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« Previous Page Table of Contents Next Page »cial de la sociedad Musuhnana, las que fomentan la intervención rnililar en polillca y que la civilización Hispánica absorvió esas características a través del prolongado coniacto y mezcla con el mundo del Is– lam. Esta idea es retadora. Sin embargo, no toma en cuenta el hecho de que los ejércifos de Burm.a y Siam. parecen haber actuado en la misma forma y en las mismas circunsfancias que los ejércilos de España, Latíno América y el mundo Musuhnán Esto conduce
8 la hipótesis que, en lo general, las fonuas de rela– ciones cívico-militares en la América Laiina son típi– caS de ..areas en desarrollo" Esfo puede haber sido puesto a prueba en la última década cuando la Amé– rica Latina ha, sin duda, compartido muchos proble–
mas y aspiraciones con las emergentes naciones del Medio Oriente, Africa, y el Asia del Sur y Sureste No se aplica esto, sin embargo, a períodos anteriores. Al comienzo de la Segunda Guelra Mundial, la mayor parle de estas úliimas naciones eran todavía depen– dencias o colonias de los poderes occidentales, mien– iras que Latino AInérica ya gozaba de independencia por más de un siglo Así regresa:mos al punto de par– tida. Es posible que históricamente, Latino América
~ al 11'\enos el mundo hispánico nos provea de una unidad funcional y conveniente para el estudio de las relaciones cívico-militares
Sí las relaciones civico-mililares en la Am.érica Latina pueden llegar a concebirse como un problema discreto de considerable diversidad y complejidad, y
si se acepta que estas relaciones han sido factores im– portantes en el desarrollo histórico de la región, los hisforiadores se encaran a un reto y a una oporfuni_
da4 El problema, o quizás sea mejor decir, la com– plejidad de problemas, puede redefinirse de la si– guiente manera: Cuáles son y cuáles han sido las fonnas o sistemas de relaciones cívico-militares histó– ricamente presentes en Latino Arnérica~ Por qué una forma ha prevalecido en \lil tiempo y lugar detenni– nado en vez de oira fonna, y cómo y porqué esas for– mas han cambiado? Esfas preguntas sugieren ofras aun znás fundaInentales: Cuáles son los eleInenios o ingredientes cuyas inter-acciones han producido for– mas de relaciones cívico-militares en Latino Arnérica
en general y en ciertos casos en particular? Cómo es– tos elernentos inier·actúan para producir cierta fonua y cómo esos mismos elementos y sus imer-acciones cambian para producir con el tietnpo diferentes for– mas?
El planteanliento del problema de este modo su– giere una pregunta final: Qué métodos serán los fruc–
1ífer~s para conseguir las respuestas a las anteriores preguntas? No pretendemos en este trabajo dar lec– ciones a los historiadores con respecto a los nlétodos que emplean Todos sabernos lo que hacen y córno lo hacen Sin comprometerse con asunciones explícitas
y sin explícitas hipótesis comienzan con los datos empíricos y llegan a conclusiones, interpretaciones o generalizaciones en los ténninos en que los dafos se presenfan o son presentados Sus procedimientos nor– males, son además, ir de lo particular a lo general, Primero la monografia y después la síntesis Por 10 tanto, parecería que en vista de los diversos caracie– res de las relaciones civico-rniHtares en Latino Aznéri– ca, se necesifaría el estudio de un nÚmero de casos
paniculares en determinados países y períodos, antes de que puedan hacerse generalizaciones convincentes Para llevar a cabo 1al proyecto, el historiador puede usar cualquiera de diversos accesos: (1) puede des_ cribir y analizar un sistema o forma de relaciones cí– vico-rnilifares tal corno existía en el pasado en deter– minado tiempo y lugar, (21 sobre esfa base él puede "rastrear" y expl.icar el proceso por el cual este siste–
ma se canlbió por ofro, (3) sin definir inicia1Inenie el sistema, puede identificar sus elenlentos y mosfrar có– mo, en un período de tiempo, se coInhinaron para formar un sistema, (41 puede definir una forma, tal COmo existía en un lugar y tiempo determinado, y
luego explicar el proceso por el cual lleg6 a ser lo que fue En cada caso, si el método es narrativo en vez de analitico, las formas pueden permanecer implícitas Estos accesos y métodos tienen y producirán sofis– ticadas explicaciones e interprefaciones de relaciones cívico-mililares como, por ejemplo, "La Política del Ejército Prusiano, 1940-1945" de Gordon A Craig, y "Control de la Política Exterior Japonesa, un estudio de rivalidad cívico-militar, 1930-1945" de Yale e
Maxon Sin abandonar sus tradiciones hurnanisfas y
literarias, los historiadores, sin embargo, pueden be– neficiarse de un saleciivo y cameloso uso de la teoría
y tnétodos de las ciencias sociales. Las posibilidades
y peligros de esta clase de imitación han sido explo– radas prolijamente por el Consejo de Investigación de
Cien~ias Sociales, Boletín 64, y por H Stuarl Hughes, Richard Hofsfadter, Sir Isaiah Berlin y ofros, por lo que es innecesario pasar aquí revista a sus argumen– tos y conclusiones Antes bien, ciertos accesos gene– rales y varios métodos específicos deben ser discuti– dos.
Primero, el enorme volunlen de fuentes ahora ac– cesibles y la creciente conciencia de la complejidad de los procesos históricos, sugieren que en muchas ocasiones una definición más explícüa de los proble– mas y de las suposiciones sería de valiosa ayuda a la inves:tigación Este trabajo es, en realidad, un ale– gato en favor de tal procedimiento Segundo, a pesar
de que Lord Aeton Se quejaba de que von Ranke ha– blara de "fransacciones y acontecimientos" cuando debiera de haber dicho "infanlÍas y crímenes", sería útil, para propósüos de investigación, considerar a las fuerzas annadas de la An1érica Latina "científicamen_ te", esfo es, corno un fenó11'\eno social en vez de C011'\O calamidades, y sus relaciones con la sociedad civil, corno problenlas que atañen debidamente a la his– toria y a las ciencias sociales en vez de a la demono– logía Sería, por supuesto, inhunlano e innoble no deplorar los excesos militares, mas si el "militarismo" ha de ser considerado como una enfermedad social, es necesario algún conocinlienio de su patología an· tes de que se puedan recetar remedios
Tercero, el acceso funcional a los sistemas políti– cos desarrollado por ese nuevo híbrido, el sociólogo politico, ayuda a poner 10 rnilifar en la debida pers. pecfiva. James S Colernan, y ofros, en su búsqueda por "un acceso genuinarnente cOlT\parativo y anallli– co" a las polliicas cOlT\paradas ("La Poillica de las Areas en Desarrollo" J postulan que todas las socieda– des, desde las tribus prilT\ifivas al estado de las na– ciones modernas, tienen sistemas polmeos que desenl·
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