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« Previous Page Table of Contents Next Page »da provefa una fuente de trabajadores fijos, pobremen. te aprovechados, pobremente pagados y sin esperanza
de meioramiento, asr como también un eorteio de segui– dores que le ayudaran a mantener su prestigio político,
militar y social.
No ha habido históricamente y no existe ahora nin..
gún freno efectivo al constante fortalecimiento de la ha·
cienda, excepto su misma subdivisión por herencia. En
1960, los especuladores fueron impulsados hacia la crea· ci6n de nuevas haciendas y el mantenimiento del las
víe;as, no solamente movidos por la búsqueda de una
defensa contra la inflación, ni solamente por la protec· dión obtenida tras una favorable estructura tributaria, sino por el persistente sentimiento colonial del prestigio
de ser un gran terrateniente.
El /lminifundio", en f;Qntraste con el "latifundio ll
,
se produjo por una más complicada variedad de razo· nes. Periódica,nente, desde la mitad del siglo dieciseis,
la corona intentó mantener frenada la codicia agraria
de los encomenderos y restituir las tierras a los indios. El esfuerzo tuvo éxito vario. Hacia el norte, desde la sabana de Bogotá, no solamente el e¡ido, sino también
cierta forma de la original estructura Chibcha de disper.
lis heredades, fueron restaurados. Cuando las tierras
de las reservaciones indígenas eran de buena calidad, los
grandes terratenientes las usurpaban paulatinamente, pe·
ro cuando las tierras estaban localizadas en las laderas pedregosas, que era lo más corriente, los luicios de pro· piedad eran menos frecuentes.
Desde la Independencia, han ocurrido migraciones locales a través de Colombia, tanto a las montañas como
a extraviadas áreas deshabitadas, en las que las tierras eran públicas o que los colonos migratorios consideraban como públicas. La más singular coloninción de peque. ños campesinos fue durante el final del siglo diecinueve
y principios del veinte, movimiento llevado a cabo por los Antioqueños denlro de Caldas y 10lima a ambos la· dos de la Cordillera Central. Esta colonización, descrita por Parsons, tiene gran similitud con la experiencia Nor· teamericana en su empuje hacia el Oeste. La tierra en la
que los colonos se fincaron estaba vacante, ora porque,
como en el caso de las tierras ricas de Quindío, habían sido despobladas por guerras intestinas y abandonadas
excepto por los "guaquoros 1t o violadores de tumbas, ora, como en el casa de las laderas montañosas de ToMma,
por lo áspero y escabroso de las florestas. Los colonos obtuvieron las tierras por medio de alocaciones guber. ,amentales y por la testaturada oposición a las viejas con. oesiones mantenidas y alegadas por compañias agrícolas reci"n organizadas. Entre 1847 y 1914, veinte pueblos Fueron fundados en C.ldas y Tolima y a sus alrededores la tierra fue distribuida en pequeñas parcelas.
Muchas de las haciendas particulares eran lo sufi·
:ientomenfe grandes para mantener a las familias, pero
'" el curso de los tíempos republicanos, las subdivisio· ,es de generación en generaaión, permitidas por el CÓ·
IV
Qu" debe hacer Colombia entonces, acerca de este lroblema agrario y qu" efectos puede tener en las re– aclones llntre los Estados Unidos y Colombia? Dos con·
digo de Napoleón, redujo muchas de ellas al grado de
"minifundios". La continuada tendencia hacia la subdi–
visión se puede ilustrar hoy por el hecho de que del 40
al 60% de los pequeños can'pesinos en municipalidades recientemente Elstudiadas dijel'On que había adquirido
'Sus fincas por compra: m~s que por herencia, significando COn ello que la herencia original había sido inadecuada,
y también por el hecho de (lue un buen número de cam·
pesinos poseían fincas fragmentadas en las que, en una
distancia d'l pocos kilómetros, trabajaban hasta media docenas de lotes diferentes de terrenos.
Con respecto a todas las formas de tenencia agraria,
tanto grande como pequeña, es un hecho notable en la historia de Colombia que la posesión de la tierra ha sido caracterizada por la incertidumbre. El hecho de que nun. ca ha habido un exhaustivo y exacto c.tastro ha ocasio· nado increíble confusión y conflicto. Títulos claros y de. finidos son muy escasos. Un. de las más frecuentes fuen· tes de descontento rural por ejemplo, que existe en Co–
lombia es entre "aquellos que ocupan las tierras en es..
píritu de propiedad pero sin tener títulos legales a las
mismas".
Las válvulas de seguridad del habitante dE! las zonas rurales en Colombia han sido y todavía son, por una par. te, el desplazamiento a las ciudades, y por otra, hacia tierras públicas baldías, pero estas válvulas no han ope– rado lo suficiente para dejar escapar la presión de las vie– ¡as zonas rurales. Aunque la proporción de la población rural Con respecto a la urbana ha disminuido de 77:23
en 1925 a 57:43 en 1953, la migración que estas cifras
enseñan fue producida no tanto por el creciente aumen..
to de probabilidades de empleo en las ciudades como por el irremediable aspecto do la situación rural. Grande. segmentos de las ciud.des en Colombia son sencillamen. te áreas trasplantadas de la rnise~ja campesina.
En lo que se refiere a terrenos de dominio público, desde el comienzo de la era republicana, la idea de des. plazarse hacia esas grandes extensiones de tierras bal. dlas, ha lI.mado la atención de los estadistas, de impre. parados inm!Jgrantes extranjeros y de ambiciosos agricul. tores. Pero el Gobierno ha tenido poco éxito en atraer
a colonos, en parte por la escasés del crédito necesario,
y en mayor parte aun por la permanente inaccesibilidad
de fales áreas. Para un Norteamericano
l
orgulloso de su
tradición familiar colorrizadora, la idea de inaccesibilidad es difícil de acept.r, pero para cualquiera que haya via. ¡ado en Colombia es muy explicable, pues hay una im. presionante diferencia entre las físicas aspe.idades de las fronteras de las tierr.s vlrgenes de Norte Am"rica y las de Colombia.
En la historia de la colonización de Colombia se en.
cuentra el proceso por el cual el "latifundio" y el "min'j.
fundio" llegaron a formarse y por el que mucho de I.s tierras baldías han quedado abandonadas. Es un presa. gio para el futuro que la misma dirección en el proceso histórico sigue prevaleciendo.
sideraciones subordinadas deben de tOlnarse en cuenta:
Cuán Importante consideran los lideres Colombianos el problema agrario? Y, qué clase de soluciones favore.
-1.2-
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