Page 31 - lista_historica_magistrados

lAS ¡;St::UI.ílJitAS

~N PIEDRA

Rastreando las fuentes o los

61 ígenes de esa temlen– cia a la simplicidad en todos los aspectos de la creación y

de la expresión del nicaragüense, observé en el atte de nuestros pueblos aborígenes -muy especialmente on la

cerámica y en la escultura on piedra de In ZOlla del Pa–

cífico- una dala tendencia a la estiliz.ación que lesalta

mucho más si se compara con I~s manifestadoncs vecinafi

de la CUItUl a Maya.

Suele decirse que el trópico imprime una lujuriosa tendencia a la exhuberancia ornamental. Sin embargo,

nuestra escultura en piedra del sur-oeste nicaragüense, los llamados "ídolos" de Zapatera, Omete,pe, parte de

Chontales, Riv('Js y demás lugares mqueológicos del lado del Pacífico manifiest¿m -salvo algunas excepciones que

sel'fa interesante estudiar para conocer a qu6 influencias obedecen- una concepción plástica diametralmente opuesta a la "Exhuberancia Tropkal ll

:

sus figuras no sólo se niegan a admitir cualquier detalle ajeno al tema sino que se simplifican en sus líneas y volúmenes ¡persiguien–

tlo siempre la estilizDción como lJideal ll artístico, ideal que lo vemos manifestarse desde las obras más arcaicas y pri–

mitivas hasta las má~ elaboradas y

I ieas en técnica escul~

tórica.

Algún día escribiré sobre el fenómeno de estas es– culturas que insistentemente llevan a la piedla la idea re.– ligiosa del nahual o "alter_ego", es decir, del

1I 0 tro yo"

tmrmico del hombre encarnado en UIl animal cuya figula

cubre, por la espalda D la figura humana casi siempl e se–

dente o en cuclillas. Esta temática religiosa que di6 lugar aUlla I ica colección de esculturas --'-hasta ahol'o muy poco

Nuestra albarda: la montura más simple

del mundo.

Un pueblo ganadero, pero su cabalgadura es

sobria y sin lujo alguno.

estudiada- expandió su ill~luellcia hasta regiones IGjal1r. simas de Colombia, Ecuador, VenelUela y hasta de Brasil

siendo el centro irradiante Nicaragua. Su rnisteriosti COfl~

ce,pci6n e influencia es un tema apasionante para los ni–

cal'agüenses, cenf!'o anti{IUO de un lute y de una iden re"

Iigiosa sobre el hombre que merace la atención de nues·

tros ciontificos atque6Io~os, antropólogos y etn6grafos.

NU~STRA VI!:JA CERAMitA

Igual tendencitil lH tísticlI revela nuesfra "lozo" 6 ce– rc)mica Dborigen ya estudiada pOI' muchos V n'IUY especial–

mente por Spillden y por S.muel I(irldalld Lothroli. Mo

he peimitido repioducir algunos dibujos tomndos dI) ties· tos indígenas de Nicarilgun y Nicoya, re.produciendo tam.. hién algunos dibujos Mayas para exponel' gt'áficnmente la niferencia haciendo I esaltar la simplicidad tlel antiguo ni..

cill~güellse que nosotros hetedamos.

En las figuritas del Jaguar, tan abundantes en ollas, platos, y domás objetos de la cerámica pre-hi,pánica, acu~

5an la tendencin, que hemos explicado, hasta límites de

extl ¿)ordin¡;u ias simplificaci6n. En m,uchas reliquias de ba..

fi,'O el jaguar está figurando únicamente por un ojo colé·

I ico, UI1 oio rodeado de la expresión estriada de la cólera

del felino. Se busca ex.presar el objeto por sus rasgos más cClH'lcterísticos -eliminando tocio lo sobrante- y partien~

do de ellos hacia ritmos muy libres de maravilloso 59nti.. do plástico. Los Mayas también estilizan, pero vuelven sobre su estilizaciól1 recubriéndola de trnzos ornamentl]· les, sumelgiendo sus .itmos en otra infinidad de rihnos como los árboles de In selva se I evisten de lianas y be-

jucos.

El nicaragüense convierto 01 jaguar en una mit'i\da,

-29=