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pedido constiiucional de 58 que organizó el país, el

Earfido vencedor, el padido progresista ha quedado dueño del carrtpo y en época felicísitna para refolmal

la Constitución que nos ha dado estabilidad en el in~

:l:crior, y crédito, tanío COrrtO ha sido posible, en el ex–

terior

Defraudaría las aspiraciones generales, la próxi– rn a Representación Nacional, si no trajera el propósito elevado de perfeccionar la obra del partido vencido

en los comicios de 1886

por algo imporfantísimo debe de esfar caracferi–

zada el padido progresista, de l"nBnera que pueda fun– dir Y dar unidad a las diferentes fracciones que lo componen Ese algo no puede ser ni más grande ni rnás justo que la reforma de la Consfifución

y si no basta la palabra convencida de un simple partidario, ahí está la del Jefe ilustre del parlido plO– gresista que ha proclamado muy alio, y en muy so– lemnes momeníos, la reforma de la Ley Fundamental Ahí está su memorable Mensaje de 1883 Habla con la experiencia que da el mando y la observación de

su poderosa inteligencia He aquí sus ideas:

"Es imposible, dice, que un pueblo que desea marchar a pasos rápidos en la vía del progreso, conti– núe desarrollándose en el estrecho molde que le fue frazada desde hace un cuarfo de siglo; y no se diga que las refonnas ponen en peligro las ventajas alcan– zadas, porque cuando esas reformas llegan a ser ne– cesarias, si no se realizan, el peligro está en los pue– blos que se conmUeven para rornper las barreras que

se oponen a Su desenvolvimiento Citaré como ejemplo

de la defectuosa organización establecida por la Cons lifución de 1858, la dualidad del Tribunal Supremo de

Justicia. Lo que entonces era una medida conciliado–

la, indicada por las divisiones e intereses locales do– minantes, es ahora una rémora: hace los pleitos más costosos y dilatados, y constituyendo a cada una de las actuales Corfes en Tribunal Superior, competente para derogar los fallos de la otra, e imponer multas

a los Magistrados que la componen, ocasiona a veces

un lamentable antagonismo entre los dos Alfos CUGl– pos Judiciales, con grave perjuicio de la recta admi_ nistración de justicia"

Esa labor pah iófica, pues, debe fener c01nienzo en el aciual período administrafivo, si además se de– sea la cohesión del padido progresista, y que, sus adversarios no se aprovechen de ese desbarajuste que se nota en los varios círculos reunidos bajo los plie– gues de aquella bandera La posesión del poder fiene por objeto la realización de algún ideal, la encarna– ción de algún principio o el ensanche de ideas nueva– mente establecidas. Poseer el Poder por poseerlo, no es cu:rnplir con los fines políticos de la nacionalidad, ni safisfacer ]as exigencias de la ley ineludible del progreso En la múltiple variedad de los actos huma~

nos, todo debe propender, políticamente hablando, a

la perfección de la vida pública y social, si se desea. no ser desairado por las mayorías

El partido constitucional de 58 nació, creció y está desapareciendo de la escena pública, después de ha–

ber cumplido el difícil enCargo de reorganizar un país despedazado por la derrtehcia de sus propios hijos; y seguirá viviendo por mucho tiempo en el catnpo pací– fico de los consejos, 111as no en la vida militante, por– que no le es dado a quien las fuerzas le faltan Y no es una sin'lple metáfora esta afirmación Es ley de to– do lo hunmno, individuos o parlidos-, nacer, crecel

y 111orü, legando a los su.cesores la herencia de sus vii1udes y errores Tengo para mí, que parlido qua gobierna y se deja vencer, ha llegado al ocaso de su can era De consiguienfe, no nos quedan más parlidos en lucha que el progresista que gobierna y el liberal que pretende gobernar

Sin embargo, justo es reconocer que el parlido vencido en los comicios de 86, deja sus santos en el

Calendario nacional, sus n-tárfires y héroes en los cam– pos de batalla, sus pa:h iarcas en el hogar, sus profetas en los anales, y por último, sus apóstoles que aun pre~

dican su doetrina Puede ser que la muerte de hoy, sea la de Lázaro, para resucitar mañana con empuje vigorosó En±onces: "vae victis'" ¡Ay de los venci– dos!

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Para la Reforma de la Ley Fundamental, están los dos carninas trazados por ella misma Puede ser "total" o "parcial": la pritnera es engorrosa, dilatada, y produce conmociones; la seg'll.nda, expedita y aleja– da de peligros En ese caso, pues, nada más prudente que decidirse por la "parcial", tanio más cuanto que así conservarnos en lugar sagrado el monumenio de nuestra reorganización política

Me basta tener en mi apoyo la conducta obser– vada por los estadistas americanos, que han respeta– do su Constitución polUica de 1787 Apesar de sus en– miendas de más farde, el Capitolio de Washington es–

tá lleno con guardarla y hacerla. curnplir por iodos los Estados de la Unión

Además, en toda obra úl±il, creación de inteli_ gencias distinguidas, por imperfecta que sea, por anor– males que parezcan las circunstancias en que se dió a luz, siemprG refleja el destello de pensamientos ele– vados, dignos de conservarse perdurablemente eli el corazón de los ciudadanos ¿Por qué relegarla al ol– vido'?

La tarea de la prOXl1TI8 Repl esentación Nacjonal es obvia, por demás sencilla, aunque gloliosa Ella es la obra de un poco de buena voluntad que se enfren– te decidida a las preocupaciones de los que están bien hallados con el modo de ser actual Tendlá sus ad– versarios y enemigos que la desacreditarán ante los ojos de las multitudes sencillas; pero qué importa

Toda refOllTIa es el principio de un calvario ignomi– nioso Los espíritus fuertes se entusiasman con las di– ficul±ades, y las vencen¡ los débiles se anonadan, y abandonan el campo

No creernos, no podernos Cleer, que la próxima Replesei"liación Nacional rehuya la lid que provoquen sus tareas, si al fin y a la postre, ha de estar de su parle la vicioria

Tampoco dudamos que los partidarios de la refor– lua total d? la Consiifución queden safisfechos con la reforma parcial, que deja en pie algunos vacíos en la ley primitiva y que no pueden llenarse sino echando abajo la obra de 1858 Les hago plena justicia Ni en el fondo, ni en la forn:ta de ese imporlan.l:ísitno docu– n1.enfo hay plan ni rnétodo. Ofra cosa sería si tuviera algún parecido a la Constitución Argentina de 1860

Su primera parle: "declaraciones, derechos y garan– tías". La segunda parle: "autoridades de la nación" Todo es metódico, ordenado, y en lenguaje castizo, claro, terminante

Sin embargo, los partidarios de la refOln1.a par– cial, no van descaminados Es principio científico pa– sar de lo simple a lo c01npuesio, de la parie al todo, para asegurarse el éxi±o que se desee ¿Por qué no ha de proceder de igual suecie el pueblo nicaragüense en el paso avanzado que le trazan su larga experien– cia y los principios del moderno derecho político'?

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