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« Previous Page Table of Contents Next Page »Caro Luichi, 1\ort perdufa el tuyo tiempo él'! la
tiolferina. La tuya tesia, amichi mio, nondate para la dolea nofa de la me16dia Culiiváte la critíca sin mo– clerate contra el Dame. Manzani, Leopardi y O'anun–
cio, perdufa vente de la citá del arie.
Tras ésle viene otro crilicD diverlidísimo, abogado,
que entabla acción de tercería en toda cuestión, sea o no liferaria Este, calno dice un atnigo, es un tipo muy lindo
l es un crilice de los poelas españoles, joco– serio-burlesco-dramático-senfitnenfal Tiene pá~inas
de gloria, pues ha derribado da su pedestal a In8S de un periodista.
Vive en la mefr6poli elro crítico -ba~bero- un Chico Bravo (no es Lorita) quien escribe críticas con.
fuga de vocales Se me presentó una noche, intempes–
tivamente, como crítico de una. calle obscura y entre otras cosas me dijol "Yo le puedo hacer una critica sin usar la vocal que U elija: es decir. sin usar pala–
bras que tengan una lerra que U designe"
Esie es muy conocido en León
Ante fan raro personaje no pude menos de excla– :mar: ,Oh la sabidutia! - lEl Comercio, 27 de octubre
de 19071
!II
Dicen que uno de los críticos que he delineado (pues conste que soy mal esbozanie de nuestros críti–
cos) al verse trazado de cuerpo enfero en mi segunda daira, echó sapos y culebras por la boca, jurando dar–
~"(\e una apaleada literaria y criticarme más de algún concepto. a fin de annar discusión pública conmigo y
ascender a crálico·polemista. Lástima si, que yo no tengo al valor suficiente de apareárrnele a semejanles personajes, para que conquistara un lauro más Cuén– ianme que en el aposento en que vive. fiane su ofici– na de critiquería, consistente en una mesa y una sille– ta, que sobre la mesa tiene: un torno de versos de Manuel María Flores, una Retórica, una Ordenanza Militar, un Secreiario de los amantes, una Memoria de Hacienda. la Historia de Carlos Magno, y algunos ofros papeles, entre los que Se ven borradores de versos y
principios de críticas a los decadentes
Tan luego le mosira.ron "El Comercio", refiere un vecino que zne di6 esios datos, se sentó a la mesa, echando bravatas e insulfos, iOlUÓ la pluma y irazó y
rompió alternativamente, paseándose a Veces con las manos en la cabeza, para evocar las ideas. y consul– tando de vez en cuando sus libros y sus apuntes En
esio resolvió quién sabe que y salió a la calle siempre furioso, probablemente a hacer alguna otra consulia.
Es muy natural que cuando a uno le tocan el lado flaco del amor propio, salle y brinque, como cuando se le da a un caimán en la tOJ'ongUa. Para meterse a escribidor, es preciso hacerse de cononeha corno di– cen. máxime si se cuUiva la erillca, pues en este, más
que en airo género se esiá expues10 a caer en ridícu– lo, por lo de andarse proclamando magi!,ierl que no aira cosa es un crítico
Asi, por ejemplo, basiante sangre fría revela el autor de un suelío en el "Diario de Granada" en el
que yo defiendo a los caravaneros, y que aunque mis escmos le gusfan, revelan asimismo que yo 1ambién soy caravanero. Francamenie, simpaiizo más con los escritores decadentes, que con los escrifores decaídos,
como llamo a los del viejo bando
l sin embargo en es~
tas publicaciones he defendido a los prim.eros, señor sueltisia. pues repito que no hago más que delinear como puedo a los críficos de mi tierra, tal como Dios los hizo, sin quifarles ni ponerles nada Devolviéndo~
sela diré El Ud. que su suelto a mi vez, me revela que Ud es uno de los críficos de mi saria, por que Ge ardió. Dicho esto a manera de introducción a propósito de polémica, quizá habrán observado los lectores que los criticas son muy amigos de provocarla en toda oca– sión, sin duda para lucir el donaire de su talento en la lógica y la pimienfa de sus sonrisas en las salidas graciosas Aun en la conversación privada, son tan graciosos, que da. gus10 el oírlos
-Digame don Porsupuesto, se podrá decir "Deme U. un trago?"
t Viene la gracia) -Hombre, todo se puede decir (aquí una sonrisa )
-Ah, yai .Ouerla decMe_ ¿será. castiza esa fra~e~
(Otra grac18). -Pues chico, no tan castiza, por~
que más correcto fuera "Deme Ud dos tragos" (Aquí una carcajada discreta a dúo entre el con· suUor y el consullado, es decir, enire el admirador y
el admirado 1
-Cómo está Ud don Alcanfor'?
