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aUnlento de la In!luencia de los Estados Unidos, el ~ró'

ceso de esa nueva organizaci6n de 10$ eiércitos 'e vino

quedando dormido. Las quejas conservadoras contra la

opresi6n del eiército en la elección, fueron vistas como

una coyuntura para revivir ese proceso. La Legación

Americana conversó COn el candidato triunfante don Car..

los Solór%8no, y el problema de la creación de una Guar·

dia Nacional, formada, instruída y organizada por oficia–

les norteamericanos fue planteado en definitiva.

Es triste, pero es la verdad que en Nicaragua no

había existido, desde la Independencia, un ejército na·

cional. Había muy buen material humano para formar..

lo: soldados valientes, oficiales bien fogueados, jefes

inteligentes y experimentados en las guerras civiles. Pe·

ro un ejército nicaragüense, c;on disciplina y pensamien..

fa nacional, no había actuado en nuestra existencia de

república independiente. Han existido un eiército con· servador y un ejército liberal, llenos de mutuo antago–

nismo. Solo una vez en el siglo de la república han pe–

leado ¡untos, por una causa nacional, esos dos elércitos:

en la guerra contra Walker. Pero aun entonces, bien examinados los hechos, más que un 5010 eiérdto, pare– dan dos e¡ércitos aliados, afrontados a un enemigo co–

mún, pero sin olvidar sus hondas discrepancias, y listos para romperse cuando remataran al extraniero.

El Departamento de Estado otorgó, por fin, su reco·

nacimiento a don Carlos Solórzano, antiguo conservador

que habfa surgido a la Presidencia de la República con el voto del partido liberal y di> algunos conservadores.

Ado contrnuo principio a discutirse entre los dos Gobier– nos un convenio para clear la Guardia Nacional, como un paso para perfeccionar el sistema elector31, y también para dar cumplimiento a la Convención de Limitación de Armamentos.

El Gobierno de Solórzano no se allanó asl no mAs

al pensamiento. Presentó suave resistencia, puso distin·

gos y obtuvo rebajas. Por último llegó a la creación de la Guardia Nacional en virtud de una ley emitida por el Congreso Nacional el 23 de Abril de 1925, y sancio· nada por el Ejecutivo el J S de Mayo del mismo año. Esta ley la firmaron como Presidente dos Carlos Solór–

zano, y como Ministro de Gobernación don Bartolomó

Martínez. El CONSIDERANDO de esta ley se expresa asf:

"Que por el artículo 2 de la Convención Sobre Li·

mitacil," de Armamentos celebrada en Washington el 1 de Febrero de 1923, entre la. Repúblicas de Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, Honduras y Guatemala, Nicara·

gua se comprometió, como las otras altas partes contr.– tantes, a establecer una Guardia Nacional que cooperase con el Eiército en la conservación del orden público, DE·

CRETA ." En el Artfculo 2 de fa ley se define el nue–

vo instituto de la manera siguiente:

"La Guardia Nacional es una institución ajena ato·

da influencia política, destinada a mantener el orden social con el triple carácter de policía urbana, policia ru– ral, y policía ¡udicial".

"El Ejército es independiente de la ~uardia Nacio–

nal, aunque en caso llegado, ambos deben cooperar a

la conservación del orden público en la forma que las

leyes determinen".

Como se ve, en dicha ley se atendía más, con la

'undacl6n de la Guardia Nacional, el problema de la Ii·

bertad electoral, que al problema de la formación de

un eiército nacional sin vinculaciones partidaristas, como denominador de una política de car.ácter nacional, con miras a fortalecer a Nicaragua en su calidad de cifra in– ternacional en el Continente. Esta fue una de las rebajas

obtenidas por el Gobierno de Solórzano.

El 18 de mayo de 1925 el Ministro de Relaciones de

Nicaragua don José Andrés Urtecho se dirigia al Encar–

gado de Negocios de los Estados Unidos, pidiéndole, que

se dignara "Solicitar sin demora del Gobierno de Estados Unidos de América, los o~iciales expertos que habrán de organizar, y dirigir en definitiva la Escue-Ia, o rama de Instrucción anexa a la Guardia Nacional"

Dras después, el 29 de Mayo, se ve precisada la Cancillería a emplear dicha nota, solicitando tIque los marinos de la Guardia de la Legación, que ultimamente vinieron con alguna preparación para organizar la Es– cuela de dicha Guardia, proceda a hacerlo en el menor tiempo posible".

De todo esto resultó solamente el nombramiento de

un alto oficial americano como Jefe de la Guardia Pre–

sidencial. El Gobierno de don Carlos Solórzano habia

entrado mientras tanto, en muy serias dificultades. Por

el trato de la cuestión militar se habían enfriado las re–

laciones con el Gobierno de los Estados Unidos. La Guar·

dia de la Legación Americana, que había sido una esta– ca inc~moda a la soberanía, pero indudablemente favo· rabie al mantenimiento de la paz, fue retirada de nues– tro territorio. La fracci6n conservadora que encabezaba

don Carlos Solórzano principió a descon!iar del libera–

lismo, y tendía hacia un entendimiento con el resto del partido conservador, que permanecía en hostil espectati–

va. Un golpe militar de la guarnición de la Loma derribó al Ministro de Hacienda liberal, doctor Albino Román y

Reyes, que era tenido por el más fuerte representativo

del liberalismo en el Gqbierno. Este malestar fue lo– grado por los opositores, y el candidato derrotado Gral

Emiliano Chamorro, inconforme con su fracaso, se apo–

deró de la fortaleza de la loma de Tiscapa, y dominó por completo al Gobierno de la República.

la Legación Americana miró con simpatía este gol.

pe militar. Y si las cosas se hubieran conservado dentro

de las apariencias constitucionales, y sin violar las cláu–

sulas de los tratados de 1923, que el Departamento de

Estado había elevado a la categoría de doctrina para sus relaciones con los países de la América Central, el fun– cionamiento hubiera seguido normal, y talvez se hubie–

ra llegado desde entonces a una organización del Ejér. cito en f,orma apolítica, en virtud del entendimiento de

los dos partidos, por la mediación del Departamento de Estado.

El Gral. Emiliano Chamarra dio un paso arriesga~

do al asumir la Presidencia, contra la opinión manifiesta del poder interventor. Los conservadores parecieron ol..

vidar la fuerza incontrastable del imponderable, y pero dieron el sentido politico que los había hecho podero.

las anteriormente.

Diffcil es que un Gobierno en la América Cenlral

pueda durar en el mando sin el reconocimiento del Go.

bierno de los Estados Unidos. Las Repúblicas de Centro– américa siguieron la doctrina de los tratados de 1923,

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