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« Previous Page Table of Contents Next Page »ción lo aparló la llegada de algunas familias fugiti~
vas, que estaban oculias en el campo, las cuales le rodearon pidiéndole amparo
Una hora después bajaba Marlínez con su colum– na a la playa del lago y se detenía corno a 600 varas del muelle en que estaban los vapores "San Carlos" y "La Virgen" ocupados en recibir los elementos de guerra que sacaban los filibusteros de la plaza. Fue emplazada en el acio una pieza de arlillería de a seis, que llevaba la columna en su fren de guerra; y aun– que la distancia era carla y el blanco bastante gran– de, el cañón no acedó en tres disparos que hizo y dió tiempo a los vapores de levanfar sus anclas y ponerse a salvo. Marlínez atacó también, en ese mismo día, la iglesia de San Francisco, y fue rechazado con pér– didas
El 25 repitió su ataque a la misma iglesia, aun– que cambiando de táciica, porque en lugar de acer– carse de frente como lo habla hecho la víspera, avan– zó por dentro de la línea de casas quemadas vecinas, favoreciéndose con sus paredes de adobes todavía de pie Los filibusteros que ocupaban la iglesia temieron quedar corfados con la plaza y se reconcentraron en ésta tan pronto como se dieron cuenta del plan de Mariínez
Las denlás fuerzas aliadas combatían a la vez por disiintos puntos Esfimuladas las tropas nica– ragüenses con la brillante toma del Fueriecito. lle~
bada a cabo por las de Guatemala, aiacaron de frente la plaza mayor al amanecer del 27. obligando a los filibusteros a retroceder y a concentrarse en la casa de la Sirena, configua a la Parroquia El incendio duraba aún, y el licenciado don Jerónimo Pérez re– fiere a este episodio 10 siguiente:
"El Principal fue abandonado, pero en llamas: de la Parroquia salían las columnas de humo del in–
cend~o que la devorab~n En~onces .el batallón se pre– cipito a la plaza y caSl al mlsmo hempo la torre de– recha de la iglesia salió hecha pedazos por una mina de pólvora con la que se calculó causar graves daños a los asaltantes. Por foriuna sólo un caballo murió al golpe de uno de los fragmentos En este día el cape– llán presbüero don Rafael Villavicencio se colmó de gloria como sacerdote y co~o hombre; entrando s~lo
al incendiado templo y volvlendo cargado de alhaJas de oro y plata"
De la anterior relación se desprende que la igle– sia de la Parroquia no había sido completamente sa– queada puesto que el padre Vil1avicencio pudo salir
cargad~ de alhajas} pero hay que decir que la rique– za de los templos de Granada era cuantiosa desde el tiempo de la colonia, especialmente la de la Parro– quia, de la cual fue quizá un pequeño resto el que encontró el referido padre
Por lo que hace a Henningsen, se hallaba tan absorlo en su obra de destrucción, que casi fue sor– prendido por los aliados Con dificuliad pudo reunir sus dispersas y emborrachadas fropas, que consfaban de unos 500 hombres y oponerse con ellas al avance de los aliados que llegaban en número de tres mil, pero con jefes enteramente divididos y enemistados eniTe sí cuyas frecuentes rivalidades no perrnifían la unidad'de acción indispensable en aquellas circuns– tancias Henningsen apenas habría podido resistir el ataque bien combinado de aque:l enemigo. puj~nt~ y
sediento de venganza, pero debIdo al lTIohvo IndIca– do no sólo resistió con bríos por más de medio mes, sido que para burlarse de los aliados continuó a vista de ellos el incendio de la parle oriental de la ciudad en que todavía pennanecían ilesos algunos edificios
Embestido por todas paries y batiéndose en retirad sobre la calle del lago, para salir en los vapores dEl~
lago que le aguardaban cerca del muelle, pudo ¡¡en ningsen, cuando más estrechado Se hallaba, ocupa ~
las ruinas del templo de Guadalupe, que Mariínez 1r abandonó torpemenfe, pensando que no se detendrí: en ellas y que continuaría de paso hasta la playa. En aquellas ruinas, protegido por aquellas paredes de piedra basáliica, todavía en pié, encontró su sal vación, soporlando con éxifo el sifio que a confinua" ción le pusieron las fuerzas aliadas. Detrás d~
aquellas paredes inexpugnables se bafió día y noche aunque le faliaron alirnentos y vio diezmados a su~
hombres por la epidemia del cólera, pudo sin ern~
bargo sostenerse heroicamente diez y ocho días al cabo de los cuales, en la noche del 12 de diciembre llegó Walker en Sll auxilio con 160 filibusteros, qU~
fueron bastantes par~ librarlo del ataque centroame~
ricano Los auxiliares que llevó Walker a Rivas abordo de uno de los vapores del lago, desembar~
caron en Tepetate y se abrieron campo a través de las líneas de los aliados, que cercaban a Henningsen en Guadalupe, hasta unirse con él que ya contaba entonces con sólo 150 soldados, muchos de ellos enfermos y casi todos debilitados. Amba3 tropas comandadas por el intrépido Henningsen, rompiero~
de nuevo, en la mañana del día siguiente, el círculo de bayonetas enemigas que las rodeaba, y se embar_ caron en el muelle a vista y paciencia de los aliados todavía amedrentados y corridos
Cuéntase que en la noche en que desembarcó el piquete auxiliar de Walker, llegó Marlínez hasta Tepetate a cerrar el paso sobre la playa con su columna de veteranos legitimistas, pero fue recha~
zado con energía y huyó despavorido por entre los matorrales de la playa, cubiertos entonces de vainas de pica-pica¡ cuyos pelillos le cayeron sobre los ojos y le dejaron casi ciego. El caballo que monfaba lo condujo al campamento de Jalieva en donde fue asistido con solicitud.
El general don Ramón Belloso, jefe de la divi~
sión salvadoreña, encargado de culorir con su colum~
na el camino del lago y muelle, sobre el cual había levantado buenas foriificaciones, Se llenó de temor a la vista del auxilio filibustero que entraba a Gua– dalupe por el lado de Santa Lucía, y pretextando sus desagrados con los jefes guafemal±ecos que cubrían otros puntos, abandonó súbitamente su puesto y huyó para Masaya, sembrando a su vez el pánico con las noticias exageradas que esparcía del desastre del ejército aliado Debido a esa cobarde fuga, Henning– sen encontró expedito su camino para llegar al muelle y elTIbarcarse tranquilamente Momentos antes de hacerlo, dió una última bofetada a sus enemigos, mandando fijar en el asta de una lanza clavada en la plataforma del Fueriecifo, una garra de cuero de res, según. la versión del filibustero Rache, o un pedazo de papel, según el parle oficial de Mariínez. con la siguiente inscripción en tinta negra: AOUI
FUE GRANADA!
JOSE DOLORES GAMiZ
(Tomado de una lccopilación de folletines del Diado "El Clonista" titulada: ¡'LOS FILIBUSTEROS lJ
_ Recortes del
Libro Inédito "Recueldos del Pasado" por JOSE, D GAMEZ.
En la primela página apalece esta nota: "Estos recOltes fOlman pat te de algunos apuntamientos autobiogláficos del
autor, y refielen hechos y noticias de Nicalagu8, que él mismo plesenció siendo niño, y cuyo lecuerdo h~ ampliado y
emiquecido pOI el estudio y la disqui'sición de más de 3D añoS
J D G
H - Implenta Meléndez, San Salvadol -sin íeeha-. AIChivo del Doctol Andlés Vega Bolaños)
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