-Pues hombre. de pies corno me Ve, (aquí una
sonrisa) .
y ésta es una contestación muy graciosa, revela– dora del gran senlido claro de don Alcanfor, crítlco disiínguido, polemista furjbundo, humorista, y muy castizo
He observado que los críticos prefieren tener más
sentido común que inteligenCia. El sentido común, o
sea la palabra más barata de las facultades. según Annand Silvestre, es el Inicroscopio de los Crí.ti.COB, el cual aplican por iodo a las h ases o a los pensarnien~
tos
l estando perdido lo que se escapa a la visual, y
declarado desde el momen±o "disparate mayúsculo",
así sea una. imagen o un símbolo profundo, le aplican
!lU sentido común y ¡ayl de lo que cae bajo este lenie. Una vez para tirarme a un crítico, COmo suele de–
cirse, le enseñé el lan resabido madrigal de Gufierre
de CeJina, fenido enire los decaidos por no se cuántas cosas buenas, so lo enseñé como mío. y después 49
leerlo varias veCes, con sonrisa burlona empezó la sia 9\.11ente crífica: "Ojos claros y serenos "
(Empieza el sentido común I -No conozco ojoa claros, dijo con dogmática énfasis, conozco negroa.
azules, zarcos, aJagarJados, etc, pero no claros, mucho menos serenos, porque serenos pueden ser los lagos y los mares cuando no están embravecidos, pero no los ojos que no tienen olas (una sonrisa).
"Si de dulce mirar sois alabad!Js
IMás gracias) -Quiénes son los alabados, prea guntó. ¿,los ojos claros o los serenos? porque separan– do esa conjunción dos suje:t:osl los ojos claros y los serenos, naturaltnen±e, no se sabe a quien rige el ver– bo (Gramáhca tenemos, me dije).
"Por qué si me miráis, miráis airados?
Hombre' Que no :fienes oído? Ese me mi.
mi no :me SUena bien Sobre todo que una mucha.a cha mirando airada no debe ser muy bonila, porque me la imagino "mirando COn los ojos torcidos", (otra sonrisa) .
No pude confinuar oyendo al crítico, porque es,,:
faba al esfa]]ar de risa, de verlo rajándose, y me retiré
fingiéndome convencido Te aconsejo que no los pu– bliques, me dijo todavía, aquél sabio de carlón. En oira ocasión tomé de un calendario un cantar cualquiera} y fuízne al crífico. -Olá, don Bruno I a
ver que le parecen esios versos p6stumos de Bécquer. que ha publicado una revista nueva:
"Las lecciones que da el mundo Sí que suelen costar ceras, Pero después de aprendidas Ya no sirven para nada .,
-Ah, Bécquer, el gran Bécquerl Eso sí es poesia. Buenos, magníficos Hay sencillez en la frase, al al~
cance del sentido común, profundidad en el pensa– miento y delicadeza mucha, como todo lo de Bécquer Así quisiera que escribieran estos caravaneros, Este mismo dicen que tiene una obra inédita inillulada .,Acerca del uso inmoderado de la h en las palabras que se escriben con v, y otras objeciones"
Aquí se ha visto que pasen lafeando al público más de un mes, un par de críficos, en .interesanfe po– lémica, para poner en claro una tontena que resuelve cualquier diccionario Planla uno de ellos, por ejem· pIo. esía cues!iónl "Por qué decimos ¡andar en cueros
y no andar e~ pielesl" y salta oiro n? Inen?8 casti,zol "No debe declrse andar en cueros n1 en pleles, 91no landar en pellejosl" Y ya está la polémica lucida en
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