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Zelaya, de su puño y letra dio instrucciones al Doctor Rodolfo Espinosa R., Ministro entono ces en Washington, y uno de los grandes cori– feos del liberalismo, para que, con pretexto de unión de Centroamérica, y con el objeto posi– tivo de exiender su dominación despótica a los otros Estados, solicitó de los Estados Unidos el apoyo moral y material para proteger la empresa, apoyo que consistía en insinuaciones que, con toda eficacia, harían los representan– tes diplomáticos en aquel sentido, en el envío de suficientes elementos de guerra yen la pre· sencia de naves de guerra americanas en aguas de Centroamérica, ofreciendo en cam– hio protección aduanera para la importación de artículos americanos y dos estaciones cal" boneras en Centroamérica, una al lado del Atlántico y la otra al lado del Pacifico? 7 Dónde estábais cuando el Presidente Zelaya puso los destinos de Nical'agua en ma· nos de los Estados Unidos sometiéndose a sus .iuicios y decisiones, con el envio de aquel céle· hre telegrama dirigido al Enviado Especial en Washington, Doctor Pedro González, en que pide al Departamento de Estado que mande una comisión imparcial para investigar, y ofre· ce dimitir si el resultado de esa investigación muestra que su Gobierno es perjudicial a Ceno troamérica?

8 Dónde estábais en 1910, cuando el Doc· tor José Madriz se puso ''bajo la protectora in– fluencia de la doctrina Monroe" y suplicó res– petuosamente por medio de sus representan– tes, al Gobierno de los Estados Unidos Que usase "su poderosa influencia moral y benévo– la" para que se llegase al arreglo de las dife– rencias existentes en Nicaragua, ofreciendo humildemente seguir "toda indicación" que el Gobierno Americano se sirviese hacer en ese sentido?

Es indiscutible que la responsabilidad de los hechos relacionados pesa por entero sobre el partido que, en toda circunstancia, prestó a Zelaya su apoyo incondicional, y más direc· tamente pesa sobre aquellos caudillos que fue· 1'On alma y verdaderos directores e inspil'ado· res de la política, en las Administraciones de Zelaya y de Madriz.

Existen además datos positivos de la ac· tuación del Doctor Irías en Washington res· pecto al Tratado de Canal y las negociaciones celebradas con los banqueros de Wall Sil'eet. En efecto, ellO de junio de 1915 Irías envió un Memorial al Departamento de Estado en

que aceptaba, en nombre del Partido Liberal, el Tratado Chamol'l'o-Bryan, a condición de consultar con El Salvador y con Costa Rica sobre los derechos que éstos alegaban: si esas Repúblicas se negaban a un avenimiento, el Tratado se llevaría adelante sin ellas. Acepta. ba además todos los Contratos con los Banque. ros, y prometía empeñarse por el aumento del capital amel'Ícano en Nicaragua. Por último pedía que los Estados Unidos vigilasen las elecciones de Presidente.

El 22 de agosto del mismo año, envió otro Memorial en que ratificaba las propuestas ano teriores y suprimía ya la consulta a El Salva· dor y a Costa Rica.

En noviembre del propio año, dirigió un nuevo memorial que pedía no se archivara, cir. cunstancia que por sí sola basta para juzgar el carácter de los ofrecimientos hechos al Go. bierno Norteamericano.

Después de este relato hecho a grandes rasgos se podrá coleg'Ír la justicia con que los liberales de Nicaragua inculpan al Partido Conservador por la influencia que los Estados Unidos ejercen en algunas cuestiones nuestras de política intema?

Nuestros adversarios nos acusan por el desembarco de marinos norteamericanos du– rante la revolución de 1912, considerándolo como un hecho insólito, sin precedente en la ; Historia de Nicaragua. Muchas reflexiones podría hacer para justificar este paso, del que a la postre se beneficiaron los mismos acusa· dores, acogiéndose en León a los propios mari– nos para resgual'dar sus personas y propie· dades en un momento de peligrosa crisis. Pe· ro no se trata aquí de discutir este punto sino de ver si en los precedentes del libel'alismo existen casos en que ese bando no ha vacilado en apelar a las tropas norteamericanas para asegurar el Poder. Nada menos, el 23 de fe· brero de 1896 dirigió el Ministro liberal señor Gámez, una nota al Ministro de los Estados Unidos, Mr. Lewis Baker, en que, no sólo pide el desembarco de marinos en Corinto, sino que "delega provisionalmente en el Comandante del buque de guerra todas las facultades nece– sarias para la policía y seguridad del puerto, autorizándolo para desembarcal" fuerzas, nomo brar agentes provisionales de seguridad pú– Mica y dictar las demás providencias que juz– gue necesarias para evitar que en el día o en la noche pueda verificarSe el saqueo de merca– derías".

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