoral mienlras el Gene– ral Somoza confrolara foda la maquinaria de

las elecciones; pero corno esa elección había

sido el resuHado de un Convenio firmado en– fre los dos Parfidos, fanto por el General Somo–

za COlTIO por mí corno Plenipotenciario de a:m–

bos Partidos, creí que era necesario no violen–

far los ánimos y acepfar las consecuencias de un Acuerdo Polífico que habíamos celebrado erifre el General Sorrtoza y yo. Con esfo que– ría dar una prueba de mi sinceridad y de mi bUena fe en el cumplimienlo de esfe Convenio, a pesar de que ya enionces creía que había falfado a un punfo fundamenfal el General Somoza. Creí convenienfe que el Pariido Con–

servador ocupara y aceptara la par±icipación de las minorías conforme esos convenios, es–

perando que el evenfo sobre la salud del Gene–

ral SOn1oza pudiera ser una circunstancia fa–

"arable para él Parfido Conservador, ocupan–

do esas n1iJiótías. El candidato perdidoso,

Emilio Chamorro Benard, obfenía el puesfo de

Senador en el Congreso Nacional. Pero Emilio no quería acepfar ir al Congreso y ofra vez vi– no la lucha por convencerlo de que la conve– niencia del Partido Conservador le demandaba

esÍe sacrificio. Aceptó mediante un COn1pro~ rni~o, aceptó hacerse presente en las prilneras seSlones y después retirarse para dejar ocu–

pando su lugar al Senador Suplenfe de las Mi– norías don Abel Gallard.

Todas esfas circunsfancias que he relafa–

do respecto a Emilio me hicieron creer más

fundadamenfe que era la persona más capa– cifada para poderme suceder en la Dirección del Pariido Conservador en caso de que yo de–

sapareciera. Lo insté muchas y repetidas veces

a él fanfo en público corno en privado para

que tornara esa resolución. y corno se presen–

fabé! la oporfunidad de cambiar la Direcfiva Suprema del Parfido Conservador, se inició uné! oamp¡aña, denfro de las filas del Parfido a fin de que después de fantos años que yo había ocupado la Direcliva Suprema fuera no– rninado para ese cargo de Presidenfe ese hom– bre que había dado muesfras de fener sufi– cienle energía y coraje y disciplina para las corliingencias políiicas. En medio de esfa cam– paña, al regreso de un viaje que hizo Emilio a Eslados Unidos se le obsequió con un banque– fe en el Club Social de Managua y con gran salisfacción míé! y de fados los conservadores dijo esías palabras:

"Cuando las Auforidades del Parfido acordaron proponerme la Candidafura Presidencial he de confesar que fue mi pri·

mera impresión excusar una responsabili– dad a la cual no me creía con rrterecirnien–

íos ni facuHade.s suficienfes. Sin embar¡:ro,

al instarme nuestros dirigentes, me VIno

la reflexión de que una, negafiva de mi parfe podría significar que eludía rrtis obli– gaciones ciudadanas; y probablemente iInpulsado por una voz de mis anfepasa– dos, que habían ofrendado al Partido la mejor parfe de las acfividades de su vida, resolví dejar al criterio de nuesfros direc– fivos esa determinación y acepfé la hon–

rosa designación que se me hacía con la

conciencia plena de enfrar de lleno a las

inquietudes, azares y sinsabores de una

aofiva lucha polifica".

y a para enfonces comenzaban a bosque– jarse las primeras manifesfaciones del incum– plimienfo de parie del General Somoza de lo que yo creí al principio que podía llegar a sig– nificar una nueva efapa en la vida polífica ni–

caragüense. Pero cada vez por una u otra cir– cunstancia, pequeñeces al principio, pero que

después fueron creciendo poco a poco iba lle– gando contra mi volunfad al convencimienfo de que el General Somoza no esfaba en dispo–

sición de cumplir un Convenio de Arreglo en–

fre los dos Pariidos Políficos de Nicaragua.

Lo dijo con muché! verdad Emilio Chama– rra Benard después de su viaje a Esfados Uni– dos:

-,197-,

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