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peñan las :mismas funciones aunque en diferentes formas y a lravés de diferentes es±ruC±uras, esto es, grupos interesados asociados o libres, congt"esos, par– lamentos, burocracias y demás Es±as funciones son: reclutamiento polífico y socialización; enunciación de programas; agrupaciones de in±el eses¡ cornunicación polífica, elaboración de esiaiuios, aplicación de reglas

y diC±amen de sentencias En este sistema, cuando las fuerzas annadas cesan de ser instrumenios neutrales de política, pueden ser consideradas como desenl.pe– ñando acfivamenfe una o más de estas funciones, y

las relaciones cívico-militares deierrninan cómo y has– ta dónde lo hacen.

La iendencia de esta discusión es hacia un exa– men de los posibles :mérifos para el historiador de estructuras y m.odelos teóricos Científicos sociales interesados en la América Latina han sido por lo ge– neral de una mentalidad tradicional y no pueden plO– veenlOS de modelos de sistemas políticos o de rela– ciones cívico-militares en esa región. Exis±en, sin embalgo, algunos modelos generales dignos de exa_ lUen. Samuel P. Huntingfon en su "El Soldado y el Esfado" identifica seis elementos que en diversas com– binaciones triangulares plasman formas universales de relaciones cívico-mili±ares Estas son: ideología anfi-militar (dentro de la sociedad en general), ideo– logía pro-:mili.l:ar, bajo poder político militar, alfo po– der político :milifar, alfo profesionisrno militar y bajo profesionislno !nilifar. El afirma que la forma :más co:mún en el Cercano Oriente, Asia y la América Lati– na combina la ideología anfi-milifar, el alto poder po– lítico !nililar y el bajo profesionislTIo mililar. Los sis– femas de relaciones cívico-n1.Ílifares en Latino América que fueron enunciados al principio de esie trabajo son basados ampliamente en la obra de Huniing±on y

pueden ser considerados com.o modelos primitivos. Sianislaw Andrzejewsky ("Organización Milifar y So–

ciedad" I construye sisiemas mucho :más complejos El posfula varios Epas de organización militar deriva~

dos de la combinación iriangular de seis elementos: slfa-proporción de paliicipación m.ilitar (la ploporción del núrnero de hombres sobre las armas a la pobla– ción fofall, baja proporción de padicipación militar, alfa subordinación militar, baja subordinación mili– far, alfa cohesión militar y baja cohesión milifar Las diversas combinaciones son identificadas por neolo– gismos. Esios modelos son después relacionados a tipos de organización social Aunque ninguno de los ejemplos dados son fomados de la Arnérica Latina, el tipo de organización militar que parece que encaja mejor a esa región es el "Rifieriano" que esiá basado en baja proporción de participación milifar, baja co– hesión y baja subordinación La sociedad en que tal tipo exisie está caracierizada por una marcada estra– tificación social y un espíritu de igualdad denfro de la élite La correspondiente forma polífica es una descentralizada república nobiliaria.

Esta clase de conceptualización no es muy del agrado de los historiadores Viola su allo sentido parlicular y humanista del universo social y evoca entre ellos emociones que van de la hilaridad a la profunda hostilidad. Esias reacciones se derivan en

parie, por lo menos, de un malentendido en el USa

de los lTIodelos Se usan, no COlTIO conclusiones de una prolongada y concienzuda investigación, sino, co~

mo se dijo anfes, como lTIedios de facilifar el hacer

preguntas periinentes y la ordenación de los daios. No sugerirnos que los historiadores se convienan en constructores de modelos, pero aquellos consfruídos por los científicos sociales pueden servir de es±imu~

lantes si son empleados con caufela. Por ejemplo, al

señalar la significación de la ideología y el profesio~

nism.o Hl.i1itar en cualquier sistema de relaciones cíV"i~

co-militares, las estructuras teóricas de Hunfingfon sugieren campos de investigación que pueden ilumi~

nar esas relaciones en la América Latina.

Finahnente, méiodos históricos tradicionales Son inadecuados para eliminar el mayor obsfáculo al es. iudio sisfemáiico de las relaciones eívico-milifares en la Amél ica Latina Corno Hunfington señala, el foco principal de un sistema de relaciones cívico-militares es la relación del cuerpo de oficiales con el Esfado. Sjn comenfar en la profundidad de nuestro conoci_ miento de la esiructura de los Estados Latinoameri_ canos en general o en padicular, fenemos poco, ex–

cepfo impresiones basadas en ejemplos al acaso, acer. ca de esos grupos milifares anfojadiza y, a veces, recíprocamente, llamados "cuelpo de oficiales", "clase de oficiales" y "casia de oficiales" Has±a que se oh. fenga lTIás precisa información acerca de estos ele– mentos, aun la validez sociológica de términos tales corno, cuerpo, clase y casia, es dudosa. Las fécnicas para el análisis de grupos y de élifes desarrolladas por sociólogos cienfíficos, pueden ayudar a resolver esle problema El cuidadoso estudio de Morris Ja–

nowi±z de los orígenes sociales, :motivaciones y desa– rrollos de profesiones o carreras, modos de vida, ideo– logía y la vera efigie de las fuerzas armadas de los Esfados Unidos es un ejemplo de lo que puede ha–

cerse. Si estudios similares del cuerpo de oficiales de

Latino Amél ica en varios países y en disiintos perío. dos fueran disponibles no sería necesario afenerse a

vagas generalidades.

Selía convenienfe que Janowifz u ofros nos hicie. ran el trabajo, lTI8S por cuanto como sociólogos cien– tíficos están interesados prim.ordialmenie con los fenó– menos contemporáneos, es probable que los hisioria– dot"es fendrán que luchar por sí solos Será una farea difícil El uso aprovechable de los méfodos de las ciencias sociales depende en gran parte en la accesi– bilidad de una gran masa de dafos cuantitativos sis– :!:emáticalTIenie arreglados, fal como censos, y el uso de enfrevistas, cuesfionarios, y demás. El historiador no tiene sino sus docum.enfos escritos por personas que maliciosamenfe descuidaron coleccionar y siste– lTIaiizar los datos necesarios y los que, en los mejores casos, han sido coleccionados al azar y así guarda– dos Su tarea, sin embargo, no es imposible, como Woodrow Borah y S F Cook, Sir Lewis Narnier y Maro Bloch lo han demostrado en sus invesfigaciones de afros tipos de problemas históricos.

(NOTA: L N McAlister es plofesOl de HistOlia en la Univel–

sidad de Flolida, en Gainesville).

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