This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »trulJa frenie El. flonie con un. horrible monsiruo ¡Lucha espnnlosa! ¿Vencerá Enln18 Nonio? ¿,Vencerá el mons... trua? Lo veremos.
Quédese ella por ahora en sus n1.cdilacion.es y an_ gustias, mieniras nosoÍlos, continuando en nuestra ia-
rea <le VIaJeros, y abandonando por unos días la glan ciudad donde ianio so goza y donde lanto se sufre, hacernos una pequeña excursión en la anfigue pro– vincia de Normandía
CAPITULO XXVII EL PADRE JACINTO
Al dejar a El'nn"1.a, profundamenie ünpresionado, el desconocido fon1.ó al acaso por varias calles que iba reconiendo sucesivamente, sin darse cuenta de
los puntos por donde pasaba; Ían ensinlismado y ab–
sorío le había dejado la aventura con la hermosa rnu– jer a quien había salvado tan oportunamente de los u1±rajes de un bon-acho Encontróse de pronto en la calJe Blanche, bajó a la plaza de la Trinidad, tornó por
la Chaussée-d'Antin, iorció por el boulevard de los ¡{alianos, y se deiuvo por fin en el boulevard de las Capuchinas, anfe un letrero hecho con le1ras de gas,
que decía: "Conferencia del padre Jacinto sobre el paganjsmo"
Paróse un lalo; dirigió algunas preguntas al que estaba a la pueda, y eniró en seguida al lugar de las conferencias La sala es baja y pequeña, indigna de una ciudad corno PalÍs; pero el hombre que ocupa la tribuna es grande y merece ser escuchado Enirare– ¡nos, pues, con el inglés, para oír lo que va a decir el padre Jacinto Figura muy conocida en todo el rnun– do por sus apostasías y sus disputas con el Papa, es el padre Jacinto hombre como de cincuenta y siete años años de edad, algo pequeño y robusto, los cabellos largos, grises y crespos, pero ernpezando a ser calvo, con un tnechón ralo de pelo largo en la pade de ade– lanie; la frenie muy grande, la nariz larga y alia, los ojos pequeños y las cejas muy marcadas, las mejillas pronunciadas; no lleva ni barba ni bigote; estaba ves– iído con un hábiio negro, pero dejando ver perfecta– mente el chaleco, la levita y el pantalón; el cuello de la camisa blanco, fieso y redondo Se exalia al hablar
y hace movirnien:l:os apasionados; suda, y se enjuga el los±ro con frecuencia Truena su fuede voz en la tri–
buna, predicando contra el paganismo do París en los Hernpos pasados y presentes, tan parecido al paganis– mo griego y romano Recordó la historia de San Dio– nisia, cuando por prünera vez llegó a la antigua e
inieliz aldea de Luteda; habló del emperador Teodo–
lO, de la diosa Razón, de Prudhón, de Pascal, de Bossue±, de la Revolución. francesa y. de sus terribles extravíos Dijo que la infalibilidad del Papa era pa– ganisrno; que la adoración de la Virgen de la SaleHe
y de Lourdes era paganismo, y que la verdadera doc– hina de Cristo se oponía a esos elTOl"eS y embusles Se veía claramente que era un apóstala, un hereje, un excomulgado el que tales palabras lanzaba desde la tribuna de la sala de Conferencias de París; pero no puede negarse que aquel hombre tiene elocuencia e instrucción
Al hablar de Par5s, dijo que era la ciudad del paganismo por excelencia; adoradora de la rnateria; SeITtejante a la cortesana hennosa y adornada, a quien fodos elogian y desean, pero con quien nadie se ca–
Sal ía legalmente, buena para un viajero, que pasa
pocos días mirando sus H'LOnUmentos, sus teatros y pa~
seos, pero de±eslable para el que tenga que pasar allí toda su vida En París se ado1"an y veneran rnuchos
dioses, corno en el Olimpo de los griegos,. pero aquel que II eva la preferencia es el Becerro de Oro Tam_ bién Venus liene allí aliares: las mujeres hermosas son endiosadas; se rinde culio a las gracias; se adora la belleza plástica; se. iJ'nplora la protección de Marte, el guerrero es visto con adrniracián; los IUOl1.Umentos públicos se llaman Panteón, Odeón, Elíseo, Campos Elíseos; los manes de Solón, de Milcíades, de Temós– t.ocles, de Leónidas, deben vagar por aquellos recin– los. Si resucitase Aspasia, Friné y todas las corlesa– nas de Grecia
t
encontrarían sus iguales en los peque-
ños palacios del Parque Monceau o en los pasadizos y los palcos del Edén-Théafre, de Folies-Bergéres o del Hipódromo PalÍs es una imifación de )a a.ntigua Ate– nas Se le parece en sus poetas Esquilo y Sóf.oc1es
t
Víctor Hugo y Lamarline; en sus oradores FOClón y
Demós±enes, Gambei±a y Julio Fabre, en sus filósofos Sócrates y Salón, Julio Sünón y Aimé Martín; en su literaiura, en su espíritu, en sus cortesanas, en sus pa– seos, en sus juegos, en su culio a lo bello, en el refi– namiento de las belas aries, la escultura, la pintura, la música, el grabado: en una palabra, en todo lo que un pueblo puede parecerse a otro pueblo.
