Page 28 - lista_historica_magistrados

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estaba en libeltad de hacerlo, I'e(o (jue no lo hiciera. Le

contesté que estaba resuelto y que esa misma nothe

me iría.

Me dio l. absolución y luego la Comunión. Mi espOsa vio todo aquello y sabia lo que estaba ha· cienclo. La vi mira. me tiernamente... pero SOl ena. Am..

bos teníamos fe. No necesitábamos nléis.

Me despedi de ella con un beso, y me deseó "buena

suerte".

Al pasar cerca de donde estaba Pedro Joaquln le dije quietamente: IIEsta noche me voy".

Nos <:ondujeron a cada uno a nuestras respectivas celdas

Nos fuimos directamente a platicar al hoyito del al· bañal. Este había sido <educido de tamaño ese mismo día en la mañana, pues Pedro, al saber que yo estaba de· cidido a fugarme, habia tratado de ampliar el hueco para

poderse pasar a mi celda, y da allí escaparnos ¡untos. Yo

le había dado el fOI món de acero para rOlnl'er la pared

de piedra, pero todos sus esfuerzos habían ~ido inútiles. Parece que el Comandante, o uno de los guardias, notó

los huecos que Pedro había hecho en su celda, en la pa· red que nos dividia, y había ordenado la cerrada del hoyo. Sólo quedaba un pequeñísimo orificio donde a du– "as penas podía pasar una caja de fósforos. Le comuni– qué de nuevo que esa misma noche lne hia, y que por fa–

VOl' me vigilara el movimiento de los guardias desde la puerla de su celda.

Pedro me informó que Tachito había salido con toda su comitiva de soldados y guardaespaldas desde medio

día. Seguramente andaba de parranda; en todo caso no

había regresado a su residencia.

Esto, naturalmente, favorecía mis planes, pues yo te~

nía forzosamonte que I)DSar a escasos 20 metros de su residencia y cuando {!I se encuentra en ella, la I/poblaciónl/ militar de todos los alrededores es muy elevada. En cambio, cuando él sale, como se lleva con él cerca de 85

guardias, la guarnición queda muy reducida y la vigilancia en los alrededores es casi nula, pues toda la disciplina se ,relaiD.

Convine también con Pedro que me informaría cual– quier movimiento sospechoso, y que cada 30 minutos nos reuniríamos en el hueco para inzol ntil.rme él, o informm· le yo como iban los preparativos.

Después de esto, esperé clue pasaran la cena, pues

a esa hora tenían que abrir la puerta de mi celda yen.. traba el Sargento de Guardia. No me convenía exponer..

me a levantar la I/torrel/ sino hasta después, porque el Sargento podía notar algo extraño.

Pasó la cena y comí muy poco. Quería estar Ii~

gero. Me sentia muy bien, no me encontraba norvioso,

y estaba completamente decidido. Lo único que tenía que hacer . era irme.

Dejé pasar UII rato y como a las seis de la tarde, le.. vanté la torre Coloqué el camarote verticalmente con mucho cuídado. PU5e encima las tablas que haclan de piso, y trepé la silla y subi yo. Me aseguré por última vez de que los guardias no podían vernte desde sus cnmas

a tl E1vét; de las aberful as superiores de la pared, pOt' los

cartones que habia colocado con anteriol'idad. El radio del Sargenlo eslaha tocando una pieza musical que se lIa·

ma JlFloredta Jl a todo volumen. Naturalmenté esto éá'á

en favor mío. No sé por qué siempre tocaban eso iliOZO;

a nd, ~uando la oigo, sólo me i ec:uerdn ID cárcel. meu

podría llamarla "Carcelital/.

Comencé a cor~ar la l¿min.Q del tedlO Podía ha.. cerio rápidamente pues ya estaba lnuy avanzada

J

pelo lo hacía muy despacio para no hacer ruido Quizás cortaba a razón de una o dos pulgadas lineales cada diez minu.. tos Así que iba despacio.

btaba un poco nerv1oso, o ciudadoso, pero comple~

tamente decidido. Me pateco que otras noches anterio~

res había buscado excusas, por falta de valor, para no es.. capa:-rme¡ pela esta vez no tenía ningun;] ducb

Sin embargo, cada cinco o diez minuto§ me bajaba de la torre y me acercaba a la .,uerta a observar la actitud

del centinela No sospechaba absolutamente ntlda. A ve--–

ces me quedaba breves momentos frente a él para que 1119

viera.

Así fueron pasando '05 Inínutos y el trabajo íba aVan– zando. Cada media hora me reunra COI1 Pedro y le infor.. nli'2ba: "Ya corté tantas pulgadas; ya avancé hasta tal

punto"; "ya sólo me falta tal cosal/.

Yo habia planeado salir como a las síete y media de la noche, porque e5 la hora en (jue hay más bullicio en el cuartel. Además porque mv(hos guardias andan en la calle, y nadie se esperaría que a esa hora se trata/ra de es– capar Un prisionero.

Sin embargo, avanzaba muy lentamente. A las siete

y media no había terminado aún de hacer el corte. Pe–

dro en esa reunión, se puso un poco nervioso, "Apresu. rate", me dijo, fIesta es la hora que te conviene, si te es–

perás mucho van a dar la orden de silencio, a callar el ra– dio y apagar las luces y entonces te van a oí,'}.

Yo comprendía que él tenfa raz6n, pero tampoco me podía apresurar demasiado y que me descubrieran. Ha..

lJí.J desallollado un método do 3tr;tnc81 el aluminio con la

mano, en vez de cortarlo con las tijeras y este aunque era

más

I ápido y hacía menos ruido, tenfa el inconveniente de que dejaba los bordes COII muchas pUllla5 y por lo Ion– to ofrecía el riesgo de cogerme la ropa al pasar por el aguiero.

Por fin, Un poco después de las ocho de la noche, el hueco estuvo lasto. Levanté la tapa formada por los tres lados de la lámina cortada... y por prImera vez pude 050– mar la cabeza fuera del techo.

Fue una sensación tremenda... Confirmé mis cálculos de que del techo a la tierra no habfa más de un metro, pues el muro exterior de mi celda era un muro retenedor de tiel ra que forma la muralla que va en derredor de toda

13 Presidencial. Revelaba una zanja colectora de las aguas del techo, de suficiente profundidad como para arrastrar.. me por ella sin ser visto por los centinelas de La Curva, la residencia del Jefe Director de la Guardia Nacional, pero... pero. revelaba también la visual que tenían los guardias que se paseaban por la plazoleta que queda frenle a La

Curva, y los agentes secretos que tienen en la azotea de

ese mismo edificio... y los guardias que manejan los re.. flectores de la Torre Oriental. Tenían una línea de visión

perfecta ¡péira verme en el momento que lewmtara la lá..

mina de zinc y me saliara del techo. Naturalmente, esta era operación que se podía ejecutar en poquIsimos segun-

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