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« Previous Page Table of Contents Next Page »en las pr6ximas elecciones, ya fueran éstas qe Constituyentes, ya de Presidente de la Re– pública, ya que, decía, partido politico que no
actúa, que no :tiene ingerencia en la cosa pública, carece de visión, está liquidado, está
concluido. Mucho ha dudado el Gral. Cha–
:morro, agregaba, en dar un paso en esíe sen–
tido, lo retiene sin duda el temor de perder
su popularidad Y, en consecuencia, su influen–
cia, en el Partido. Pero debe penetrarse de que los jefes de partido no le están per– mitidos esoS titubeos y menOS la indiferencia, porque ellos pueden poner en peligro todo un plan de acci6n política, lo mismo que el General que se entretiene en vacilaciones para
.tomar una determinación rápida aunque
peligrosa, pone en pelig,o la batalla si no lo hace a tiempo y por entero.
El 16 de febrero de 1950 murió de un derrame cerebral mi muy querido sobrino don Abelardo Enriquez. Este acontecimiento triste vino a llenar de luto a mi familia por lo que suspendí mis aciiviades políticas, tanto
para asistir a su entierro en Comalapa, como
para acompañar a mi familia en esas horas de dolor.
A mi regreso de mi querido pueblo me informé por los diarios que la opini6n pública estaba bastante desorientada en lo que se refería a las pláticas que a pesar del inicial fracaso habían estado continuando entre el Dr. Gutiérrez Silva y el Gral .Somoza. Estoy seguro, declaré entonces que mientras el Gral Somoza no acepte la supervigilancia elecioral de un organismo internacional, ya sea para una Constituyente, o para elecciones Presidenciales, no se llegará a ningún arreglo.
El Dr. Cuadra Pasos expresó un criterio opuesto al mío al decir que sostenía la im– posibilidad de la asistencia de la OEA para el desarrollo del proceso elecioral Sentía enton– ces diferir con él porque consideraba que ese Organismo que se está ocupando de todos los asuntos graves que pueden perturbar la tran– quilidad de todas o de una de las Repúblicas
del Continente, no se excusaría a cooperar
para obtener el bienestar y el mejoramiento político y económicO de la Naci6n, asistién– donos en nuestra próxima lucha elecioral para que Nicaragua enclJntrase el cauce democrá– tico y cesara el estado de incertidumbre en
que viviamos Considero, dije enfonces, que
si sólo Se oye una voz pidiendo la coope– raci6n de la OEA, en lugar de la voz entera de la Nación, entonces sí tendría razón el Dr. Cuadra Pasos. Por eso, yo invité al Dr. Cuadra Pasos para que se uniera a nosotros y que juntos pidiéramos al Presidente Román y Reyes, al Gral. Somoza y al pueblo en general, para que formuláramos la invitación a la OEA.
El Dr. Victor Román y Reyes, Presidente de la República, declaró que el Partido Con– servador, por medio del Gral. Chamorro, po– siblemente haría suyos los Pacios suscritos por el Dr. Cuadra Pasos con él y con el Gral.
Somoza, que era el Plenipotenciario del Libe_ ralismo y que actuaba como Ministro de la Guerra.
El Dr. Gutiérrez Silva, quien todavía Con– tinuaba aciuando como intermediario entre el Gral Somoza y yo con el objeto de crear entre ambos un clima que favoraciera las pláticas para llegar a un acuerdo de nuestras diferencias de criterio sobre el asunto de las próximas elecciones, tuvo que regresar a Costa Rica, -donde hacía algún tiempo había es– tablecido su residencia-, por razón de la muerte de una hijita suya. Fue entonces que el Dr. Cuadra Pasos tomó su lugar como mediador de buena voluntad. Yo, por mi parte, continuaba en mi campaña de ani– maci6n de nuestras filas conservadoras. Y el Gral. Somoza, por la suya, continuaba también con la proclamacion de su can– didatura usando el medio popular entonces, como ahora, de la emisión de la "Magnífica" y de la congregación, por intimidación, de las gentes que asistían a dichas procla–
maciones.
La "Magnífica", como la ha dado en llamar el pueblo con su natural sentido del humor, consiste en una tarjeta impresa con el retrato de Somoza y un párrafo que dice: "El portadlJr de esta tarjeta concurrió a la pro– clamación del Gral Somoza a la Presidencia de la República. ILugar y fechal. Ifl Comité Pro-Somoza". El reverso de la tarjeta llevaba el sello de la Jefatura Política correspondiente.
El punto de reuni6n local para las procla maciones era el Cuartel de la Guardia Na– cional, de donde se despachaban los camiones que traian y llevaban a las gentes.
En Juigalpa, el domingo 12 de marzo de 1950, fuí objeto de un cálido homenaje que consistió en un banquete de 800 cubiertos en el Teatro Mongrío de aquella ciudad ca– becera de mi querido Departamento de Chon– iales. Recuerdo que durante el banquete un
orador, don Horacio Rappaccioli, dijo, "que
se economice la sangre de Chontales". Al
levantanne para pronunciar mi discurso, hice primero una referencia a esa frase de mi amigo don Horacio, diciendo: "La sangre de
Chontales, la sangre conservadora de Chon–
tales, no se economiza cuando es por Nica–
ragua y por la Democrácia". Esto lo dije tapando con mis propias manos el micr6fono para que no lo oyeran los Guardias que cus– todiaban el Teatro donde se verificaba el ban– quete. Luego continué diciendo para que lo oyeran todos: "Cada vez que vengo a Jui–
galpa, sienio la misma emoción que sentí en mis años mozos, ya lejanos, cuando los
jóvenes chontaleños de 1903 abrieron un paréntesis de gloria, de sacrificios, y de mar–
tirios, al acuerpar sin vacilaciones, la que
después se llam6 la Revolución del Lago, en un afán inmenso de libertad y de justicia. Muchos de aquellos viejos compañeros ya nO
existen. Otros, COlT\O yo, aún sobreviven, can;.,
sados por los trabajos y: por las luchas 9n
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