A.l concluir el padre su arenga, muchas personas fueron a felicitarle; y su esposa, que le acornpaña siernpre, daba a los que le saludaban las señas del iemplo donde el padl e debía predicar en los días si– guientes
No pudimos saber qué doctrina o religión profesa el padre Jacinto El no es católico, puesto que se ha separado de la Iglesia de Rorna y está en enfredicho con el Sumo Pontífice; no perfenece a ninguna de las ramas de la religión. protestante, porque todas las cornbate igualmente; no es judío, porque reconoce, según parece, la divinidad de Cristo y no está espe– rando al Mesías; tampoco es rnahome±ano, ni pagano, ni librepensador, ni ateo Sigue una religión que él ha inveniado: diríase que se propone ser fundador de una secta Parécenos, empero, que llega un poco tar– de a tamal parie en la coniienda, y que tenernos ya en el mundo más sectas y religiones de las que nece– sitarnos Este siglo no es propio para totnar por lo se– lio las cuesfiones feológicas; y si todavía vernos, de tiernpo en fielnpo, levanfarse alguna propaganda re– ligiosa, corno la del ejércilo de salvación (Salvafion Army), que ha logrado influir en las clases bajas de Londres, es más bien una renovación de antiguas doc– frinas, hecha con miras especulativas, que una nueva secta o religión diferente a las deluás
Las religiones han. tenido, sin duda, gran influen– cia en los destinos de los hombres; pero día por día la filosofía y la razón les van disputando el imperio del mundo Llegará una época en que nuestras ac– iuales creencü:~s serán vistas con tanfa extrañeza corno rniramos ahora las de los griegos y romanos; y mu– chos de los seres a quienes se rinde hoy adoración, serán fal vez mañana, para nuestros descendientes, más incomprensibles que 10 son para nosotros Júpiter, Safurno y Venus aLlegará el mundo a fener alguna vez una sola religión'? ¿,Llegará a vivir enteramente sin ninguna'? ¿,Podrá el hombre convencerse en algu– na época de que es necesario ser justo y bueno sin las amenazas del Infierno'? ¿,Bastará la sola razón ilustrada para rnaniener la sociedad? Cuestiones son éstas que apenas nos atrevernos a iniciar, y cuya re_ solución es preciso dejar a los tiempos venideros A
iodo el :Inundo inieresan, pOlque nadie, por :InUY in–
diferente o rn.uy filósofo que sea, ha dejado de pensar alguna vez en. una posteridad incomprensible, en una vida futura, en un alma inmortal, en un algo más allá que nos explique y aclare la razón de nuestra existen– cia sobre la iierra ¿Concluyó iodo? ¿Seguiremos vi– viendo'? ¿Tenernos un fin'? ¿,Tendremos pena'? ¿,Ten– drernos reco:rn.pensa? ¿Iremos a un cielo? aIremos a un infierno'? ¿,Verernos a nuesiros amigos, a nuestros padres, a los seres queridos'? Estas consideraciones noS sugiere siernpre la predicación de un sacerdote
t
-159-
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »