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brlamos adelantado en 60 años de vida independien. te! Tal vez estaríamos a la par de Chile, y de la Re– pública Argentina. Pero nuestro fatal destino debía llevarnos por una vía dolorosa de sufrimientos y a esa guerra siguieron otras y otras. Centro_América pare– cía más bien un campamento que una sociedad orga– nizada y como consecuencia de esas luchas tuvimos la más h~rrible calamidad que hayamos sufrido en nuestra VICia política. la disolución del pacto federal en 1838, es decir, la disolución de la patria, formando de ella cinco fracciones que son el escarnio del mun· do. ¿Y qué han valido los esfuerzos de esa pléyade de patriotas que se han sacrificado por la santa causa de la reconstrucción nacional'? Nadal Ahí tenéis la tum– ba de Francisco Morazán, vilmente asesinado en San José de Costa Rica por los separatistas, ahí están las tumbas de JOl!lé Francisco Barrundia, de Barrios y de Cabañas, quienes duermen el sueño del olvido sin ha· ber realizado su ideal, ahí está, fresco aun, el cadáver de nuestro ilustre compatriota Máximo Jerez. quien después de haber llevado una vida de sufrimientos por la gran causa de la Unión Centroamericana, reci– biendo siempre desengaños en recompensa de sus sa– crificios ha muerto en tierra extraña, sin que hayamos podido tributarle los honores que mereciera. ¡Pero no importa, ilustre Jerezl Algún día los hijos de la Re– pública del Centro de América OS levantarán un mo– numento digno de fu memoria al lado de los de Mo– razán y de Barrios, de Cabañas y de Barrundia y en– tonces cada año iremos, tus hijos, en el pensamiento, a derramar lágrimas de grafitud sobre fu sepulcro.

Pero dejemos, señores, esas épocas de frisfe recor– dación que solo han dejado por fruto los escombros de las obras de nuestros mayores Contemplemos nuestro presente y gocemos reseñando nuestros ade-lantos. •

Nicaragua, se dice, ha entrado de lleno en el sen· dero del progreso. sus risueñas llanuras empiezan a ser surcadas por el ferrocarril, el felégrafo frasmife por fodas parles nuestros pensamientos con la veloci– dad del rayo. No seré yo quien prefenda desconocer lo mucho que significan esos adelanfos conquisfados bajo la sombra bienhechora de la paz, pero ellos va– len bien poco en comparación de lo que nos falta

¿Qué &e hizo aquélla célebre Universidad que nos legara Fernando VII, el aufócrafa de las Américas, co– rno se le ha llamado, en la cual recibieron sus luces fantos hombres ilustres que son la honra de las lefras Cenfroamericanas? La hemos desfruí.do sin duda por– que era obra de España y al destruirla cegamos la

fuenfe en donde el pueblo se ilustrara en otros fiem– pos. ¿Dónde esfán esas escuelas de artes y oficios esas escuelas de agricultura, en las que se formen: nuestros artistas, ingenieros y arlesanos, y se estudie científicamente el modo de cultivar los campos'? ,¡lDón– de esfán esas bibliofecas populares destinadas a di– fundir la luz de la civilización a los hijos del pueblo en sus horas de solaz~ Pero es inútil que os siga in_ terrogando. nada de esto exisfe, fodo es música del cielo para nosotros. Y así nos admirarnos de que aún no haya terminado el espírifu revolucionario, cuando muy poco hemos hecho por rasgar las nieblas de la ignorancia, que es la causa de nuestra miseria, de nuesfros males

Emprendamos, pues, la misión salvadora de la civilización, fundando escuelas nocturnas, dando con– ferencias en las que se demuestre a los hijos del pue– blo la nafurale:za del Gobierno Republicano, los dere– chos que le corresponden corno ciudadanos y fambién sus deberes.

Eduquemos a la mujer, ese ángel desterrado del cielo para compartir nuestros males y enjugar nues– fras lágrimas. Ella con su triple carácfer de madre, de esposa y de hija, está llamada a regenerar las socie– dades Dadme un pueblo culto y allí se dedicará pre– ferente cuidado a la educación de la mujer. Dadme un pueblo atrasado, fanáfico y revoltoso, y allí la edu– cación de la Inujer esfará abandonada.

Pero al emprender esta misión civilizadora evi– femos desterrar la Religión de la enseñanza, porque entonces, en lugar de civilizarnos, caminaremos, sin duda, a la sima insondable de la corrupci6n. "La re– ligión, ha dicho el ilustre Cubano Jase de la Luz y Caballero, es verdadera piedra filosofal que hasta la escoria la convierte en oro, la desventura en alborozo Sin ella no hay amor, y sin amor, la tierra es

U11 yer– mo espantoso, no ya un valle de lágrimas, que es mil veces preferible, pues las lágrimas se enjugan y es bueno que se viertan"

Cuando hayamos difundido la enseñanza por fo– das partes y confemos con escuelas de agricultura, con escuelas de arfes y oficios, con Liceos y Universi– dades, podremos enorgullecernos, porque el pueblo conocedor de sus verdaderos derechos, sabrá despre– ciar como se debe a esos falsos ap6sfoles de la liber– tad que le lanzan al sacrificio con el único fin de sa– fisfacer pasiones innobles, y entonces podremos salu– dar con verdadero regocijo el 15 de Sepfiembre de

1821

DOCTOR J. DOLORES ESPINOSA

Nació en Le6n a mediados del siglo XIX. Hizo sus estudios en la ciudad universifaria para después graduarse de Médico y Cirujano en la ciudad de Philadelphia, donde permaneció por algún tiempo De regreso a Nicaragua contrajo primero nupcias con la señorifa Isidra Vado de la ciudad de Grana– da. Aquí ejerci6 con éxito su profesión, ¡¡¡ llamado de Guafemala para combafir la fiebre ~marilla se trasladó a esta República, radicándose en San Mar– cos. Habiendo enviudado contrajo segundas nup– cias con la Srüa Antonia Sánchez, guat"malteca, con la que procreó varios hijos que han conservado la tradición familiar en el amor a las artes y a las ciencias.

Figuró el docfor Espinosa enfre los infelectua-

les leoneses que fomenfaron el ambiente de intelec– tualidad en el que surgió la figura descollante de nuestras letras pafrias. Rubén Darío Fundador, junfo con el docfor Tomás Ayón, del Ateneo, so– ciedad científica literaria de León, el Dr. Espinosa, que era famoso por su fecunda oratoria, leyó en la Velada liferaria con que aquella sociedad inició sus funciones, el trabajo que a confinuaci6n publica–

InOS en esta Anfologí.a del Pensamienfo Nicaragüen– se.

El Positivismo en Filosofía y el Romanticismo en Literatura eran las docfrinas que susfentaba el doctor Espinosa de las que es curioso exponente el trabajo siguienfe.

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