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« Previous Page Table of Contents Next Page »es clIItimalon también su reconocimiento al Gral. Cha-
y • lb'" I morro. La inconformidad libere co ro aOllno con B ~a"
la situación internacional de los conservadoles, y prln· cipió la efervescencia política, preparatoria de los gran– des trastornos revolucionarios.
Con respecto a Nicaragua se presentó una paradoja en la polrtica continental los Estados Unidos cortaron sus relaciones con el Gobierno del Gral Chamarro, y Mé· xico se mostr6 enemigo del mismo Gral. Chamarra por los antecedentes de sus ,elaciones estrechas con el Go·
bierno dé los Estados Unidos.
Este campo era plopicio al doctor Juan Bautista 5a· casa y a su paltido. Vino primelo el levantamiento de Bluefields, y después la invasión de emigrados con un .poyo descomun.1 por p.rte de Méjico. El Gral. Chamorro se defendi6 con energía, pero su situación se hizo in– sostenible por las complicaciones exteriores. Cedió a la presión del Gobierno Americano, y entregó la PI esiden.. cia a don Adolfo Díaz. La revolución había tomado ya demasiado CUCI po. El Gobierno de Díaz, a pesar del re· conocimiento y del apoyo de los Estados Unidos, sufrió
I eveses, y las fuerzas revolucionarias avanzaron hacia el interior El triunfo de la revolución hubiera sido un fracaso estrepitoso 0n la política continental do los Es· tados Unidos. la gran potencia del Norte hubiera apa.. recido derrotada por Méjico en el ejercicio de la ¡nfluen· da en 105 pafses dol Mar Caribe, de que se ha Inostrado tan celosa. Para salvar esa situación complometidll, el
Presidente de los Estados Unidos envió a Nicarc.'tgua una
misión espociaHsima, a cargo del Coronel Henl'Y L. Stimp~
son de!ttacado personaje de la polítie~ norteamoricana. Esa misión no fue bien recibida al principio por .;; Directores del P.U'.ido liberal que aduaban en Puerto Ca.. bezas. Pero puesto el señor Stilnpson en contacto en Tj~
pitapa con el Gral José María Moncada, logró impresio– narlo de manera favorahle a la l)aci~icación de Nicara a gua. El Glal Moneada hizo evolucionar a su paltido en redondo hacia una política de amistad con el Gobierno de los Estados Unidos.
Los dos )Jartidos antagónicos no trataron dj¡ectamel1~
te entre ello!t en esta ocasión. Ni si,!uiera se pusieron en contacto. Cada uno trató por separado con el poder interventor, que se colocó en el vértice de la política ni~
caragücnse y dict6 las soluciones Entonces reapareció el proyecto de solucionar el conflicto hisfól ico y sangrien.. to de los dos partidos, por medio de unas elecciones li– bres presididiJs por nutoridades electorales extranieras en esa forma insólita se celebló el convenio de paz sobre estas bases esenciales. Primera: Desarme total de los contendientes y entrega de las armas al poder inter~
ventor. Segundo: Elecciones libres supervigiladas por los malinos americanos para elegir autoridades suprc:l~
mas Tercera: Formación de un ejército apolítico que sería orgnnizado, educado y entrenado por militares de los ESlados Unidos.
El desarme de h;Js dos contendientes para expeditar una elecci6n libre, es cosa extraña como soluci6n de una guerra civii, pero tiene sin embargo antecedentes en la historia de Nicaragua. El año de 1833 después que el PI'esidente Herrera sofocó una rebelión se plante6 el di~
ficil problema de las elecciones. Salt.ron como candida– tos, por una pa, te José Zepeda, Jefe de las fue"as .r-
madas de León y por otra Cándido Flores que comanda· ba las tropas de Granada. Copiemos integro lo que es– ribió un cronista del siglo pasado.
"Cuando llegó la época en que debía hacerse la re~
gulación de los votos, la representaci6n de Granada se resistió a concurrir a Managua, donde debía reunirse la Asamblea electoral, por temor de que se le violentase con apoyo de la GU8ldia, que era leonesa. Entonces pa.. recía inminente el conflicto sangriento; y el señor Presbí· tero don José María Estrada, suieto de mucha valía, y que era amigo de gran influencia de los dos jefes anta~
gonistas, deseoso de evita
I que volviera el derramamien~
to de sangre, propuso y fue aceptado el medio de que se hiciera desde Masaya hasta Mateare, incluyendo a Maa nagua, una zona neutral, sin ninguna clase de fuerzas armadas".
"Este medio sabiamente escogitado parecía deber conducir irremisiblemente a la solución pacífica de las dificultades; pero, como si una mano oculta impeliese al país en la senda de los desbordes, no pudo tener efecto". Mas adelante el mismo cronista donosamente reta– ta el fracaso de aquel p&imer proyecto de desarme de las fuerzas que en pugna irreconciliable han desgarrado a Nicaragua
"los representantes de Granada llegaron a Managua el dia designado par. la reunión de la Asamblea Electo. rol. En la ta,de del mismo dí. circul6 la nolicia de que los Replesentantes de León estaban en Mateare con dos~
cientos nombres. Alarmados, los granadinos se retiraron. Llegaron los leoneses soJos, y habiendo sabido que sus colegas de Granada se habían retirado por desconfianza, les escribieron disipándoles todo temor a que re9resa~
'Sen. Volvieron los granadinos; pero antes de que llega .. ran circuló en Managua la noticia de que iban con tro~
pas; y los leoneses, alarmados a su vez, se retiraron. Los granadinos hicieron entonces con sus colegas de León los mismos oficios ele escribirles inspirándoles confianza e invitándoles a que volviesen. Acceden los leoneses a es~
fa invitación, y cuando !lO aproximaban circula por ter.. cera vez la fatídica noticia de que llegaban armados, y se retiran los granadinos, quedando "ipso fado" roto el convenio u
La desconfianza mutua entre dos fracciones del mis..
mo pueblo hizo fracasar en esta vez el proyecto de desar~
me para solucionar sin sangre las discrepancias políticas, on una práctica democrática Un siglo después el mismo sentimiento de enconada desconfianza perduraba en el c.orazón de los nicaragüenses, e hizo que, para poder de.. jar de pelear por la misma cuestión de prevalecimiento, tuvieran que resignar las armas on manos del extranie~
ro. Consecuencia inmediata fue la ocupación militar de nuestro territorio por fuerzas de la Marina de los Estaa dos Unidos, que por varios años fue preocupación para el patriotismo nicaragüense y alarma para toda la Amé· rjca española. Las consecuencias mediatas fueron tres elecciones supervigiladas, en que lucharon las dos enti· dades históricas antagónicas, y la organización del eiér~
cifo de Nicaragua en nueva forma y sistema
Inmediatamente después de pacificada la República el poder interventor planteó la celebración del convenio para la creación de la Guardia NClcianal. Fungía siem– pre en la presidencia don Adolfo Día., y su Ministro de
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